¿Cómo se produce la fecundación?

Fecundación.
Fecundación.
ARCHIVO
Fecundación.

Esta es la historia de un extensísimo viaje (el equivalente para el óvulo, o gameto femenino, de 2.000 Km. andando y para el espermatozoide, o gameto masculino, de tres vueltas a los mares de la Tierra nadando) plagado de peligros a cuya meta sólo llegaran los más fuertes, los más listos y los más resistentes, pero que no podrán alcanzar por sí solos, ambos necesitaran de compañeros de viaje para que les allanen el camino y aunque sólo lo finalizará uno de cada uno, toda la especie humana llegará en ellos.

Tanto el espermatozoide como el óvulo han sido desde siempre mudos testigos de la lucha de la ciencia por "demostrar" tanto la supremacía masculina como generadores de seres humanos como la femenina como "madre de todos los creyentes", lo cierto es que funcionalmente son iguales, arcas de Noé en las que viajan las esperanzas, la experiencia y la evolución de la Humanidad, por eso es preferible llamarlo gametos sin irritantes diferencias.

El gameto masculino nace en los testículos que son los elementos más importantes del aparato genital masculino.

Por su parte el óvulo vino a este mundo en forma de ovocito alojado en un folículo situado en los ovarios de la mujer en el momento del nacimiento de esta. Cada folículo, en su crecimiento pasa por dos fases

  • En la primera mitad del ciclo produce hormonas estrogénicas, las que hacen que la mujer aparezca deseable a los ojos de los hombres y favorece que los ovocitos se carguen de comida para el viaje que tienen que emprender.
  • En la mitad exacta del ciclo ocurre la ovulación y el ovocito, extremadamente gordo, (en este momento es la célula más grande del organismo) rompe la membrana que recubre el ovario y es catapultado hacia la trompa que lo recoge.

Dejamos al óvulo recorriendo su camino impulsado por los movimientos de la trompa y vayamos a buscar al gameto masculino.

Estamos en los testículos que, en el hombre adulto, se sitúan dentro del escroto que es una bolsa arrugada de piel fuerte que pende de la base del pene, son dos y en su interior, en los tubos seminíferos, se forman los gametos masculinos, una vez formados, los espermios son recogidos por el epidídimo en cuyo canal maduran durante varias semanas para pasar a continuación al conducto deferente que termina en la vesícula seminal, en ella ambos conductos se transforman en uno sólo llamado conducto eyaculador; por este largo camino de 50 cm., van a viajar hacia la uretra prostática.

Mientras los gametos masculinos esperan el momento del pistoletazo de salida, volvamos al cuerpo de la mujer.

Unido a ambas trompas y debajo de ellas está el útero o matriz, es un órgano único, interno, situado en el centro de la cavidad pélvica, en la parte baja del abdomen.

Lo podemos dividir en dos partes, una superior llamada cuerpo uterino, que está situada en el abdomen, en contacto con los intestinos y con el peritoneo, que es la parte muscular interior del abdomen, y otra inferior, que limita con el fondo de la vagina. A esta parte la llamamos cuello o cervix. Es un órgano hueco que permite la comunicación entre la vagina y las trompas.

La vagina continuamente está segregando una ligera lubricación por trasudación de líquido a través de la mucosa y a partir de la rica red vascular que tiene, pero durante la excitación esta lubricación aumenta de forma espectacular para favorecer que el pene se deslice suavemente en su interior.

Tras el acto sexual

Cuando la eyaculación se produce, el líquido seminal resbala por el saco interior de la vagina y la mayoría es expulsado al exterior de nuevo, porque a medida que se va retirando el pene, ella va recobrando su tamaño y forma de reposo y nada puede alojarse dentro.

Ahora los gametos masculinos nadan en una gota de semen que después de la eyaculación ha quedado recogida en un repliegue que tiene la vagina al fondo y muy cerca del cuello del útero, el pene se va retirando y al mismo tiempo (apenas han transcurrido unos segundos desde la eyaculación) el cuello los absorbe, literalmente, como si fuera un ascensor neumático y los lleva al interior del útero, pero no es fácil nadar contracorriente, sobretodo cuando no se sabe donde ir y en la oscuridad no hay modo de orientarse.

Algunos espermios, los de mayor edad que suelen ser los más rápidos, mueren y los que vienen detrás se dejan resbalar sobre los cadáveres de sus compañeros que van tapizando el camino y favoreciendo su velocidad hacia el interior del útero que es una selva plagada de cilios en los que quedan atrapados buena parte de los invasores, no obstante a los cuatro minutos de la eyaculación y a pesar de todos los obstáculos ya algunos espermios han llegado a las trompas.

Llegan en tromba ciega, son como pequeños renacuajos, formados por una cabeza en cuyo interior llevan la preciosa información, el mensaje que viene desde el principio del tiempo y que tienen la obligación de llevar hasta su destino: el final del tiempo; encima de la cabeza, en la parte más prominente, llevan una bomba química que les servirá para destruir parte de la membrana que recubre el óvulo que acaba de aparece al final del sendero como una inmensa bola cubierta por un velo transparente de albúmina.

Los gametos masculinos golpean con su bomba la membrana provocando en el óvulo una danza que le hace moverse majestuosamente sobre su eje como un inmenso planeta rojo y blanco, una bomba no es suficiente son necesarios varios embates en el mismo lugar (que es lo mismo que decir varios gametos masculinos) para que la membrana se deshaga lo justo para dejar pasar la cabeza, con su preciosa carga, de uno solo de ellos, del último que golpeó. Cuando esto sucede el óvulo endurece su capa externa y ya no puede entrar ninguno más.

La cola del afortunado queda fuera del óvulo como un aviso para los demás de que la fiesta ha concluido. Los que quedan morirán y serán eliminados por el servicio de limpieza.

El viaje ha concluido pero, ¿qué sucede si los espermios no encuentran al óvulo? Pues dependiendo de la cantidad, (son necesarios para todo este proceso unos cinco millones), y de la edad, (cuanto más jóvenes mejor), se quedarán enquistados en alguno de los repliegues de las trompas y esperaran a que el óvulo aparezca, (pueden vivir hasta diecisiete días allí, en ese refugio calentito, oscuro y húmedo), los más jóvenes se alojan en el fondo y los mayores forman con sus cuerpos moribundos o muertos una cápsula que los conservará hasta su momento.

Esta es una de las razones por las que falla tan a menudo el método Ogino-Knaus.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento