El pasado 20 de agosto el Gobierno chino impuso restricciones a la producción de las fábricas de Pekín, así como al uso del automóvil en la ciudad.

En concreto, cinco millones de automóviles se vieron obligados a conducir en días alternos, días previos a la celebración del fin de la Segunda Guerra Mundial, el 3 de septiembre, momento en el que se levantó la resticción.

Días después de que haya finalizado la medida, los niveles de calidad del aire, que habían llegado a ser "saludales", han vuelto a empeorar drásticamente.

"El azul militar del desfile se ha ido, en su lugar ha vuelto el gris normal" afirman los habitantes de Pekín.