Compuso la primera versión de Bolleré, la canción que dio la vuelta al mundo de la mano de Raimundo Amador. Esta francesa de sangre gitana regresa a los escenarios (toca el 8 de marzo en la sala Galileo de Madrid) dispuesta a no dejar indiferente a nadie con su nuevo trabajo, Solita por el mundo (Warner), después de un lustro reciclándose como artista y siendo influencia en todas partes del globo.

P: Su disco suena más pop que  la fusión a la que estaba acostumbrada. ¿Por qué eligió este estilo y no otros?

Cathy: Sí, quería hacer algo completamente nuevo, porque ahora hay tanta mezcla en la música que ya no me interesa. A mí ya solo me gusta el flamenco puro, y quería hacer algo en otra dirección muy diferente.

Ha estado cinco años navegando entre estilos…

Sí, he estado experimentando mucho, grabando… en estilos como el reggae, la electrónica… Hasta que di en la clave con unas canciones que quería hacer en ese estilo. Un pop sesentero pero moderno.

Suena a Serge Gainsbourg…

Es una súper influencia en este disco. El pop francés, más dulce, referencias a películas italianas…

La fusión de estilos le ha acompañado toda la vida. ¿Es más fácil que agarrarse a una cosa en concreto?

Bueno, cuando empecé solo lo hacíamos Pata Negra [grupo formado por los hermanos Raimundo y Rafael Amador ]y yo, y quería cambiar, me gusta arriesgar y moverme. Creo que ahora hay demasiada fusión y me cansa.

Parece que la soledad es el tema principal del disco. ¿Qué tiene de bueno? Lo tratamos siempre como un concepto negativo…

Yo la tengo en el carácter, desde pequeña he tenido que luchar y he conseguido todo por mí misma. Adoro la soledad, cuando llueve me encanta andar sola debajo de la lluvia… No veo mala la soledad, incluso me relaja.

¿Mejor sola que mal acompañada?

Soy así, a veces me invitan a sitios y no voy porque me gusta estar sola (risas) .También me gusta hacer las cosas por mí misma, no sé delegar.

¿Le apetece llevar el disco al directo? Suenan mil instrumentos en las canciones.

Sí, me apetece mucho, el 8 de marzo estaremos en Galileo [Madrid]. Siempre hay que pensar que hay diferencia entre el disco y el concierto, pero haremos algunas canciones fieles al álbum, aparte de un repaso a todos mis mejores temas.

Su pasado ha estado relacionado con la cultura gitana y el flamenco. ¿Qué le ha aportado esa visión a su vida y a su arte?

En mi música hay muy poco, sobretodo en este disco. Pero en lo personal... ha sido mi vida entera.

Ha estado hace poco de gira con Raimundo Amador.

Sí, mi vida es eso. Voy mucho a bodas gitanas, a pedimientos… Es una cultura rica pero muy desconocida. Me enfado con los medios porque tienen una imagen muy negativa de ello, pero es un mundo fantástico, lleno de arte, de surrealismo. ¡En una boda te bailan como en el Bronx de Nueva York! Parece que la gente no lo ve.

Para gustarle la soledad, una boda gitana no es muy solitaria que digamos…

[Risas] ¡No! Es todo lo contrario. O todo o nada.

Su hija baila en el videoclip del sencillo del disco. ¿Quiere ser artista? ¿Le pide consejos?

No quiere ser artista, pero baila increíble, toca el cajón por bulerías… Tiene un don. Igual más tarde querrá. ¡No me ha pedido consejo porque es mejor que yo! [risas].

A pesar de esa soledad, la conocen hasta los indies.

Viviendo tan apartada he visto que mi música ha llegado a muchos sitios, me han enviado cartas un montón de artistas de países diferentes. La Rosy [de Palma] se puso en contacto conmigo, yo era megafan de ella. Bebe también me dijo que había escuchado mis discos y que era una fuente de inspiración para ella, por eso colabora en el disco.

¿Qué sitio del mundo le queda por descubrir?

Me gusta mucho viajar pero tengo un problema con el avión, soy muy claustrofóbica. Me encantaría ir a México, Venezuela, o Londres, donde tuve buenas críticas.