Más sexo, más amor: invocación teatral a Eros

  • La cartelera teatral vuelve al erotismo: sólo en Madrid hay una decena de obras.
  • "50 sombras de Grey ha tenido mucho que ver, es innegable que si algo funciona por ahí tiramos".
  • "El erotismo y el sexo siempre han estado, pero es verdad que hay un boom".
El espectáculo erótico 'Luna', en el Teatro Alfil
El espectáculo erótico 'Luna', en el Teatro Alfil
ALFIL
El espectáculo erótico 'Luna', en el Teatro Alfil

Hace siete años el titular era justo el contrario del actual en cuestión de género, no sexual, erótico. Entonces hablábamos con el lamento en la punta de la lengua del gatillazo de la literatura erótica. Hoy, y, guste o no, tras el fenómeno, porque es un fenómeno, 50 sombras de Grey, el erotismo ha asaltado todos los campos y el último, el teatro.

Más de diez obras están ahora en cartel solo en Madrid. «Cuando algo se pone de moda, todos vamos, ahora es el erotismo, pues todos al erotismo. Pero al final quedarán pocos, como pasa con todo en este país», dice Carlos García Miranda, uno de los actores que interpreta una de las mejores apuestas de la temporada, Luna, en el Teatro Alfil, dirigido por Yllana.

«Si lees 50 sombras de Grey lo primero que piensas es: si una pazguata como la protagonista puede hacer eso, imagínate yo, que tengo el culo pelado», señala Pilar Ordóñez, que empezó en una sala de Nueva York con la adaptación de su libro Miss Tupper Sex, y ha terminado haciendo gira por Latinoamérica y España.

Actualmente está en Madrid, en los Teatros Luchana (en Murcia, el 26; y en Alicante, el 27), donde durante una hora y media la risa se mezcla con la sorpresa en una verdadera clase de sexualidad. No estaría mal que diera alguna que otra charla en los colegios, porque tras su montaje pocos salen sin haber aprendido algo. «Me dan muchas veces las gracias», cuenta.

¿Se sorprenden entonces? «Sí, la abuela, la hija y la nieta, que aquí vienen las tres generaciones, se sorprenden en el mismo punto: cuando hablo del punto G».

Comparte teatro Ordóñez con la actriz Victoria Siedlecki, que lleva siete años con Relatos eróticos en cartel. En su sexta temporada en Madrid, ha pasado por Zaragoza, Barcelona, Alicante..., continúa llenando. «Y cada vez más, porque es cada vez hay más teatro erótico. Cuando empecé no había nada. Y aunque ni he leído ni he visto 50 sombras de Grey está claro que ha tenido mucho que ver», explica la intérprete.

Sola sobre el escenario pasa por Las 1001 noches o El sexo de los ángeles de Benedetti o un anuncio por palabras en clave de erotismo y humor. «A la gente le incomodaba mucho un relato que tuvimos que quitar y que narraba la historia de una pareja abierta que tenía relaciones con otras personas. Lo sustituimos por una adpatación de La Bella Durmiente», cuenta Siedlecki, que, junto a su hermano Javier, hace prácticamente todo: dirección, producción e interpretación.

«Los límites de lo erótico son complejos: donde alguien ve algo sutil otro puede ver algo muy bestia», responde esta narradora erótica que cuenta que en un par de ocasiones hubo desmayos en el público.

Quien tiene más claros los límites es Isidro Romero, director de Éxtasis y Clímax, ambas en el Teatro Alfil: «El erotismo está en la mirada». Completa la explicación su compañero de dirección, Paco Rodríguez: «Hay un tío que está toda la obra con una erección y a la gente se le olvida a los cinco minutos gracias al humor».

Salir directamente desnuda a escena en un montaje muy alejado de la X porno y muy cercano al erotismo y al espectáculo y al mensaje más social y comprometido es un paso muy complejo que le costó a Camino Miñana, pero sólo la primera vez que subió a las tablas la espectacular Luna.

«La gente tarda treinta segundos en reaccionar», comenta su compañero e ideólogo del espectáculo José Manuel Ramos, «se quedan impactados al verla salir así de golpe, pero luego se meten en el espectáculo, que por cierto aquí viene gente de 20 y de 70, no creas que sólo vienen jóvenes. Y te dan las gracias por ser como eres. Una vez me dijeron: es que te llevaríamos pero de mesilla de noche».

Camino reconoce haber superado muchos temores gracias a esta función: «Es que hacemos un canto a la libertad y a la naturalidad, puede que digamos, si viene el caso: tenemos el culo grande, pues arriba los culos grandes». Porque Luna, y ahí está el sello Yllana es el Eros más roquero que hay sobre nuestras tablas.

«Es increíble cómo al minuto y medio me he olvidado de que estoy en pelotas, eso es brutal», dice, y lo dice con mucha autenticidad Miñana, que admite la influencia de 50 sombras de Grey pero no deja de recordar que el cabaret fue primero y seguirá después.

«Lo gracioso es que cuando yo me desnudo con estos pivones la gente se ríe», dice Ramos, «y es lógico, porque el desnudo masculino siempre tiene algo muy cómico». A ver si mientras sus compañeras salen como nuevas y sin pudores a él le va a causar un trauma tanta risa ante su desnudo... «No, no, en absoluto. Hay que sumirlo, a su lado, nosotros...».

Y la gran pregunta para quienes casi todos los días suben a escena un montaje tocado, inmerso o directamente nacido de Eros, es si realmente todo el mundo tiene algo erótico o es un don. «Creo que todo el mundo puede aprender a serlo», responde Miñana, «he visto gente que jamás imaginó que podría ser erótica sacando un erotismo impresionante».

¿Y la música..? José mManuel lo tiene muy claro: «Para las tablas, el rock, pero en la intimidad para mí es tan importante y placentero el sexo que no entiendo eso de desviar el cerebro hacia otra parte».

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