La Consejería de Desarrollo Económico, Turismo y Empleo, a través de la Dirección General de Comercio y Protección del Consumidor, ha reforzado los controles sobre disfraces y productos similares como caretas y máscaras, coincidiendo con los carnavales.

La directora general de Comercio y Protección del Consumidor, Francisca Cabrera, ha explicado que se trata de "una campaña específica a través de inspecciones en comercio y toma de muestras de productos que tiene como objetivo garantizar la seguridad y los derechos de los consumidores".

El disfraz es considerado como un juguete, sobre todo los que van destinados a menores de 14 años, y debe llevar de forma obligatoria el marcado CE, que acredita que ha superado los controles de seguridad de la Unión Europea y de la edad recomendada para su uso.

Además, la etiqueta, que deberá estar como mínimo en el idioma del país donde se comercializa, en este caso en castellano, debe incluir la identificación del fabricante, importador o distribuidor; la razón social o marca y domicilio del fabricante o responsable; instrucciones y advertencias de uso y el marcado CE. "Este distintivo es garantía de que el producto cumple con la normativa de seguridad comunitaria", asegura Cabrera.

La Dirección General de Comercio y Protección del Consumidor ofrece unos consejos básicos a la hora de comprar un disfraz para garantizar la seguridad y recomienda tener cuidado con los accesorios de los trajes, como máscaras sin orificios de ventilación (ojos, nariz y boca), pelucas, que pueden estar confeccionadas con materiales inflamables, maquillajes, lentillas decorativas, cordones en el cuello del traje, accesorios punzantes, plumas o lazos, entre otros.

Están prohibidos, por riesgo de estrangulamiento, los cordones o cuerdas en la zona del cuello en los disfraces para menores de siete años y que sean de una longitud superior a 7,5 centímetros para los mayores de esa edad.

Se debe tener especial cuidado con complementos como arcos con flechas, pistolas, sombreros, diademas, entre otros, que vayan a ser usados por niños y evitar las partes punzantes y las piezas pequeñas que puedan desprenderse con facilidad y ser tragadas. Comprobar que no existan riegos de inflamabilidad, de quemaduras, que no provoquen alergias o reacciones no deseadas.

Por último, se recomienda comparar precios en distintos establecimientos, adquirir los que reúnan y cumplan todas las condiciones de seguridad y etiquetado, guardar el recibo de compra o la factura para poder reclamar si aparece algún problema y comprar en establecimientos que estén adheridos al Sistema Arbitral de Consumo, para que en caso de controversia, la resolución del conflicto sea rápida, eficaz, objetiva y gratuita.