Martin Roemers fotografía las corrientes de energía humana de las 22 megaciudades del mundo

  • Entre 2007 y 2015 el fotógrafo holandés viajó a las más pobladas megaciudades del planeta, en las que ahora viven uno de cada ocho habitantes del mundo.
  • Para el proyecto 'Metrópolis', que se expone en Ámsterdam, retrató Tokio (38 millones de residentes), Nueva Delhi (25), Shanghái (23), Bombay (21)...
  • Valiéndose de largas exposiciones capta en una sola imagen el caos, el movimiento incensante y la dinámica electrizante de las urbes.
Foto de larga exposición de Londres, una de las megaciudades (15,5 millones de habitantes) retratadas por Martin Roemers
Foto de larga exposición de Londres, una de las megaciudades (15,5 millones de habitantes) retratadas por Martin Roemers
© Martin Roemers
Foto de larga exposición de Londres, una de las megaciudades (15,5 millones de habitantes) retratadas por Martin Roemers

Uno de cada ocho de los más de 7.300 millones de habitantes del mundo, es decir, casi mil millones de seres humanos, viven en megaciudades, urbes o áreas metropolitanas (también llamadas conurbaciones) que congregan, según los criterios demográficos usuales, a más de diez millones de personas. En 1950 había solamente 83 unidades de población en todo el planeta con más de un millón de habitantes. Ahora hay más de 500.

Asombrado por la creciente urbanización poblacional del mundo —la tendencia es alcista y las Naciones Unidas estiman que tres de cada cinco habitantes del mundo serán urbanitas en 2030—, el  fotógrafo holandés Martin Roemers (1962) ha dedicado los últimos ocho años al proyecto Metrópolis. Visitó las 22 primeras megaciudades en la clasificación e intentó resumir en un sola imagen las fuertes corrientes de "energía humana" que desprenden.

No son panorámicas al uso

Las fotografías de Roemers, que se exponen en el museo Huis Marseille de Ámsterdam hasta el 6 de marzo de 2016, no son panorámicas al uso para mostrar las dimensiones desmesuradas de los lugares que figuran a la cabeza del ranking, todos ubicados en Asia —Tokio (38 millones de habitantes), Nueva Delhi (25), Shanghái (23), Bombay (21)...—. Tampoco le interesan los monumentos, las siluetas que parecen infinitas recortadas contra el cielo o los puntos calientes del turismo, sino el caos, el movimiento incesante y la dinámica electrizante de las megalópolis.

Roemers resolvió el dilema de encapsular en una sola imagen la difícilmente tipificable característica de cada ciudad, dado que las inmensas urbes "han superado largamente las convenciones" de los núcleos urbanos tradicionales europeos o estadounidenses del siglo XX. "Cada megaciudad de hoy tiene su propio carácter", con una estructura masiva impregnada de las peculiaridades, rituales y costumbres de las pequeñas comunidades de los inmigrantes rurales que se trasladan masivamente a la búsqueda de oportunidades.

Del campo a la ciudad

¿Cómo crear una imagen fotográfica de una enorme aglomeración sin núcleo claro, definida principalmente por su infraestructura y llena de una enorme población en constante movimiento?, se preguntó. Las fotografías que decidió hacer son largas exposiciones que captan una "enorme diversidad de factores", desde oficios tradicionales que se desarrollan en las calles, hasta vehículos antiguos circulando en un contexto de modernas carreteras, estaciones de metro y ferrocarriles. Las imágenes "representan casi literalmente la migración desde el campo a la ciudad" y resaltan la "especificidad" de cada metrópoli.

"Las similitudes resultan de las economías informales en las que los habitantes participan. Los recién llegados a una ciudad a menudo terminan en los bordes de la sociedad, que tienen el mismo aspecto en todas partes", apunta Roemers. Para las fotos de Bombay, por ejemplo, encontró que la única forma fiel de lograr una representación esencial era colocar la cámara en una posición alta en un lugar agitado y tomar una y otra vez la misma foto para luego sobreponer los negativos en el laboratorio.

'Observador apasionado'

Desde el museo holandés, uno de los más animados espacios fotográficos europeos, recurren a la idea de Baudelaire del flâneur, cuya pasión es "hacerse una sola carne con la multitud" y convertirse en un "observador apasionado" que logre "establecer su morada en el corazón de la multitud, entre el flujo y reflujo del movimiento, en medio de lo fugitivo y lo infinito".

En contraste con el flâneur del siglo XIX, precisan, Roemers "no se combina con la multitud" sino que se dedica a "captar su movimiento" desde un punto de vista previamente elegido. Su enfoque de las megaciudades crea la decoración  perfecta para su "tema real: la condición humana en la ciudad moderna".

Los proyectos anteriores de este fotógrafo callejero, que usa película química, se han centrado en las consecuencias de la Guerra Fría y, sobre todo, en la vida de los soldados destinados en Afganistán en series como Kabul (2003), La guerra interminable (2005) y Los ojos de la guerra (2012). En este último trabajo compuso un relato metafórico sobre la crueldad bélica con retratos en primer plano de 40 personas que perdieron la vista en la II Guerra Mundial.

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