Cada vez hay más sevillanas que acuden al especialista y a asociaciones para tratar su problema con el alcohol. «Si hace cinco años atendíamos a una mujer por cada diez hombres, hoy son siete por cada diez varones», explica Rafael Cueto, presidente de Anclaje. En esta asociación, con más de 1.500 socios en Sevilla y provincia, calculan que el 10% de los sevillanos están en riesgo de alcoholismo.

Pero en estos años no sólo se ha disparado el número de mujeres que beben, sino que ha cambiado el patrón de consumo. A las mujeres de 40 años –amas de casa que consumían a escondidas, llevaban petacas en el bolso y rompían incluso las botellas para que no sonaran cuando sacaban la basura–, se suman ahora chicas muchos más jóvenes que mezclan alcohol con otras sustancias, dicen los expertos. «Las de 22 y 30 años, beben y picotean de otras drogas como hachís y cocaína», afirma Cueto.

Además, a ellas les afecta el alcohol más que a ellos, «llegan más deterioradas físicamente porque lo metabolizan más lentamente», dice Miguel, rehabilitado de Alcohólicos Anónimos. En esta asociación, ellas representan el 40% en los grupos de terapia. Las que se animan a dejarlo acuden solas a las terapias, a diferencia de ellos que van con su mujer e hijos.

Según la Junta, la edad media del consumo de alcohol está en los 16 años, antes de la mayoría de edad. Esta droga fue la que más demanda de tratamiento tuvo en 2006, con 5.721 andaluces.

"Salir de esto sola es muy difícil"

Conchita fue la primera sevillana que ingresó en Alcohólicos Anónimos. Tiene 52 años y lleva más de 20 sin beber. «He parado mi enfermedad. Llegó un momento que la botella me ahogaba. Salir sola es muy difícil», comenta. Empezó con sus amigas, pasados los 20. Le gustaba tanto beber que lo hacía a escondidas, mezclaba e incluso prefería la cerveza caliente a la fría para coger antes el punto que le pedía el cuerpo.