Pese a la ya añeja relación del arte con el desnudo, el género del "cuerpo crudo" sigue siendo un asunto que no siempre se acepta con naturalidad. Gotean como grifos mal ajustados polémicas que parece repetidas, como la de la exposición sobre desnudos masculinos que tuvo que tapar los órganos sexuales de los modelos del cartel publicitario.

La aceptación del desnudo en el arte es todavía  un "indicador de la temperatura de intolerancia o tolerancia de la sociedad", opina la inglesa Jane Neal, comisaria independiente de exposiciones y crítica de arte, al hablar de The Nude in the XX & XXI Century (El desnudo en los siglos XX y XXI), una muestra temática con obras de 31 artistas de primer nivel que presenta, hasta el 15 de enero de 2016, la sede de Londres de la galería S|2, el espacio de eventos artísticos de la casa de subastas Sotheby's.

Desde la certeza de que sigue latiendo una prevención pública hacia los desnudos, sobre todo cuando la sexualidad es muy explícita, y de que incluso existe una fobia relacionada con la cuestión —la nudofobia, también llamada  gimnofobia, definida por la psiquiatría como miedo persistente, anormal y injustificado a la desnudez y relacionado con el sentimiento de inferioridad con respecto al propio cuerpo o con una fobia sexual con ansiedad sobre la sexualidad en su conjunto—, los organizadores de la sugestiva muestra han reunido obras de 31 pintores para quienes la relación con el cuerpo es una materia relacionada "intrínsecamente con nuestra supervivencia" como humanos.

El cuerpo humano desnudo "tiene el poder de someter, golpear y seducir", explica Neal en el catálogo de la exposición [puede verse al completo en línea] a los golpes y seducir. Las figuras, tanto de hombres como de mujeres, desprovistas de ropa "han dominado las tradiciones artísticas del mundo occidental" desde las musculadas y heroicas esculturas de la antigüedad clásica hasta las odaliscas del siglo XIX.

El propósito de la expedición es demostrar como a partir de la siguiente centuria, el cuerpo se ha convertido en un "flujo de transformación" que no se ha visto mediatizado por los tabúes o la moral más regresiva.

La selección de los artistas y obras seleccionados son parte de la "revolución" contemporánea de explorar el cuerpo, relacionarlo con la sexualidad, el deseo, los géneros o la degradación de la vejez. "En el siglo XXI", añade Neal, "el cuerpo desnudo se ha colocado en una posición aún más destacada, con la posibilidad de que se emitan programas de televisión titulados How to Look Good Naked (Cómo lucir bien desnuda)", una serie que produce desde 2006 la televisión pública inglesa. Desde la depilación de las axilas, asistimos a una "mercadotecnia del cuerpo desnudo", añade.

Así las cosas, y después de apuntar que los desnudos siguen siendo campo de la discrimación sexista, ya que el canon femenino está todavía anclado en el mismo modelo del siglo XIX, la selección que propone The Nude in the XX & XXI Century presenta obras de gran interés. Algunas, como los estudios de Mircea Cantor o el primer plano del sexo femenino Unkept, de la cotizadísima Marlene Dumas, optan por no temer acercarse a lo casi pornográfico, como también hace Gustav Klimt en Reclining Semi-nude with Spread Legs, uno de los muchos dibujos eróticos que debió esconder en vida por su carácter explícito.

En otros casos, el esteticismo es un primer objetivo de los artistas —un cuadro de la serie lésbica Les Deux Amies, de Tamara de Lempicka, o Coreography, de Caroline Walker, quien se pregunta "¿qué es ser una mujer y sentirse observada por un hombre?"—, y Picasso está presente con dos bellas piezas, el óleo Femme endormie, y la aguada Deux nus et têtes D'hommes.

En la exposición —cuyas obras están abiertas a puja y venta a la oferta más alta— están también presentes figuras clásicas como Egon Schiele, Louise Bourgeois, Alberto Giacometti, Edvard Munch y Lucian Freud, hasta autores en ejercicio como Tracey Emin y el británico Jonathan Yeo, que muestra una de sus obras sobre cirugía plástica.