La herida nutritiva de la crisis: baja el consumo de casi todos los alimentos, sobre todo los sanos

  • Los españoles reducen un 3,8% su consumo de alimentos desde 2010, sobre todo de carne, pescado, leche, aceite y bebidas con alto grado de alcohol.
  • Mientras otros sectores (comercio, vivienda, automóviles) se recuperaron en 2015, la ingesta alimenticia per cápita ha pasado en cinco años de 670 kg a 645.
  • "Ha bajado el gasto en algunos productos que denotan que hay restricciones alimentarias", asegura Cecilía Díaz-Méndez, socióloga especializada en consumo.
  • Baja el consumo de aceite, cárnicos y pesca de forma paralela a la subida de su precio, pero sube el consumo de platos preparados y bollería industrial.
  • Consulta los datos de Panel de Consumo Alimentario [nov 2015].
Un hombre pasea frente a una estantería en un supermercado.
Un hombre pasea frente a una estantería en un supermercado.
EFE / ARCHIVO
Un hombre pasea frente a una estantería en un supermercado.

Seis años de crisis dejan huella. El hundimiento del empleo desde el año 2008 dejó más de seis millones de parados en España que, sin ingresos, no podían consumir, empobrecieron sus bolsillos e hiriendo de gravedad a la actividad empresarial. La recuperación económica está llegando con cuentagotas, pero empieza a asomar la cabeza. Se venden más coches, más casas y y hay más negocio en los comercios. Pero la cicatriz psicológica que dejó la crisis es aún patente en algunos sectores. Y uno de ellos es la alimentación.

A pesar de que la renta de los hogares empieza a aumentar —gracias a la ligera subida de los salarios, a la mejora del empleo y a las tasas negativas de inflación en el último año— los últimos datos del Panel de Consumo Alimentario publicado la semana pasada por el Gobierno reflejan que en el último año hemos seguido recortando en la cesta de la compra de alimentos.

Si de noviembre de 2013 a noviembre de 2014, los españoles consumimos 657,7 kilos de alimentos por persona, doce meses después, esta ingesta ha bajado un 1,9%, hasta los 645,1 kilos. Trece kilos de alimentos menos por persona. La comparación con 2010 es aún más significativa: en aquel año, cada español consumió 672 kilos de nutrientes, 26 kilos (un 3,8%) más que ahora.

Panel de consumo alimentario de interanual de noviembre (MAGRAMA / Elaboración Propia)

Casi todos los grupos de alimentos han visto reducido su consumo: las mayores caídas acumuladas desde 2010 se las apuntan las bebidas alcohólicas de alta graduación (-23,4%), los aceites (-9,8%), el pescado (-8,6%), la carne (-7,7%), el pan (-6,2%) la fruta (-6,1%), y las hortalizas y patatas (-5,8%). Y solo dos tipos de alimentos se consumieron más en 2015 que hace un lustro: el agua envasada (+3,3%) y los productos vinícolas (2,2%); especialmente significativo es este último caso: sólo en el último año, el consumo de vino se ha incrementado desde los 8,8 litros por persona a los 10,1: un 14,5% más.

"Ha habido un descenso del gasto alimentario durante la crisis en casi todos los alimentos", asegura a 20minutos Cecilia Díaz Méndez, profesora de Sociología de la Universidad de Oviedo. "Además ha bajado el gasto en algunos productos que denotan que hay restricciones alimentarias, por ejemplo la sustitución de la carne de ternera por la de ave o la disminución del consumo de pescado, fruta y verdura".

Los consumos de carne en España.

El panel elaborado por el ministerio, efectivamente, muestra esta sustitución cárnica en la cesta de la compra. El consumo per cápita de vacuno (como la ternera) y de ovino y caprino (como el cordero y cabrito) experimentan desde 2010 una profunda caída del 19% y del 26%, respectivamente. También descienden —aunque en un porcentaje menor que las anteriores— la ingesta de pollo (un -6,8%), cerdo (-5,3%) y de carne transformada, que incluye los embutidos (-7,3%). Y solamente avanza desde 2010 el consumo de otras carnes (un 3,3%) como los despojos, pavo, avestruz y carne congelada.

Sube el consumo de bollos, pastas, chocolates...

La caída generalizada en el consumo anual per cápita de alimentos sanos, contrasta con la mayor ingesta de productos considerados menos nutritivos o de variantes más baratas de los alimentos frescos. Al igual que ocurre con la carne, también disminuye el consumo de alimentos frescos del mar como el pescado (-8,97%) o el marisco (-14,8%), pero crece sin embargo el de conservas de pescado y molusco (4,4 kilos por persona, un 7,32% más).

Consumo de pescado (MAGRAMA)

Aparte de los derivados cárnicos y pesqueros, otros productos de carácter industrial y dulces también han experimentado alzas. Entre ellos el consumo de productos de bollería, pastelería, cereales y galletas (3,03% más) y de chocolates y cacaos (12,1%).

La socióloga Díaz Méndez elaboró junto a Cruz Roja un estudio sobre las personas que recibían los alimentos de la organización y observaron que "la población más afectada por la crisis y con dificultades para comprar alimentos saben que no comen bien, pero no pueden permitirse cambiar", comenta esta experta en sociología de consumo.

"La crisis ha puesto a la gente a pensar sobre un comportamiento tan rutinizado como la compra de comida", añade Díaz Méndez. "Esto no significa que comamos más sano o que dejemos de comer dulces, sino que se introduce una reflexión sobre ello y se opta por comprarlo o no, pero a sabiendas de las consecuencias". Es decir, que está presente el criterio de lo saludable aunque no se siga o no se pueda seguir.

Un consumo (no siempre) ligado al precio

¿En qué medida estos cambios en los hábitos de consumo están relacionados con la evolución de los precios de los productos? En algunos casos, la correlación es evidente. Y el del aceite es acusado. El consumo de todo tipo de aceites ha caído un 9,5%, desde los 13,6 litros por persona en 2010 a los 12,3 litros que se registraban en noviembre de 2015; un descenso que podría explicarse en el encarecimiento del 49,3% que para este período muestran el INE para los productos oleaginosos.

"El precio siempre es muy importante en época de crisis, sobre todo en las clases medias, que son grandes consumidores", explica Antonio López, presidente de la asociación de consumidores CECU. De hecho, el descenso en el consumo de carnes, embutidos, pescados, mariscos, leche, pan, arroz, patatas, hortalizas, legumbres y frutas ha venido acompañado de forma paralela con un encarecimiento del precio de estos productos, en mayor o menor proporción.

Precios y consumos (INE y MAGRAMA)

También se ha encarecido desde 2010 el precio de la cerveza (un 9,6%), de los chocolates (un 6,6%) y de las conservas de pescado (12,8%), pero en el caso de estos tres productos se ha elevado su consumo un 7,2%, un 12,1% y un 7,3%, respectivamente. Un mayor precio, en este caso, no ha afectado al consumo de estos alimentos.

“Es que la crisis también generó otros hábitos de consumo", apunta Antonio López. Para este experto, los años de recesión economica no solo recortaron la cesta de la compra, sino que la cambiaron. "Ahora hay más hogares unipersonales, menos parejas, más jóvenes parados y sobre todo gente con prisa que no cocina". Y eso, dice López, reduce el peso de la compra sana y empuja el consumo de alimentos más propios de estos crecientes perfiles sociales, como los platos preparados (cuyo consumo per cápita ha crecido un 7,6% desde 2010) o la pasta (un 5,1%).

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