Janet Mendelsohn, la fotógrafa que salió del olvido para mostrar el lado 'perverso' de Birmingham

  • Durante una estancia como estudiante en la ciudad inglesa entre 1967 y 1969, Mendelsohn retrató la vida de las trabajadoras sexuales del distrito rojo de la ciudad.
  • Varna Road era considerada entonces como la calle más viciosa del Reino Unido, con unas 500 prostitutas haciendo frente al estigma y el pánico irracional público.
  • Las fotos permanecieron olvidadas, inéditas y en poder de la fotógrafa hasta que esta fue localizada en 2014 y las ofreció en depósito gratuito.
Kathleen (nombre ficticio), la prostituta protagonista del reportaje de Janet Mendelsohn
Kathleen (nombre ficticio), la prostituta protagonista del reportaje de Janet Mendelsohn
Courtesy Cadbury Research Library, University of Birmingham
Kathleen (nombre ficticio), la prostituta protagonista del reportaje de Janet Mendelsohn

De vez en cuando ocurren asombrosas maravillas en el mundo de la fotografía. El caso de la estadounidense Janet Mendelsohn (1943) es el último. Durante más de medio siglo conservó escondido y en su poder un espléndido y tierno reportaje documental que realizó hace medio siglo en las calles de Balsall Heath, el distrito rojo de Birmingham, considerado uno de los lugares mas perversos del Reino Unido por la abundancia de prostitutas que ofrecían sexo a cambio de dinero a plena luz del día. Ahora salen a la luz las imágenes.

Entre 1967 y 1969, la joven Mendelsohn, nacida en Boston y graduada de Harvard, viajó a la ciudad inglesa para hacer un postgrado en el recién inaugurado Centro de Estudios Culturales Contemporáneos (CCCS en las siglas inglesas). Concibió ofrecer a los responsables del departamento un trabajo sobre el uso de la fotografía como instrumento de investigación social de campo centrado en el barrio, que en aquellos tiempos era llamado por los medios de comunicación sensacionalistas y la opinión pública conservadora "el lugar más perverso del país".

Nadie había mostrado el barrio por dentro

La fotógrafa estableció su base de operaciones en Varna Road, la vía en la que hacían la calle casi medio millar de trabajadoras sexuales, que también se ofrecían en 25 burdeles con escaparates similares a los de otros barrios europeos. El lugar, que desde los años de miseria posteriores a la II Guerra Mundial era la base de operaciones del tráfico sexual —también tenía fama de servir de refugio a ladronzuelos y traficantes al menudeo de drogas—, no había sido mostrado desde dentro por nadie. Las campañas que predicaban la amoralidad del vicio parecían suficiente material descriptivo tanto para las masas como para los medios de comunicación.

Con desenvoltura, empatía y sinceridad, la joven estudiante de 24 años dió una lección de civismo y valentía retratando a los habitantes del distrito rojo desde la cercanía, mostrándolos de la forma en que nadie se había molestado en verlos: como seres humanos, desclasados, pobres, víctimas de la injusticia y con sueños, deseos y aspiraciones personales de felicidad y estabilidad en nada distintos a los de cualquiera. Hizo fotos con afiebrada constancia y reunió nada menos que 3.000 negativos.

Incomprensión, oprobio e injustificable pánico

Una selección de las imágenes, que nunca habían sido mostradas en público, se exhibe en la muestra Varna Road, hasta el  3 de abril en la Galería Ikon de Birmingham. Las imágenes, de una nobleza impactante por la veracidad con que muestran lo que permanecía oculto bajo capas de incomprensión, oprobio e injustificable pánico irracional, fueron localizadas casi por casualidad cuando el historiador y sociólogo Kieran Connell ordenaba el archivo del CCCS para celebrar el 50º aniversario del departamento, pionero en estudios sociales en el Reino Unido.

El investigador encontró un reportaje que le llamó la atención en una revista interna de los estudiantes del centro. La pieza presentaba con testimonios y fotos en blanco y negro la vida de una prostituta, Kathleen (nombre ficticio para proteger la intimidad de la mujer), su madre, sus dos hijos pequeños, su chulo y su novio. Asombrado por la calidad y potencia del material, Connell no se dio por vencido hasta localizar a la autora que firmaba la crónica, una tal Janet Mendelsohn a la que nadie en la universidad recordaba.

Tras localizar a una excompañera de clase de la fotógrafa que tenía una dirección de correo electrónico, tras unos cuantos intentos fallidos, sirvió para el contacto definitivo. El historiador cuenta en The Guardian que Mendelsohn aceptó ceder gratuitamente las imágenes al CCCS. "Por favor, saca de mis manos esas fotos", dijo, como si la pertenencia o el pasado doliesen. A los pocos días Connell recibió un paquete con las 3.000 copias. "La calidad del material era pasmosa. Es un hallazgo que solo sucede una vez en la vida", dice.

El barrio, arrasado y con patrullas vecinales

Las fotografías de Mendelsohn documentan un barrio obrero que a finales de los años sesenta estaba en proceso de cambio. Dejándose llevar por las voces más ardientes de la cruzada moral pública y amparándose en el adecentamiento de los arrabales de la ciudad, el ayuntamiento reconfiguró Ballsall Heath, derribó casas e hizo desaparecer muchas de las calles, entre ellas Varna Road, que en la actualidad no existe. En 1994 los vecinos organizaron patrullas de vigilancia apoyadas por la Policía y la prostitución fue erradicada por la fuerza de la zona, ahora habitada sobre todo por emigrantes asiáticos.

Escenas de pavimento y humedad, del interior en penumbras de pubs y cafeterías, de niños pobremente vestidos jugando entre inmundicia y de chulos charlando con agentes de policía se intercalan en la mirada de Mendelsohn con retratos de tono melancólico y contemplativo. Lo más bello de la colección está centrado en la vida cotidiana y familiar de Kathleen  y otras prostitutas, todas ellas víctimas de una situación socioeconómica difícil.

El chulo murió de una cuchillada

La protagonista del reportaje aparece de pie frente a la ventana, ofreciendo sexo desde un segundo piso a los transeúntes, en un momento de espera en una esquina, con la vulnerabilidad incrementada por la silueta y la larga sombra que proyecta a la luz del atardecer. El reportaje refleja el cariño de la mujer por sus dos hijos, el segundo de los cuales nació durante el reportaje, y por el padre del niño y chulo eventual de la mujer, Salim, que murió tras recibir una cuchillada en una pelea poco después del reportaje.

Kathleen, que aparece bañando a los críos, jugueteando en cama y reunida con otras madres en el modesto parque del barrio, "es una mujer joven en un lugar incómodo y oscuro, pero el trabajo de Mendelsohn no cae en el sentimentalismo", dicen desde la galería donde se celebra la exposición. "No hay solicitud de ninguna sugerencia de piedad y sí, en cambio, una especie de fatalismo que equivale al sentimiento de vivir y dejar vivir", concluyen.

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