¿Cómo puedo estimular a mi chica sin que haya penetración?

El sexo puede ser monótono y aburrido si la imaginación no actúa. (Archivo).
El sexo puede ser monótono y aburrido si la imaginación no actúa. (Archivo).
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El sexo puede ser monótono y aburrido si la imaginación no actúa. (Archivo).

Siempre se ha dicho que el órgano sexual más grande que tenemos no es pene, es el cerebro. El significado de esta frase es obvio, el sexo puede ser algo monótono y frío si la imaginación no actúa libremente.

El primer toque puede ser brusco o sensible, largo o corto, intenso o fugaz, sólo tú lo sabes, pero la regla de oro es que no conviene ir deprisa. Tómatelo con calma y haz que ella se lo tome también. No toques, al principio, ninguna de las zonas mal llamadas erógenas. Zona erógena es toda la piel y a veces en los rincones más inexplorados se encuentras pequeños tesoros que no conviene olvidar.

Ninguna mujer negará que sus genitales son su zona más intensamente erógena pero la mayoría no sabe que tiene otras que pueden sustituir a estos en el ranking del placer. Concentrarse sólo en una zona es como comer sólo un plato de una espléndida y variada comida.

Un buen masaje, un masaje sensitivo que lleve a tu compañera a cimas de placer que nunca conoció es un magnífico comienzo. Empieza desnudándola: Desnúdala lentamente, sin prisas, besando su cuerpo y acariciando sin prisas; no se trata de excitarla rápidamente, se trata de erotizarla y eso se hace despacio. Si quieres hacer un buen masaje sensual haz que tu compañera conserve las bragas y el sujetador puestos, túmbala boca abajo y empieza a acariciar su pelo, su nuca y su cuello. La excitación en estas zonas se consigue tocando levemente a contrapelo, lamiendo, soplando y besando.

¡No menosprecies la sensibilidad que tienen las orejas y el oído medio! Esta zona es tan receptiva a la estimulación que puede producir una respuesta en cuestión de segundos que recorra el cuerpo entero, desde el cuello hasta la punta de los pies. Mordisquea su lóbulo.

Respira ligeramente en su oído y susurra palabras dulces, o incoherencias. Humedece con la lengua el contorno y luego penetra suavemente con la lengua en el interior.

Desciende después a largo de la columna vertebral, rodea los hombros, entretente en cada brazo, el rincón de la articulación del codo es muy sensible a los ligeros arañazos y la muñeca a la presión, retuerce los dedos, besa la palma de la mano y mordisquea suavemente las yemas de los dedos. Depiladas o sin depilar, las axilas son sugestivas y sensibles. Su ubicación nos recuerda a otros lugares escondidos. Algunas las llaman la pequeña entrepierna. Pero lo que no es sexy son los desodorantes. Saben fatal.

Cambio de zona

Vuelve a la espalda, (recuerda que si cambias de zona no debes hacerlo con las dos manos, deja una descansando en la zona que tocaste y lleva la otra hacía la zona nueva) masajea intensamente, abarcando grandes zonas, pero no toques el culo, es pronto. La espalda es la zona erógena más grande del cuerpo. Las curvas que forman los hombros y la columna son una de las creaciones más perfectas de la naturaleza. Acaríciala suavemente con las manos o desliza un dedo por las líneas que describen huesos y músculos. Prueba a lamer la columna vertebral y luego a soplar. Escucha sus respuestas con los oídos y con las manos.

Si no estás seguro de lo que estás haciendo pregúntale a ella. Desciende hacia los muslos, acaricia, lame y besa la cara interna del muslo, es una zona muy sensible, la corva y la pantorrilla ráscalas con suavidad. Algunas personas piensan que la única relación que hay entre sexo y pies es la del fetichismo, sin embargo no es así, en los prostíbulos japoneses se ofrece un servicio que consiste en succionar, es decir hacer una felación en el dedo gordo del pie. El cliente, a través de este tipo de estimulación, consigue el orgasmo sin que sus genitales sean tocados.

Los pies tiene un potencial erótico que ha sido descuidado en nuestra cultura, amásalos con fuerza al principio para que las cosquillas desaparezcan, luego sigue masajeándolos intentando mover los huesos del interior con un ritmo suave y sostenido, en este momento haz una pausa y pide a tu compañera que se dé la vuelta, toma su pie por el talón y lame los dedos con firmeza mientras llevas la otra mano hacia sus nalgas.

Posiblemente en este momento ya esté deseando que pases a mayores, su respiración te lo dirá. Pero no lo hagas, sigue acariciándola. Pasa la mano suavemente por los costados y acaricia el culo sin detenerte, roza suavemente y como de pasada su pubis y pon las manos sobre su vientre, lame el ombligo son suavidad, algunas personas lo tienen muy sensible y no les agradan las sensaciones que reciben de él.

Sube hacia el estómago en la dirección de los músculos abdominales, presiona ligeramente y rodea con las manos planas sus senos, notarás que sus pezones están erectos, quítale con cariño y dulzura el sujetador, llégate a ellos y lámelos.

La sabiduría lesbiana sostiene que...

La sabiduría lesbiana sostiene que no hay mejor amante para una mujer que otra mujer porque "ellas saben qué hacer con su pareja porque saben lo que les gusta a ellas mismas". No siempre es esto verdad, los pechos son tan peculiares como sus dueñas, no sólo difieren en forma y talla, también en sensibilidad.

Hay mujeres para las que no significan nada y otras no permiten un acercamiento. También hay a quién le encanta que se los acaricien, chupen y mordisqueen, y a veces sólo por esto consiguen un orgasmo. Para saber lo que le gusta a tu pareja, fíjate bien como responde a tus estímulos. O pregúntale directamente. Quizá entre las dos descubráis los puntos sensibles y los más sensibles aún.

Hay muchas maneras de dar placer con los senos. Coge uno de ellos con las dos manos en forma de copa, o uno en cada mano. Acarícialos o masajéalos suavemente. Bésalos o mordisquéalos pero sin acercarte a los pezones. Roza tu pecho con el suyo. Aumenta el ritmo y la presión, pero no estés constantemente cambiando de una forma a otra; cuando encuentres algo que funciona, déjala que disfrute con ello todo el tiempo que le sea necesario. La mayoría de las mujeres prefieren que no les toquen directamente en los pezones, y cuando llegue el momento, que se haga suavemente para que se vayan sensibilizando con lentitud.

Humedece los pezones con la lengua y los labios, ve añadiendo progresivamente presión y velocidad. Hay pezones que aunque en un principio se muestren tímidos, suelen ponerse erectos en segundos. También los hay que no necesitan más que un leve roce para mostrarse en todo su esplendor.

En cualquier caso siempre son sensibles y responden a una amplia variedad de estímulos. Pellízcalos, con delicadeza o tómalos entre los dedos y elévalos un poco. Dibuja cruces o círculos con la lengua sobre ellos. Succiónalos con la boca combinándolo con lo anterior, y al mismo tiempo. Prueba a centrarte con la boca en un pezón y con los dedos en el otro. Si tu pareja tiene los senos grandes entonces será posible chuparlos y absorberlos al mismo tiempo.

Haz que tus manos vuelvan a bajar hacia las nalgas. Abárcalas con las dos manos y presiona con la boca en su sexo abierto, echándole el aliento. Hazle darse la vuelta y quítale con mimo las bragas. Aprieta, soba, da suaves palmadas, besa su culo y mientras tanto con las manos ya puedes tocarle a tu gusto los genitales. Recuerda nuca toques el clítoris directamente.

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