Su caso saltó a los medios hace una semana. Un médico había secuestrado, drogado y violado a una mujer durante seis días en Suecia. Una cruel historia que le ha valido a Martin Trenneborg ser bautizado como el 'Fritzl sueco' por la semejanza de sus actos con los del electricista retirado austriaco que mantuvo encerrados en un sótano durante 24 años a su hija y a tres hijos que tuvo con ella y que conmocionó a la opinión pública mundial.

Trenneborg drogó con Rohypnol a una mujer con la que había quedado en su piso de Estocolmo. Una vez dormida, la trasladó hasta una granja de Kristianstad, situada a unos 560 kilómetros, donde este médico de 38 años había construido un pequeño habitáculo durante cinco años con la intención de llevar allí una o más víctimas, según informaban esta semana desde Aftonbladet con motivo del inicio del juicio al agresor.

Allí fue donde la violó durante seis días, tiempo en el que la Policía intentaba dar con el paradero de la víctima tras haber sido denunciada la desaparición por amigos de ésta. La drogaba con Rohypnol, nombre comercial del flunitrazepan, un potente fármaco hipnótico usado como antidepresivo y tranquilizante que sólo se comercializa bajo prescripción médica, pero que ha sido usado en el pasado por multitud de violadores para cometer sus ataques.

"Lo había planeado todo durante años", explicó esta semana Jens Högström, abogado de la víctima. "Ella se encuentra en estado de shock y apenas puede dormir por las noches, sólo quiere verle entre rejas y que todo esto pase para recuperar su vida normal", contó.

La pesadilla de la mujer comenzó en septiembre, cuando acudió al piso de Trenneborg en Estocolmo. Era la segunda vez que se veían. Él ya había decidido todo y sedó fuertemente a la mujer, a la que bajó en una silla de ruedas hasta su coche para luego conducir hasta una granja de su propiedad en Axeltorp, a las afueras de Kristianstad.

Mantuvo sedada a la mujer mediante alimentos como fresas, en los que usaba el Rohypnol. Compró varias máscaras de látex con la intención de usarlas fuera del recinto y no ser reconocido en sus trayectos en coche. "Había planeado recluir allí una o más víctimas durante largos periodos de tiempo", explicaba la Fiscalía sueca.

Los seis días que duró el cautiverio, este médico de cabecera mantuvo a la mujer encerrada y drogada en una especie de mazmorra-búnker que había construido expresamente para este fin. En él había un dormitorio, un baño y una cocina completamente equipada.

Extrajo sangre y muestras de a vagina de su víctima para analizarlas en el laboratorio en su lugar de trabajo con el objetivo de saber si ella tenía enfermedades de transmisión sexual. También obligó a la mujer a tomar píldoras anticonceptivas para tener relaciones sexuales sin protección.

En uno de sus viajes a Estocolmo, Trenneborg volvió a su piso para recoger algunos efectos personales de la mujer y comprobó que la Policía ya había estado allí alertada por la desaparición de la mujer. Preso de pánico, regresó a por su víctima y la llevó a una comisaría de la ciudad. La Fiscalía contó que él obligó a la mujer a decir a los agentes que había estado bien y a salvo. Los agentes sospecharon y llevaron a la mujer aparte para seguir tomando declaración. Fue en ese momento cuando ella lo contó todo y Trenneborg fue detenido.

Högström se preguntaba en la primera vista oral "¿cómo es posible que una persona llegue a actuar de esa manera?". A la espera de los informes psiquiátricos, su abogada se ha limitado a decir que "era una persona infeliz y frustrada por no tener novia".

De acuerdo con la Policía, la víctima contó que estaban empezando una relación y que ya notó algo extraño en el comportamiento de Trenneborg en su primera cita, aunque accedió a una segunda. En esa segunda cita, la mujer recordaba haber bebido champán y luego unas fresas que le ofreció. Seguidamente, y bajo los efectos de la droga que había en las fresas, Trenneborg la violó por primera vez y luego la llevó a la granja.