En La Carta Esférica eres la pérfida Tanger. ¿Qué ha sido lo mejor de interpretarla?

Tanger no es un personaje atípico, al contrario, mi personaje es el clásico, la mujer fatal de la historia del cine, que está cargado de féminas así de perversas, de malas, de manipuladoras y mentirosas... Son mujeres que van engañando y logrando que los hombres sucumban a su paso, y a los que usan para alcanzar sus objetivos. Lo divertido de interpretar a Tanger es el punto canalla que tiene.

¿Cómo construíste el personaje?

Con la novela, a pesar de que yo no encajaba a priori con la descripción que hace Pérez Reverte, porque en la novela es una mujer muy masculina, muy andrógina, rubia y pecosa, y yo soy más mediterránea, más femenina. Por eso me centré en la parte psicológica del personaje. Es una mujer que se ha ido endureciendo y que se aleja del mundo de los sentimientos, y por eso busca barcos y tesoros hundidos.

Tanger es el motor de esta historia...

Si, todos los personajes van a remolque de esta mujer. Lo que pasa es que hay una mirada muy masculina sobre el personaje de Tanger. Por un lado la vemos a través de Arturo y por otro a través de los ojos de Coy. Si contáramos la historia desde el punto de vista de Tanger nos quedaría una historia muy distinta. Pero me divierte y me fascina, porque el de Tanger no deja de ser un arquetipo de la literatura y del cine de todos los tiempos.

Las escenas de sexo tienen mucho peso...

Si, y las escenas de sexo son fundamentales porque es donde realmente vemos a Tanger y sus contradicciones, porque de otra forma sería un personaje demasiado plano. Por eso, para mí, esas escenas definen a una mujer en lucha consigo misma porque no puede permitirse sentir, enamorarse ni dejarse llevar por el amor.

Tanger es muy apasionada, ¿considera eso una virtud?

Pues creo que si, porque esa pasión hace que sea una persona obstinada en el logro de sus metas. Lo que pasa que lo hace a costa de cualquier precio, y ahí se convierte en algo mosntruoso. Como personaje es muy fascinante pero a mi no me gustaría cruzarme con una Tanger en la vida real, la verdad, porque probablemente me traicionaría.

¿Cual fue el mejor momento de todo el rodaje?

Cuando dejamos el barco y bajamos a tierra. Aunque la verdad es que hubo momentos divertidos a bordo... pero me resultó muy duro trabajar en el barco, moviéndolo para buscar la luz adecuada, con el sol, los mareos...

¿Iría a buscar el tesoro de un barco hundido, como hace su personaje?

No, porque a mi los bracos no me llaman nada. Para mi la aventura de mi vida es dedicarme a esta profesión, contar historias y meterme en ficciones, por lo que la aventura real para mi pasa por la relación con las personas que tengo cerca, con mis hijos, llevar una vida coherente...

Su currículum es espectacular, has hecho prácticamente de todo en cine y teatro, pero... ¿qué le falta?

Más comedia, sin duda, haría más comedia. Quizá con el personaje que interpreto en Ovideo Expres, que es alguien totalmente disparatado, a alguien se le encienda la lucecita y haga más comedia.

¿Hay algo que le obsesione?

Yo me obsesiono con mucha facilidad con cualquier cosa que me preocupe, la verdad. Así que me obsesiono circunstancialmente, aunque por ejemplo cuando hago teatro sí que me obsesiono.

¿Planes de futuro?

Precisamente lo que haré ahora será teatro: Antígona, con Mario Gas. Siempre volvemos a los clásicos, porque de ahí nace todo. Y después de eso haré, también sobre las tablas, una cosa que está escribiendo Mario Vargas Llosa sobre Las mil y una noches.