Los equipos de rescate continúan trabajando en el escenario del peor accidente de la historia de la aviación de Brasil, ocurrido la madrugada de este miércoles 18 de julio en el aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo. De los 189 muertos confirmados hasta el momento, han sido recuperados 181 cadáveres, la mayoría completamente carbonizados.

En la aeronave, un Airbus 320 de la aerolínea TAM que durante el aterrizaje se salió de la pista y se estrelló contra una gasolinera y un edificio colindante, viajaban un total de 186 personas, entre ellas un bebé.

No obstante, el número de muertos puede pasar de 200 debido a que varios empleados en tierra han sido declarados como desaparecidos. Otros tres han fallecido en hospitales.

El presidente de la TAM, Marco Antonio Bologna, ha confirmado que no ha habido supervivientes, y aunque ha reconocido que el aparato iba al máximo de su capacidad, subrayó que no incumplía normativa alguna. Aseguró, además, que los informes de los pilotos no habían registrado fallos.

Los bomberos, por su parte, han encontrado una de las dos cajas negras del aparato, que será enviada a EE UU para que la examinen.

La identificación será lenta

La labor de identificación de los cuerpos será ardua y penosa, a juzgar por el estado de los cuerpos, la mayoría de los cuales tendrán que ser sometidos a exámenes de ADN y de los dientes, informaron fuentes policiales.

Los médicos forenses han recomendado que los familiares suministren todo tipo de informaciones que ayude a identificar a las víctimas, como tatuajes, características físicas o historias dentales. De momento solo nueve peronas han sido identificadas.

Investigación abierta

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha ordenado a su ministro de Justicia, Tarso Genro, la apertura de una investigación para esclarecer las causas del accidente y otra para dilucidar si la pista cumplía los requisitos mínimos de seguridad. Las primeras hipótesis apuntan a fallos en la construcción.

Para empezar, fue cerrada por orden de un juez debido a su inseguridad en días de lluvia y fue sometida a una reforma en el último año. El pasado 29 de junio fue reabierta, pese a las denuncias de los sindicatos, que habían expresado su queja por la falta de un dispositivo antideslizante.

Lula, que se ha declarado "consternado" por el accidente, ha decretado tres días de luto en todo el país, del que hoy se cumple la segunda jornada.

El siniestro se ha producido en medio de una crisis del sector de aviación civil, agravada desde septiembre pasado tras el accidente de un avión de la compañía GOL en el que murieron 154 personas en una zona remota de la Amazonía.

"No ha sido el mal estado de la pista"

El director de ingeniería de la autoridad aeroportuaria estatal brasileña (Infraero), Armando Schneider Filho, negó el martes que el estado de la pista de aterrizaje (supuestamente, resbaladiza y demasiado corta) del aeropuerto sea la causa del que ha sido el peor accidente aéreo ocurrido en Brasil.

Además, Schneider declaró que la pista del aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo, cumple todas las medidas de seguridad internacionales.

"Puedo confirmar que no existía la posibilidad de derrapar en esta pista", aseguró en rueda de prensa. Añadió que "veinte minutos antes del accidente, Infraero realizó una inspección visual" de la misma y que "no detectó ningún problema" porque, a pesar de estar "húmeda", "no había una acumulación de agua".

Varios expertos apuntaron a la pista de aterrizaje como el principal factor causante de que un Airbus 320 de la aerolínea TAM se estrellase el martes en el aeropuerto de Congonhas.