Los principales indicadores bursátiles de China han cerrado la primera sesión de la semana con caídas superiores al 5%, después de la tregua del pasado viernes, cuando se suspendió el funcionamiento del sistema de bloqueo automático de los mercados que había obligado al cierre de dos de las primeras cuatro sesiones del año.

En concreto, el índice selectivo de la Bolsa de Shanghái ha concluido la jornada con un retroceso del 5,33%, hasta los 3.016,7 puntos —ha perdido ya un 15,3% en seis jornadas de cotización en 2016—, mientras que la Bolsa de Shenzhen perdía un 6,60% y el selectivo CSI300, que agrupa los mayores valores cotizados de ambos parqués, se dejaba un 5,03%. El yuan se revalorizó un 0,2%, hasta los 6,5837 por dólar, tras ocho sesiones consecutivas de debilitamiento.

El esperado "lunes negro", por lo tanto, resultó finalmente ser "gris oscuro" y no comparable con los dos desplomes bursátiles en China del lunes y el jueves de la pasada semana. Aquellos derrumbes se produjeron en gran parte porque este lunes se iban a desbloquear un billón de acciones que no podían salir al mercado desde la crisis del verano pasado. Pero al final hubo ciertos límites a ese desbloqueo y el batacazo tan fuerte como se temía hace unos días.

Para bastantes analistas, la intervención de Pekín sólo está postergando la inevitable corrección que deben sufrir las bolsas chinas de los efectos de la gran burbuja bursátil que se formó entre la segunda mitad de 2014 y la primera de 2015, una larga racha alcista que disparó las inversiones y el apalancamiento. Cuando la burbuja  pinchó, sólo una batería de medidas de intervención directa e indirecta de Pekín (como las limitaciones de vender acciones, recién extendidas ahora hasta abril) consiguió frenar la sangría.

Las caídas en los mercados chinos volvieron a contagiar al exterior: en Hong Kong, vinculada parcialmente a Shanghái, el índice Hang Seng cayó un 2,76 %, Seúl se dejó un 1,19% y Bangkok un 0,78%, si bien Tokio se salvó por ser festivo.

El Ibex 35 cerró por su parte con pérdidas del -0,25% y no fue capaz de reconquistar la cota de los 8.900 puntos —se quedó en 8.886— debido a la situación de los mercados asiáticos y por el contexto político incierto, en Cataluña y España, de fondo. La prima de riesgo española subió hasta los 126 puntos básicos.

Tras otro castigo a las bolsas asiáticas, el rebote se imponía a media sesión entre las principales plazas de Europa, pero acabaron cerrando igualmente en números rojos. El índice general de la Bolsa de valores de París, el CAC-40, registró una caída del 0,49% al cierre de la sesión; y el FTSE-100 londinense bajó un 0,69%.

Wall Street abrió al alza y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, subía un 0,68% minutos después del inicio de las contrataciones, mientras que el selectivo S&P 500 ganaba un 0,69% y el índice compuesto del mercado Nasdaq avanzaba un 0,82%.