Hace un siglo, entre el 24 y el 29 de abril de 1916, en Dublín, la capital de Irlanda, territorio que desde 1801 era parte del Reino Unido, se produjo una de las primeras rebeliones con cierto cariz socialista de la historia, el llamado Alzamiento de Pascua (Easter Rising en inglés). Fueron seis días de violencia entre republicanos independentistas y unidades militares inglesas. Triunfaron los segundos y casi todos los rebeldes fueron fusilados, pero la semilla para la ruptura con la potencia colonial había brotado.
El centenario de los sucesos es analizado con las imágenes como referencia en la exposición The Easter Rising 1916, hasta el 3 de abril en la Photographer's Gallery de Londres, que investiga el "importante papel" de la todavía muy poco desarrollada fotografía documental para informar sobre la rebelión. La muestra está integrada por 80 imágenes y otro material efímero —tarjetas postales, álbumes de recuerdos, vistas estereoscópicas y recortes de prensa—.
1.250 milicianos contra 16.000 soldados
Después de seis días de enfrentamientos muy feroces pese al desequilibrio de los bandos —los milicianos rebeldes irlandeses eran en torno a 1.250, mientras que el Gobierno central de Londres estaba defendido por 16.000 soldados destinados en Dublín y un millar de policías—, los líderes de sublevados presentaron una rendición incondicional.
Dieciséis de los independentistas, entre ellos el maestro y abogado Patrick Pearse y el sindicalista James Connolly, que habían difundido un bando con la proclamación de la República, fueron fusilados en mayo y tras juicios sumarios en la tristemente famosa cárcel de Kilmainham Gaol mientras la ley marcial era aplicada con mano dura en toda la isla.
'Oleada de simpatía y apoyo' hacia los nacionalistas
Gracias a las fotos la opinión pública irlandesa y de los demás territorios del Reino Unido y Europa conocieron con prontitud los escenarios del alzamiento, las caras de los siete firmantes de la declaración de independencia y la silueta del castillo-prisión. Desde la galería que expone la colección aseguran que el resultado fue una "oleada de simpatía y apoyo" hacia el movimiento republicano.
Aunque los documentos fotográficos fueron utilizados como evidencia tangible de la opresión británica, mientras que las imágenes del país precolonial, sus monumentos y escenas de la vida rural reforzaban los sentimientos nacionalistas de Irlanda, algunas imágenes apuntaban en sentido contrario: tanto las autoridades británicas como sus partidarios en la isla, los unionistas del Ulster, difundieron con profusión instantáneas de voluntarios irlandeses que se alistaban en el Ejército del Reino Unido durante los años previos a la I Guerra Mundial.
Gran destrucción en Dublín
La acción misma de la rebelión, que terminó con 64 muertos en combate en el bando nacionalista y 132 en el gubernativo, no quedó documentada, ya que los equipos de fotografía eran pesados y lentos y no estaban adecuados para dar testimonio de eventos rápidos e imprevisibles. La mayoría de las imágenes de supervivientes fueron tomadas en los días posteriores al cese de hostilidades, pero algunas son elocuentes sobre la violencia de los enfrentamientos por la destrucción causada en los edificios del centro de Dublín, que entonces era llamada "la segunda capital del Imperio".
Posteriormente, en el breve período previo a la guerra anglo-irlandesa (1919-1921), la fotografía desempeñó un papel extraordinariamente poderoso en la narración de las hambrunas y el establecimiento de arquetipos como los de rebelde, mártir, traidor y espía. El papel del medio fue fundamental hasta que Irlanda consiguió la independencia en diciembre de 1921.
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