La vicepresidenta y responsable de Presupuesto de la Comisión Europea, Kristalina Georgieva, lanzó una petición formal este miércoles a los países miembros para recaudar 1.700 millones que irían destinados a sufragar la ayuda a refugiados en los países que no pertenecen a la Unión.

Georgieva informó de que la institución ha agotado los 73 millones presupuestados en los fondos de emergencia para 2015, por lo que la próxima semana solicitará a los 28 otros 100 millones hasta final de año (parte de ellos, para Frontex, Europol y la Oficina Europea de Apoyo al Asilo) y 600 millones más para 2016.

En este sentido, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, propuso movilizar 1.000 millones de euros para Turquía, que acoge a 1,4 millones de sirios, y otros 17 millones para Serbia y Macedonia.

La Comisión se ha fijado como objetivo para los próximos seis meses la activación del Mecanismo Europeo de Protección Civil o de equipos de intervención rápida en las fronteras, así como el levantamiento de las trabas que Alemania, Francia, Austria o Hungría han impuesto dentro del espacio de libre circulación europeo. Bruselas también plantea la necesidad de impulsar una ofensiva diplomática e intensificar la cooperación con terceros países.

La primera preocupación de las autoridades continentales -y de los respectivos estados miembros- sigue siendo, sin embargo, las fronteras.

Así lo expresó este miércoles el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que invitó a los jefes de gobierno reunidos en Bruselas a acordar un plan para "recuperar el control" de los pasos. Tusk recordó que hay ocho millones de desplazados dentro de Siria y otros cuatro que han huido de ese país árabe a Turquía, Jordania, Líbano e Irak. "Ello quiere decir que estamos hablando de millones de refugiados potenciales intentando llegar a Europa, no miles", recalcó.

El conservador Viktor Orbán, presidente de Hungría, propuso desde Berlín que los socios europeos se hagan cargo de las fronteras de Grecia, uno de los principales puntos de entrada y que, a su juicio, no es capaz de gestionar el flujo migratorio. Este martes, más de 2.500 personas, la mayoría, de nacionalidad afgana, desembarcaron en la isla helena de Lesbos.

Pero el empeño en blindar las fronteras no gusta a todos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, criticó a Europa por estrangular el flujo de refugiados. "La solución no pasa por cerrar las fronteras o dejarlos morir en el mar, sino por hacer que sus países sean seguros para vivir. Turquía, sin dudarlo y sin dilación, aceptó a dos millones de refugiados que buscaban la salvación en nuestras fronteras", reprochó al intervenir en la ceremonia de inauguración de la Gran Mezquita de Moscú.

Croacia propone como solución habilitar corredores humanitarios para facilitar la llegada a destino, algo que son reticentes países como Alemania. "Por qué causar tantos sufrimientos. Sufrimos todos. Los refugiados, un país tras otro... En lugar de que se organice un ordenado corredor humanitario y se resuelva todo esto", insistió el ministro del Interior croata, Ranko Ostojic, desde el campo de refugiados de Opatovac, donde las fuerzas de seguridad usaron gas pimienta para dispersar a los expatriados durante una protesta.

Hasta 8.750 peticionarios de asilo entraron el martes en el país balcánico camino de Eslovenia y Austria como consecuencia de las restricciones impuestas por Hungría en su frontera. Todos ellos llegan desde la vecina Serbia, donde grupos de camioneros bloquearon las aduanas en protesta por la decisión de Croacia de impedirles su tránsito por el país para evitar posibles situaciones de tráfico de personas.