"Es necesaria una ley estatal que prohíba expresamente los festejos populares con animales"

  • La celebración del Toro de la Vega este martes en Tordesillas pone de relieve un año más la polémica entorno a estas actividades.
  • España acoge al año unos 3.000 festejos populares en los que se utilizan y maltratan animales, según el Observatorio Justicia y Defensa Animal.
  • La directora del departamento legal de dicha organización reconoce que se han logrado algunas victorias gracias a la presión social pero "queda mucho por hacer".
  • DOCUMENTO: Consulta el dossier del Observatorio Justicia y Defensa Animal.
Momento en el que el toro 'Elegido' es abatido por el lancero Álvaro Martín 'Portu' en el Toro de la Vega 2014.
Momento en el que el toro 'Elegido' es abatido por el lancero Álvaro Martín 'Portu' en el Toro de la Vega 2014.
RODRIGO GARCÍA
Momento en el que el toro 'Elegido' es abatido por el lancero Álvaro Martín 'Portu' en el Toro de la Vega 2014.

"Con las leyes que hay ahora mismo en cada comunidad, tanto de protección animal como de espectáculos públicos, la mayoría de los festejos populares con animales no tendrían que estar celebrándose. Las leyes están siendo inaplicadas de manera clara". Así de contundente se expresa Nuria Menéndez de Llano, directora del departamento legal del Observatorio Justicia y Defensa Animal. "Viendo que no hay voluntad política de aplicar las normas tal y como están, sería necesaria una ley estatal que establezca explícitamente que están prohibidos estos festejos", apunta.

La celebración del Toro de la Vega en Tordesillas (Valladolid) pone de relieve un año más la polémica en torno a estas celebraciones. Esta letrada asegura que casi todas la leyes de protección animal tienen una cláusula por la que se prohíben "todos aquellos festejos en los que se da un tratamiento antinatural a los animales". "Simplemente por eso, ya cualquier festejo popular en el que se les acosa o se les persigue es un tratamiento antinatural. Ningún animal nace para ser acosado o perseguido por placer o para entretenimiento", resalta y critica que se aluda a "todo tipo de interpretaciones" para no aplicarlo.

Menéndez de Llano habla de una "doble vulneración" en este terreno, invocada por el Observatorio en la multitud de denuncias que ha presentado contra estos actos. Esa doble vulneración se debe a que las leyes de espectáculos públicos recogen que "se prohibirán todos aquellos festejos o actividades recreativas que vulneren la legislación vigente". Y "la ley de protección animal ya es la legislación vigente".

Esta abogada especialista en derecho animal considera que falta voluntad política para cambiar esta situación. "En los últimos años hemos percibido un cambio, una clara sensibilidad y un rechazo hacia estos festejos por parte de los partidos", reconoce. "Pero nos quedamos en bonitas palabras y en poca decisión política cuando tienen las mayorías necesarias para aprobar leyes", continúa.

En su opinión, una clara prueba de que no hay interés de suprimir estas prácticas es el hecho que el Toro de la Vega "podría suspenderse hoy mismo aludiendo a motivos de seguridad porque hay una gran conflictividad social". "Hemos pedido a la Delegación del Gobierno que aplique la ley de seguridad ciudadana que le autoriza a suspender cualquier celebración en la que haya riesgo de conflicto en aras de la seguridad ciudadana", anuncia, una petición para la que no han obtenido respuesta.

Unos 3.000 festejos al año

El Observatorio tiene contabilizado que actualmente se celebran en España unos 3.000 tipos distintos de festejos populares en los que utilizan y maltratan animales. "Esa cifra no ha descendido en los últimos años. En los casos en los que se ha reducido ha sido por mero problema económico", indica Menéndez de Llano. Se han logrado algunas victorias, como que en determinadas corridas de gansos se utilicen muñecos de goma o al menos aves que no estén vivas, o que en la localidad valenciana de Algamesí se hayan sustituido los estoques y las banderillas en las becerradas por capeas, pero para esta abogada "aún queda mucho por hacer".

Estos son algunos de los festejos con animales denunciados por el Observatorio Justicia y Defensa Animal y por otras organizaciones:

El Toro de la Vega. El astado es soltado desde el centro del pueblo y conducido al campo, donde, una vez que cruza el puente sobre el río Duero en dirección a un pinar, jinetes o personas a pie se enfrentan a él con lanzas hasta matarlo. El animal solo será indultado si logra sobrepasar la meta establecida, algo que muy pocos han logrado.

El toro enmaromado y otros festejos de persecución de astados. El acto central de las fiestas que se celebran en junio en Benavente (Zamora) consiste en atar una cuerda alrededor de los cuernos del toro y servirse de ella para tirar del animal haciéndole recorrer las calles. "Se resbala y cae al suelo en numerosas ocasiones, dolorido, exhausto y desorientado, apenas puede mover su cuello mientras una enfervorecida multitud le hostiga, persigue y golpea", asegura el Observatorio. El recorrido acaba con el toro en el matadero. También en junio, pero en el municipio extremeño de Coria, tienen lugar las fiestas de San Juan. En ellas, el Toro de Coria es obligado a recorrer las empedradas calles del pueblo, "donde resbala, se cae y se fractura en ocasiones las patas, mientras es acosado y golpeado por los mozos". El animal recibe finalmente un disparo en la cabeza. Poco después, a mediados de agosto, en Villalpando, también en Zamora, tiene lugar un festejo similar durante las fiestas de San Roque. El último domingo de celebraciones, tres toros son soltados en el campo y son "perseguidos, acosados y golpeados por cientos de todoterrenos". También acuden participantes con quads, motos, tractores con remolques, montados a caballo o bien a pie.

El toro embolado. El festejo consiste en ponerle unas bolas ardiendo en los cuernos, lo que provoca el miedo en el animal, que corre desorientado, intentando zafarse del fuego. Se celebra en varios puntos de España.

Becerrada de Algemesí. Se ha venido celebrando tradicionalmente en esta localidad valenciana a finales de septiembre. El público saltaba al ruedo para clavar banderillas y espadas a los becerros. Hasta este año. En marzo, las peñas taurinas del municipio decidieron eliminar los estoques y las banderillas en estas becerradas cadafaleras y sustituirlas por capeas.

Rapa das Bestas. Se celebran en numerosas localidades gallegas, a lo largo del verano. Cientos de caballos son encerrados en los curros, recintos delimitados por vallas, y son asaltados para trepar a ellos y cortarles las crines con unas tijeras. "Aparte del enorme estrés al que son sometidos, los caballos sufren daños y golpes, ya sean los que les propinan los propios participantes o los que se producen entre ellos al correr en estampida tratando de huir del tumulto", denuncia el Observatorio. Además se marca a los caballos con un hierro candente.

Bous a la mar. En la localidad de Dénia (Alicante) se suelta una vaquilla que, "acosada y perseguida por los mozos del pueblo, es obligada a lanzarse de modo violento y antinatural al mar desde lo alto de un espigón". Durante la segunda semana de julio se celebran dos sesiones diarias de esta actividad, de mañana y de tarde. Una vez la vaquilla cae al agua es devuelta otra vez a tierra para repetir. En alguna ocasión los animales han muerto ahogados, según la organización animalista.

Corridas de gansos. Cada 25 de julio, en el pueblo de Carpio del Tajo (Toledo), y en el marco de las fiestas en honor de Santiago Apóstol, se celebra una fiesta que consiste en colgar varios gansos de una soga, atándolos boca abajo por las patas. Los participantes pasan por debajo a caballo, con el objetivo de agarrar al animal por el cuello hasta arrancarle la cabeza. Gana quien consigue arrancar más cabezas. Los animales no están vivos, pero esta práctica sigue generando críticas. Algo similar puede verse en la localidad vizcaína de Lekeitio durante las fiestas de septiembre. El pasado día 6, un año más, se concentró en el puerto una gran multitud para participar en un festejo que dura más de tres siglos y en la que gana quien más tiempo aguanta colgado del ave o quien logra decapitarlo. Hace unos 30 años se sustituyeron los animales vivos por gansos ya muertos y el año pasado empezaron a emplearse gansos de goma. Aún no los utilizan todas las cuadrillas, pero el número va en aumento.

Lanzamiento de patos al mar. La localidad de Sagunto (Valencia) celebraba, los 15 de agosto, en el marco de sus fiestas patronales, el lanzamiento de patos vivos al mar para que sean atrapados por los bañistas. "La lucha por hacerse con los animales genera en la mayor parte de los casos la muerte in situ de los patos, que son agarrados por el cuello, las alas, las plumas o las patas sin apenas tener posibilidad de huida", evidenciaba el Observatorio. Este año, por primera vez, el Ayuntamiento, liderado ahora por Compromís, ha decidido sustituirlos por ejemplares de plástico. Una celebración parecida tiene lugar el primer domingo de septiembre en la Playa de Cueva (Asturias). Se denomina Suelta'l pato y consiste en soltar varios patos en el agua desde una barca para que la gente los persiga a nado y los atrape.

Codornices a tubo. Ecologistas en Acción y el Observatorio Medioambiental de Becerril de la Sierra han denunciado la inclusión en el programa de fiestas patronales de la localidad madrileña de un campeonato de lanzamiento de "codornices a tubo" para que sean abatidas por cazadores. La actividad forma parte del programa en honor al Santo Cristo del Buen Consejo. "Las codornices a tubo es una modalidad de tiro deportivo que se practica en la Comunidad de Madrid.  A las codornices se las introduce vivas en un tubo conectado a una máquina que las lanza al aire con gran impulso al tiempo que son abatidas por disparos. Es como lanzar una pelota de tenis. Algunas no llegan ni a volar antes de ser abatidas. En otras ocasiones el animal cae herido y pasa horas aleteando sobre el terreno hasta que muere. En cada campeonato se lanzan cientos de codornices", han explicado.

Apedreamiento de Judas. En Semana Santa, en Robledo de Chavela (Madrid), se apedrea a Judas, un muñeco hecho por los quintos y al que disfrazan del personaje más popular del año. Se ata a un árbol de gran altura y se acompaña de cántaros. Antes los cántaros, que también se apedrean, contenían gatos, ardillas o palomas. Ahora se han logrado cambiar por caramelos y confeti.

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