Acaban los encierros de San Fermín 2007 con una carrera rápida y limpia

  • Sólo un incidente: un corredor recibió un puntazo en un muslo.
  • Presentaba más afluencia de participantes que en jornadas anteriores.
  • 2 minutos y49 segundos tardaron los astados en completar los 850 metros del recorrido.
Corredores en la curva de la Estafeta.
Corredores en la curva de la Estafeta.
REUTERS/Susana Vera
Corredores en la curva de la Estafeta.

Los toros de la ganadería cacereña de Victorino Martín han puesto fin hoy a los encierros de los Sanfermines 2007 con una carrera rápida y limpia, aunque al parecer un corredor recibió un puntazo en un muslo.

Dos minutos y cuarenta y nueve segundos tardaron los astados en completar los 850 metros del recorrido, que presentaba más afluencia de corredores que en jornadas anteriores aunque sin la masificación del primer fin de semana de las fiestas.

Tres descolgados

La manada partió a las 8:00 horas de los corrales de Santo Domingo agrupada y encabezada por los manos, aunque, antes incluso de producirse el primer contacto con los mozos, tres toros se descolgaron de sus hermanos.

Mientras uno de ellos recuperaba el ritmo y se integraba en la manada, los otros dos corrieron a varios metros de distancia, aunque el mayor peligro lo creó en la plaza del Ayuntamiento uno del grupo de cabecera al embestir a un mozo que corría por la derecha.

El paso por Mercaderes no registró más incidencias que algunas caídas y pisotones y la curva de acceso a la Estafeta la salvaron limpiamente, sin llegar ni siquiera a tocar el vallado.

Fragmentada en tres

Pese a esto, la manada enfiló Estafeta fragmentada en tres, dejando amplios espacios entre los animales, lo que fue aprovechado por los corredores para acercarse a las astas.

En esta calle, un "victorino" del grupo que abría la carrera resbaló y cayó al suelo, y, aunque se levantó rápidamente, perdió definitivamente el contacto con sus hermanos.

Ya en Teléfonica, un mozo fue enganchado por los cuernos de un burel, que lo llevó por el aire varios metros, aunque finalmente pudo zafarse del animal.

Mientras cinco toros y los mansos accedían al coso sin mayores incidencias, aunque disgregados, el sexto llegó a la plaza unos segundos más tarde conducido por los pastores, entre quienes se encontraba un hijo del ganadero Victorino Martín, y, tras abrirse por la derecha, entró a chiqueros.

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