Las duras jornadas de trabajo están afectando a Woody Allen. Desde que el director neoyorquino inició el rodaje de su nueva película en Barcelona, ha soportado jornadas interminables de trabajo. Ayer precisamente la acción del film se centró en la Fundación Antoni Tapies, donde rodaron toda la mañana , y por la tarde se desplazaron al casco antiguo, en una de las pequeñas iglesias cerca de la Catedral.

Fue precisamente allí donde Woody Allen sucumbió la costumbre española más valorada en el extranjero: la siesta.

Sentado en una pequeña terracita y luciendo como siempre su look aventurero, con gorro incluido, comenzó a dar cabezadas como si estuviera en el sofá de su piso en Manhattan. Su compañera de mesa, atenta a que las cámaras se habían percatado de sus ronquidos, le avisó. Allen, tan simpático como siempre, levantó la cabeza , sonrió y volvió a quedarse dormido.

Mientras tanto el equipo de producción, sonido e iluminación prepararon el lugar para rodar la escena. Nadie se atrevió a despertar al director durante su descanso y todos trabajaron sin darle importancia al momento tan curioso que Allen estaba protagonizando.

El rodaje de Bardem y los guardaespaldas de Scarlett

Ayer Javier Bardem rodó sus primeros planos en la Fundación Tapies aunque cuando salió del recinto lo hizo muy serio y quizás poco satisfecho con su trabajo.

Una actitud que cambió pocos minutos después cuando todo el equipo se desplazó hasta la plaza Sant Felip Neri, muy próxima a la Catedral y en pleno casco antiguo, y donde se pudo ver al actor mucho más alegre. Allí aprovechó para sentarse en una pequeña terracita y charló animadamente con sus compañeros de rodaje.

Al contrario que a su jefe, Woody Allen, le molestó sentirse observado por la prensa y en alguna ocasión miró hacia el objetivo de la cámara de manera incómoda. Eso hizo que el equipo de seguridad reaccionara y que cortaran todas las calles de acceso. La última en llegar fue Scarlett Johansson y lo hizo escoltada por sus guardaespaldas que aumentan de número cada día. Más de cinco horas estuvieron en el lugar rodando y a la salida Bardem subió a la furgoneta para dirigirse al hotel a descansar.

La incorporación de Penélope Cruz, la última que falta por llegar, se prevé como inmediata.