Turismo seriéfilo

Gillian Anderson, la recordada Scully de 'Expediente X', paseando por Florencia en Hannibal.
Gillian Anderson, la recordada Scully de 'Expediente X', paseando por Florencia en Hannibal.
AXN
Gillian Anderson, la recordada Scully de 'Expediente X', paseando por Florencia en Hannibal.

Desde 2004 tanto la producción de series como su consumo ha crecido de forma exponencial hasta llegar a una situación de saturación, con más de 400 producciones para un público de más de 1.500 millones.

En este contexto, donde las ficciones de los grandes canales se han apoderado del día a día, se entiende la proliferación de un circuito turístico ligado a estos productos de consumo global y afiliación masiva. El caso más paradigmático lo representa Nueva York, ciudad testigo de infinidad de historias.

A día de hoy, agencias como On Location Tours facilitan al turista recorrer las lujosas calles del Upper West Side que pisaban en Gossip Girl, visitar el Magnolia Bakery y otros locales que frecuentaban en Sexo en Nueva York Carrie Bradshaw y sus amigas por el Greenwich y el West Village, pasearse por el Brooklyn cool y hípster que Lena Dunham usa como fondo de su Girls, visitar la casa de Friends, dar una vuelta por Madison Avenue y revivir los rincones que definieron Mad Men... Unos tours que alcanzan hasta el otro lado del río Hudson, donde aguarda New Jersey, el hábitat de las andanzas criminales de Tony Soprano y los suyos, uno de los seriales que propiciaron la eclosión de lo que se conoce como la Edad de Oro de la televisión.

A unas millas de allí se encuentra Baltimore, ciudad que registra una de las tasas de homicidios más altas de Estados Unidos. La ciudad de la costa este quedará siempre asociada a The Wire, la obra maestra de David Simon en la que se diseccionaba con ojo clínico el impacto que causa la droga en las barriadas más pobres. Del mismo showrunner es Treme, ficción donde el escenario es el personaje central. La obra de Simon se erige como una carta de amor a Nueva Orleans. Un retrato de su gente tras el devastador paso del huracán Katrina que captura el fervor musical que expulsan los locales de Bourbon Street, dentro del French Quarter, o el jazz en vivo que invade las calles del centro o los pubs situados en Marigny, otro de los barrios con más vida de la ciudad del Misisipi.

Imagen de 'Juego de Tronos'

Sin dejar la ciudad ni el estado, la repercusión de True Detective la temporada pasada –una serie en la que el paisaje jugaba un papel vital en la atmósfera que envolvía al personaje de Rust Cohle (Matthew McConaughey)– ha dejado un tour por las 13 localizaciones ubicadas en Nueva Orleans.

Mucho menos turística es Alburquerque, enclave de Nuevo México que Breaking Bad puso en el mapa al ambientar allí sus cinco temporadas. Pese a las escasas atracciones turísticas de las que presumir, la ciudad acoge decenas de visitantes durante la semana y centenares durante el fin de semana que peregrinan con la intención de visitar la casa de Heisenberg, el local de los Pollos Hermanos o la oficina de Saul Goodman, entre otros sitios icónicos.

Sin dejar el vasto territorio estadounidense, en los Cayos de Florida se emplaza Bloodline. Una de las últimas adquisiciones de Netflix que se ha convertido en una de las sensaciones de la presente temporada al mezclar el drama familiar con el thriller criminal. Ubicada en Islamorada, una isla situada a 144 km al sur de Miami, el curioso puede alojarse en el edificio testigo de tantos secretos y dramas familiares.The Moorings Village & Spa, como ocurre con la casa de los Murphys en la ficción, es un hotel situado en un entorno playero idílico. Aunque si hay un paisaje incrustado en el imaginario colectivo ese es el del pueblo de Twin Peaks. La serie de David Lynch se filmó en tres pequeñas localidades del estado de Washington, cerca de Seattle.

'Juego de Tronos' ha rodado secuencias en España

North Bend, Snoqualmie y Fall City cercaban todo ese universo de la América rural que Lynch y Mark Frost se habían imaginado para esta historia que marcaría un antes y un después en la manera de consumir televisión y de producirla. Como por ejemplo, Lost, otro fenómeno que creó una comunidad de fans alrededor de los misterios que afectaban a los supervivientes del vuelo Oceanic 815. Como en Twin Peaks, la ABC fue la encargada de mitir una serie cuya adicción se basaba en la promesa de resolver los enigmas planteados. La repercusión fue tal que Oahu, la isla del Pacífico donde se rodaron las seis temporadas de Lost, se ha convertido en un lugar de peregrinación. Miles de curiosos se han acercado a Papallola Road, el lugar en el que los supervivientes edificaron su campamento durante la primera temporada, o a Kaawa Valley, el campo de golf que montó Hugo para matar el tiempo y paraje donde se filmaron las escenas de la selva.

Lost fue la primera gran serie que expandió su universo en internet y así resulta comprensible la existencia de lostvirtualtour.com, un site que sitúa en el mapa de la isla los escenarios de la serie. Si a día de hoy hubiera que buscar un equivalente al producto de J. J. Abrams y Damon Lindelof, todos los dedos apuntarían a Juego de Tronos. Serie fenómeno y superproducción que ha explorado la geografía mundial para dar con la réplica real del universo fantástico medieval ideado por George R. R. Martin en sus novelas. La variedad de paisajes y ecosistemas que conforman los siete reinos ha obligado al equipo a desplazarse a lugares como Essaouira y Ait Ben Haddou (Marruecos), Dubrovnik (Croacia), Malta, Islandia, e incluso España: El Real Alcázar de Sevilla y la plaza de toros de Osuna en la quinta temporada, y el casco antiguo de Girona, Peñíscola, Tudela y el municipio almeriense de Pechina para la temporada que se aproxima.

Europa también ha sido un escenario goloso para series como Hannibal (emitida en España por AXN) cuando en su tercera y última temporada un perseguido Hannibal Lecter se muda a Florencia para seguir dando rienda suelta a su particular apetito.

La danesa The Killing, que promovería un remake americano, es otra de esas ficciones que han revitalizado el turismo de Copenhague y alrededores, parajes en los que se ambientan Borgen o Bron/Broen, otras dos producciones que apuntalaron el buen momento de la ficción danesa. Son solo algunos de esos parajes de la ficción televisiva levantados desde el mundo real que por su enraizamiento cultural son capaces de alterar el destino de las vacaciones.

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