"En casas particulares hay la mejor voluntad para acoger a los refugiados pero no es suficiente"

Una voluntaria, dejando bolsas llenas de alimentos en las instalaciones de la ONG Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio.
Una voluntaria, dejando bolsas llenas de alimentos en las instalaciones de la ONG Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio.
JORGE PARÍS
Una voluntaria, dejando bolsas llenas de alimentos en las instalaciones de la ONG Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio.

Bruselas ha pedido a España que dé asilo a 14.931 refugiados del contingente de 120.000 que la Unión Europea acogerá entre los llegados a Hungría, Grecia e Italia. Gobierno y ONG trabajan ya para articular el recibimiento, algo para lo que el país cuenta con una red de centros de acogida con más de 30 años de experiencia pero que necesita ser reforzada. A ello se unen las numerosas muestras de solidaridad surgidas tanto desde la ciudadanía como desde diferentes instituciones. ¿Cómo articular a nivel nacional el mayor éxodo que vive Europa desde la II Guerra Mundial?

El Congreso aprobó este miércoles una partida extraordinaria de 200 millones de euros para atención a refugiados, que se suman a los 6,2 millones ya previstos en los Presupuestos Generales para 2016. Pero más allá de la necesaria dotación económica, esta situación requiere de una adecuada organización.

La cifra de personas que recibirá España no estará cerrada hasta el próximo lunes, cuando se celebre el Consejo Extraordinario de Ministros de Interior. Podría variar si alguno de los otros Estados miembro no acepta la cuota que se le ha asignado. Tampoco se conoce exactamente la fecha de llegada. Sí se sabe que será escalonada y se estima que se produzca a lo largo de los próximos dos años. Pero, ¿dos años no es mucho tiempo? "Sí", responde José Javier Sánchez, subdirector para Migraciones de Cruz Roja Española. "Como bien dijo [el presidente de la CE, Jean-Claude] Juncker, el invierno se acerca. No pueden estar a la intemperie. Pensamos que habrá una primera llegada más numerosa y que se irán acelerando las siguientes", agrega.

Sánchez reconoce no obstante que no se trata de un proceso simple. Este arrancará con el traslado a los puntos de emergencia de una delegación de la comisión interministerial creada para abordar esta crisis. Ese grupo se ocupará de organizar quiénes vendrán a España y se intentará incluso que puedan realizar la solicitud de asilo sobre el terreno para acelerar los trámites.

Una vez en el país, serán recibidos por un dispositivo especial que les comunicará el centro de acogida de refugiados al que serán trasladados. "Si tienen conocidos o red social en algún punto se tendrá en cuenta", explica el subdirector de Migraciones de Cruz Roja Española.

Los primeros meses, mejor en centros

En las últimas semanas están siendo muchos los ciudadanos que se han ofrecido a acoger a los refugiados en sus casas. Las ONG se sienten agradecidas y valoran muy positivamente ese movimiento solidario y creen que esa respuesta hay que articularla de manera que los apoyos lleguen en el momento adecuado. Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) abogan por ir paso a paso. Y consideran que el primero es instalar a esas personas en alguno de los centros de acogida que existen para ellos y en los que trabaja personal especializado.

"Requieren una atención muy específica: psicológica, jurídica,… En casas particulares hay la mejor voluntad del mundo pero no es suficiente. La convivencia no es fácil, por temas interculturales, lingüísticos… y además estas personas llegan con una problemática. En los centros reciben atenciones que si están fuera no podrán recibir con igual intensidad, como por ejemplo, clases de castellano. Los procesos de integración no son iguales", aconseja Raquel Santos Guillén, coordinadora estatal del Área Social de CEAR.

"José Javier Sánchez comparte esta idea: "El alojamiento es complicado, se necesitaría conocer a ambas familias. Las primeras semanas realizamos una intervención muy intensiva. La atención psicológica es muy importante, porque son personas que vienen traumatizas, desconcertadas...".

A los cuatro centros que lleva el Ministerio de Empleo y Seguridad Social se suman los gestionados por CEAR, Cruz Roja y Accem. En total, un millar de plazas aproximadamente. "Estamos trabajando en aumentar el número de plazas y reforzando el equipo en todas las delegaciones", avanza Santos Guillén. "El año pasado teníamos 195 plazas y atendimos a 5.000 personas. Si llegan estas 15.000 en dos años, Cruz Roja necesitará unas 2.000 plazas", apunta sobre este asunto José Javier Sánchez.

Ese objetivo, en principio, no parece difícil. Con Barcelona a la cabeza, han sido numerosas las localidades y comunidades españolas que han ofrecido instalaciones públicas para albergar a los migrantes. Santos Guillén asegura que durante los últimos días están trabajando para articular toda la solidaridad surgida con otras entidades no tan centradas en temas de refugiados, con la ciudadanía y con Administraciones locales y autonómicas.

Ayuda en las actividades cotidianas

Durante esta primera fase del asilo, por tanto, la propuesta consiste en canalizar la ayuda ciudadana a través de estos centros de acogida. "Tenemos habilitadas formas para poder apoyarnos: puedes hacerte socio, realizar una aportación económica puntual o ser voluntario", explica la coordinadora estatal del Área Social de CEAR. También se han puesto en marcha numerosas iniciativas para recoger alimentos y productos de primera necesidad.

Una vez de que los solicitantes de asilo salgan de los centros de acogida, algo que suele ocurrir pasados unos seis meses, sería el momento de un apoyo más directo por parte de la población. El Ministerio de Empleo pone a disposición de estas personas una serie de ayudas económicas para su autonomía, para cubrir sus necesidades básicas durante unos meses, pero aún estarán en pleno proceso de adaptación. "El apoyo de la gente es muy bien recibido porque vamos a necesitar quien les acompañe: al centro de salud, al colegio, al supermercado...", afirma José Javier Sánchez. Actividades cotidianas que pueden resultar complicadas en un entorno aún desconocido.

Las organizaciones podrán contar así con refuerzos para las labores de acompañamiento que realizan una vez que los migrantes dejan los centros. Entre sus metas está la de conseguir la integración laboral de este colectivo. "En una segunda fase de capacitación formativa ofrecemos un itinerario formativo y laboral en función de la experiencia e inquietudes de cada uno. Se les dan cursos de formación y se les ayuda en la búsqueda de empleo", asegura la interlocutora de CEAR.

Los solicitantes de asilo suelen recibir el estatuto de refugiado dentro la etapa de protección social pero no antes de salir del centro de acogida. Esa concesión tarda de media un año si es un persona sola y un año y medio si es una familia.

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