Bulos 'online', engaños a domicilio

Este tipo de bulos comenzaron a propagarse primero por e-mail y ahora habitan en las redes sociales, sobre todo en Facebook y Twitter, pero también en forma de vídeo en YouTube.
Este tipo de bulos comenzaron a propagarse primero por e-mail y ahora habitan en las redes sociales, sobre todo en Facebook y Twitter, pero también en forma de vídeo en YouTube.
GTRES
Este tipo de bulos comenzaron a propagarse primero por e-mail y ahora habitan en las redes sociales, sobre todo en Facebook y Twitter, pero también en forma de vídeo en YouTube.

Un bulo es una información falsa. No suele llevar la firma de nadie, aunque a veces su autor se lo atribuye de manera fraudulenta a alguna persona o entidad, obviamente sin su consentimiento, para tratar de darle alguna credibilidad. Los bulos tienen su origen en cualquier lugar del planeta y conocer su autoría y procedencia resulta harto complicado, sobre todo una vez que ya se han compartido en masa.

Otra constante es que casi siempre, por no decir siempre, lo que se cuenta en los bulos 'sucedió' el "pasado viernes", "hace unos días" o "esta semana", por ejemplo. Con ello se busca darle un carácter atemporal, que permite precisamente que se compartan sin problemas durante años. Si los bulos tuvieran fecha, también tendrían caducidad.

Tipos de bulos

Existen multitud de tipos, con cientos de temáticas, y diversos objetivos por parte de quienes los producen. Aunque básicamente hay dos clases desde el punto de vista de quienes los crean.

Por un lado están aquellos que tratan de engañar a la audiencia para obtener dinero o datos. Por el otro, los bulos que se lanzan a la red con el único objetivo de que su autor consiga así su momento de gloria en forma de 'compartidos', aunque este se mantenga en el anonimato. Con eso les basta a algunos.

También abundan en la red otra clase de bulos: las noticias falsas y las desfasadas, que, al estarlo y compartirse como actuales, pasan a ser patrañas.

Lo sorprendente de las noticias falsas, que vuelven cada cierto tiempo, es que los medios de comunicación se las tragan sin reparo alguno. Por ejemplo, hay una 'noticia' que se comparte cada cierto tiempo que alude a un presunto estudio en el que se asegura que "la ingesta de semen previene el cáncer en las mujeres".

También hay quienes utilizan imágenes de cualquier cosa para ilustrar presuntas noticias. Sucede por ejemplo con una foto compartida en Facebook que señala que el galgo sufre maltrato en España, que por desgracia es la realidad que llevan años mostrando algunos cazadores. Aunque para ilustrar esta 'noticia' en 2014 y compartirla en Facebook, sus autores eligieron una foto que causó conmoción en Argentina en 2011. En ella salen dos hombres posando ante dos perros ahorcados, que ni siquiera son galgos.

¿A quiénes van dirigidos?

Los bulos tienen básicamente dos clases de público: uno fijo y muy fiel que comparte cualquier cosa que vea en redes sociales, e incluso se sorprende si alguien le menciona que eso no es cierto, y que seguirá compartiendo lo que sea porque le gusta hacerlo y cree que así va a ser más popular en RR SS.

Y otro público mucho más reducido que hace compartidos únicamente de manera ocasional, porque piensa que compartiendo está haciendo un favor a los demás. El principal 'argumento' del primer grupo es que comparten "por si acaso", cuando precisamente lo que se debe hacer es no compartir "por si acaso".

Cómo identificarlos

Hay bulos tan burdos que identificarlos es una simple cuestión de sentido común. Pero está claro que el sentido común tiene grados, y lo que a algunas personas les resulta evidente que es falso, a otras les parece todo lo contrario.

Los bulos suelen ser alarmistas, y predominan los que están mal redactados, incluso con faltas de ortografía, decenas de exclamaciones y leyendas insistiendo en que se compartan. Son también numerosos los bulos en español que llegan de allende los mares, que en principio son fácilmente identificables porque hablan de cuadras en lugar de manzanas, de celulares en lugar de móviles o de balaceras en lugar de tiroteos.

El tono alarmista es una constante en ellos, pero hay que tener en cuenta que ninguna entidad mínimamente seria se dedica a comunicar alertas con un cartelito de internet lleno de erratas, sin fechas y sin firmas.

Y ojo, porque los bulos han ido perfeccionándose y es una constante utilizar logos tanto de organismos oficiales como de reconocidas empresas. O también suplantar a todo tipo de firmas, promocionando pseudosorteos con premios inexistentes. Esa práctica está dirigida casi siempre a obtener datos para posteriormente venderlos, disponer de ellos para cualquier fin o simplemente para desacreditar a una determinada entidad. La cadena de supermercados Mercadona, por ejemplo, habitualmente es objeto de multitud de críticas en forma de bulo.

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