El Carnaval tradicional de Aragón se representa en el Museo del Teatro Romano de Caesaraugusta

El Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza ha organizado este fin de semana la nueva actividad 'Carnaval en el Museo del Teatro' dentro del programa Un domingo en el Museo, y que se llevará a cabo con el grupo zaragozano Chusebinos Folk y amigos.
Actividades Un Domingo En El Museo Carnaval
Actividades Un Domingo En El Museo Carnaval
EUROPA PRESS/ZARAGOZA
Actividades Un Domingo En El Museo Carnaval

El Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza ha organizado este fin de semana la nueva actividad 'Carnaval en el Museo del Teatro' dentro del programa Un domingo en el Museo, y que se llevará a cabo con el grupo zaragozano Chusebinos Folk y amigos.

Este domingo 7 de febrero, a las 12.30 horas, coincidiendo con la entrada gratuita a los cinco museos municipales de todos los primeros domingos de mes, se podrá disfrutar de los bailes de tradición popular en Aragón y, además, reencontrarse con la cultura a través de la música y la danza, participando en un divertido espectáculo abierto a todos los públicos, en uno de los mejores escenarios de Zaragoza, como es el Museo del Teatro de Caesaraugusta.

Esta actuación tiene el atractivo añadido de que incorpora a los principales personajes del Carnaval aragonés, no sólo los más conocidos del Pirineo (Bielsa, San Juan de Plan), sino también de distintas localidades de todo Aragón, como Rivas, Pintano (Zaragoza) o Luco de Jiloca (Teruel).

El Carnaval, también llamado carnestolendas o carnal, es una fiesta de libertad y alegría. Además de diversión y desenfreno, se caricaturiza o se critica a personas públicas o sucesos del pueblo.

El sentido del carnaval se perdíó en muchos lugares debido a una larga época de prohibiciones, y en algunos casos no ha sido posible volverlo a realizar con el sentido de antaño.

El concepto de disfrazarse era distinto al de ahora. Aunque también se hacía con la intención de divertirse, era muy importante no ser conocidos y si esto sucedía volvían a sus casas a cambiarse de disfraz. No importaba tanto la estética del traje, sino su función, ha recordado el Ayuntamiento de Zaragoza en una nota de prensa.

Figuras de carnaval

En la localidad oscense de Bielsa destaca el Onso y Domador, que simulan ser un oso y la persona que lo controla. Simbolizan la fuerza y la naturaleza en su modo más salvaje y los esfuerzos de los hombres por controlarla.

El Mayordomo y Melitá son propios de San Juan de Plan (Huesca). Los mayordomos son los encargados de acompañar a las madamas, tenían el honor de ser los únicos que bailaban con ellas una pieza emblemática de los carnavales: el pasodoble del domingo de carnaval. El personaje del militar tenía la misión de mantener el orden y hacer que las parejas mantuviesen una distancia prudente al bailar.

El Caracolero (Agüero, Huesca) hace alusión al apodo con que se conoce a los vecinos de Agüero. El Caracolero es un personaje rescatado del olvido en 2009, cuya misión es dirigir y controlar a los duendecillos o diablillos con sus chiringas de agua (jeringuillas de caña).

El ensabanao (Rivas, Comarca de las Cinco Villas, Zaragoza) es el personaje que aparece el día de piñata, sobre todo por la noche, que es el momento preferido para asustar a los chiquillos, con sus chillidos y ruidos extraños. Van cubiertos por una sábana de la que asoma una escoba decorada con motivos grotescos.

El cuernazos (Pintano, Comarca de las Cinco Villas, Zaragoza) va cubierto por una sábana y tocado con cuernos llenos de cascabeles o campanillas. Se dedica, por su afición, a perseguir mujeres con la intención de levantarles las faldas.

Madama pobre, Madama rica y Diablo son los personajes de Luco de Jiloca, Teruel. Las Madamas son mujeres que salen a disfrutar de la fiesta pero completamente tapadas. Se han recogido testimonios de dos clases de madamas, las del pueblo llano y las se casa pudiente. Las diferencias entre ellas radica en la utilización de distintos tejidos en el vestir y el los objetos que colocan en sus cabezas. Una silla para las pobres y un sombrero para las ricas.

El diablo es un personaje siniestro que en su vestir recuerda a ropajes eclesiásticos y que, con las tijeras que esgrime, pretende simbolizar la llegada de la cuaresma, tiempo de recogimiento y de limitación de actos públicos.

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