Agrupan las 14 chicas en kimono que pintó Breitner, el japonista que maravillaba a Van Gogh

  • El realista holandés George Hendrik Breitner (1857-1923), admirado por artistas, fue despreciado por los críticos por pintar de forma demasiado cruda.
  • Fue un pionero del 'japonismo', la exótica sencillez que años después prendó en Manet, Picasso y Toulouse-Lautrec. Van Gogh y Mondrian también le admiraban.
  • Una exposición en el Rijksmusem de Ámsterdam reúne por primera vez todas las versiones de un tema que le obsesionaba: las mujeres jóvenes en kimono.
  • La modelo fue siempre la misma, Geesje Kwak, una costurera aniñada y frágil que posó entre los 16 y los 18 años para el pintor y murió a los 22 de tuberculosis.
'El kimono rojo', una de las versiones sobre el mismo tema del pintor holandés George Hendrik Breitner
'El kimono rojo', una de las versiones sobre el mismo tema del pintor holandés George Hendrik Breitner
Stedelijk Museum Amsterdam
'El kimono rojo', una de las versiones sobre el mismo tema del pintor holandés George Hendrik Breitner

Como todas las mentes curiosas de su época, la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, un tiempo de frenética transición social y apertura cultural, el holandés George Hendrik Breitner (1857-1923) se dejó llevar por la agitación y el frenesí de los cambios que ocurrían a su alrededor y por el sugestivo encanto de las culturas lejanas que cada vez eran más accesibles. Fotógrafo y pintor —mejor artista en la segunda disciplina que en la primera—, el artista practicó un realismo ensoñador que derivó hacia el impresionismo.

Considerado el primer impresionista de los Países Bajos, Breitner fue admirado por Van Gogh y Mondrian y también destacó como pionero del japonismo, la corriente creativa inspirada en la exótica sencillez del país asiático y que abrazarían, solo unas décadas después y por citar a los más notables, Manet, Picasso, Toulouse-Lautrec, Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, Miró, Dalí e Isidro Nonell.

Ajenos al ideal de belleza

Sin embargo, como sucede con frecuencia con los pintores que proponen un avance extratemporal o se adelantan a los cánones vigentes en su tiempo, Breitner fue despreciado por los críticos, que consideraban sus cuadros demasiado crudos y ajenos al ideal de belleza académico.

Con el tiempo ha sido reivindicado como un precursor, sobre todo en los Países Bajos, donde se le considera como el primer impresionista. La admiración de otro ninguneado en vida, Van Gogh, que nunca ocultó cuanto le gustaba la forma de pintar de Breitner, tuvo bastante que ver en la reconsideración.

Tres años pintando el mismo tema

El Rijkmuseum de Ámsterdam, la pinacoteca nacional de Holanda, trae al artista al primer plano con una sugestiva exposición, Breitner: Meisje in kimono (Breitner: chica en kimono), que, hasta el 22 de mayo, agrupa la serie completa de los 14 cuadros de una mujer joven, casi una niña, vestida con la prenda ceremonial japonesa que el pintor firmó en tres años de fanática entrega al mismo tema (1893-1896).

Es la primera vez que todas las versiones de la muchacha vestida con kimonos están reunidas bajo un mismo techo. La modelo fue siempre o casi siempre la misma, Geesje Kwak (1877-1899), que tenía entre 16 y 18 años cuando posó para casi todas las pinturas. La muchacha, de lánguida belleza, también fue fotografiada por Breitner. La modelo, que se ganaba la vida como costurera y conoció al pintor por casualidad, tuvo un final prematura: murió a los 22 años en Sudáfrica de tuberculosis.

De acuerdo con nuevas investigaciones sobre la mítica serie, la exposición muestra los 14 cuadros incluyendo una pieza hasta ahora desconocida, Muchacha en kimono rojo, que forma parte de una colección privada y raramente se ha visto en público. Además de las pinturas también se exhiben dibujos, bocetos y fotografías utilizados por el artista antes de comenzar a trabajar sobre el lienzo.

Rostro aniñado e inocente

Gracias a entradas en los cuadernos de bocetos y álbumes de fotos de Breitner, sabemos que la modelo, cuyo padre era barquero en Zaandam, se trasladó a vivir y trabajar en Ámsterdam en 1880 y llamó la atención del artista en cuanto se encontraron. El rostro aniñado e inocente de la chica y su delgada constitución eran perfectas para la delicada sensualidad que Breitner tenía en mente para la serie.

Desde una estancia en 1884 en París, ciudad de entrada del japonismo en la sensibilidad europea, Breitner estaba fascinado por las simetrías, la elegancia sobria de las líneas rectas y la sutileza de los motivos naturales integrados en materiales refinados como la seda del arte japonés y su delicado minimalismo, tan distinto al estilo barroco y pomposo que imperaba en el viejo continente.

Kimonos rojo, blanco y azul

Para los cuadros de Breitner, Geesje Kwak posó vestida con varios kimonos de seda en los que dominan alternativamente los colores rojo, blanco y azul. Un par de los trajes pueden verse también en la exposición del Rijkmuseum, que añade los estudios preliminares de cada obra, algunos cuadros más del artista y 15 fotografías de su amplia producción en el medio.

Nacido en en Rótterdam y titulado en Artes por la Academia de La Haya, Breitner eligió deliberadamente como motivos iniciales a trabajadores, criadas y habitantes de los barrios pobres. Deseaba ser un "pintor del pueblo", pero en 1886 se trasladó a Ámsterdam, donde empezó a tantear con las fotos de escenas de la vida urbana. En ocasiones usaba las imágenes como modelo para cuadros.

En 1882 mantuvo contacto personal con Van Gogh, con quien cimentó una amistad profunda. Según los biógrafos de ambos, Breitner recomendó al segundo que leyera las novelas de Émile Zola y se interesara por el realismo social.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento