BIO María Villalón nació en Ronda (Málaga) hace 17 años. Acaba de terminar bachillerato y estudia violonchelo. Está soltera.

María no ha dormido apenas. Se ha acostado a las ocho de la mañana. Ha celebrado su victoria en Factor X. Nos recibe tras la rueda de prensa donde todos los miembros del jurado han destacado su madurez y su elegancia cuando se sube al escenario. Está muy agradecida y no deja de gastar bromas.

¿Quién se inventó que es usted muy tímida?

Eso digo yo. Yo creo que la gente me ve prudentita y se cree que soy tímida, pero de eso, nada. Al contrario, siempre he podido pecar de charlatana y pesada (carcajada).

Cuando escuchó su nombre no se lo creía.

¡Cómo me lo voy a creer! Yo estaba convencida de que iban a decir Angy, y cuando escuché María, me quedé muerta. No sabía asimilarlo.

¿De verdad que no esperaba ganar?

No. Yo pensaba que me echaban en cada gala.

¿Cómo se tomó Angy el resultado?

Ten en cuenta que ella ha sido mi inseparable desde el principio del programa. Se alegró muchísimo por mí.

Cuando se enteró de que entraba en el programa le adelantaron sus exámenes y lo ha aprobado todo.

Me tuve que dar un tute que no veas, pero ahora me alegro mucho de haberlo hecho.

¿Va a seguir estudiando?

Claro que sí. Esto de la música nunca se sabe. En septiembre me presentaré a selectividad y quiero empezar a estudiar audiovisuales. Quiero hacer estas cosas que he visto realizar en el programa porque me parece muy gracioso.

¿Qué le han dicho en casa?

Están medio locos todos, aunque la que está más contenta es mi abuela.

Lástima que no pudiese estar en la gala...

Es que está muy mayor y no podía hacerse todo el viaje y eso. Yo no paré de acordarme de ella.

¿Tiene miedo?

No, porque todo lo que tenga que venir será bienvenido. Sé que hay que trabajar mucho, pero soy consciente de que por mucho que te lo trabajes, si no sale, no sale.

Estuvo a punto de no presentarse al casting.

Sí; es que tenía que perder dos días de instituto y nunca imagine que me fueran a coger. No sé... Yo es que soy muy negativa.

¡Cómo va a ser usted negativa si transmite felicidad y se pasa todo el día riendo!

(Carcajada.) Eso sí que es verdad. Yo me río muchísimo, incluso de mí misma, y sí que soy muy feliz. La verdad es que no soy tan negativa.