Aziz tiene 16 años. La guerra en Afganistán le robó a su familia y lo convirtió en uno de los miles de refugiados que ponen rumbo a Europa soñando con un futuro más esperanzador. Este adolescente afgano ha llegado a Austria recorriendo a pie 6.000 kilómetros de un difícil viaje atravesando diferentes fronteras junto a otros chicos que comparten su edad y situacion.

En la ciudad austriaca de Traiskirchen, en el districto de Baden, el joven narra en una vídeo entrevista para ZOOMIN.TV los escollos de su periplo de huída desde su tierra natal.

"Es un viaje muy difícil porque caminamos por selvas y desiertos y cruzamos montañas muy altas. Cuando llegamos a un país nuevo la policía y los locales nos pegan", comenta Aziz.

Al desarraigo y la violencia se suma la imposibilidad para cubrir las necesidades básicas porque al alcanzar un país europeo, su situación, lejos de mejorar se agrava. "Cuando llegamos a un país diferente no tenemos dónde pasar la noche ni tampoco nada que comer", cuenta.

En los campamentos, se queja, "hay muchos ladrones que nos roban las pertenencias, como los móviles, incluso la pasta de dientes o las cremas", Aziz se esfuerza por transmitir en inglés la dificultad de su día a día.

Por las mañanas, al despertar, este refugiado explica que él y sus compañeros desayunan y después "nos miramos los unos a los otros sin poder hacer mucho más". Su presente no se parece nada al de un europeo de su edad, pero sus sueños sí. Aziz habla de su futuro con las ideas claras. "Mi plan es quedarme en Austria y completar mi educación para convertirme en un ingeniero o un médico aquí".

Sabe que sus sueños pasan por integrarse y aprender el idioma, pero también que tiene tiempo para lograrlo "Somos chicos jóvenes y quermos aprender el idioma nativo, para valernos por nosotros mismos y resolver nuestro problema. Tenemos muchos sueños".

Europa vive estas semanas una crisis humanitaria incapaz de gestionar la histórica llegada de refugiados que huyen de los conflictos bélicos en Oriente. En la cumbre de los Balcanes, celebrada el pasado jueves en Viena, los responsables europeos recordaron, ante las críticas sobre el papel de la Unión Europea, que en las regiones vecinas a Europa hay 20 millones de refugiados, una cifra sin parangón desde la II Guerra Mundial.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) cifró a primeros de julio en 137.000 el número de migrantes y refugiados que han llegado en los seis primeros meses de 2015 a las costas europeas tras cruzar el Mediterráneo. Los datos recabados en Grecia, Italia, Malta y España reflejan un incremento de las llegadas del 83% en comparación con el mismo periodo en 2014.

Alemania, uno de los principales países de destino de los refugiados, calcula que este año unas 800.000 personas, casi cuatro veces más que el año pasado, solicitarán asilo en el país, mientras que en Austria las autoridades estiman que serán 80.000.

Sólo este lunes, Austria registró la llegada de otros 3.650 refugiados de paso por la república alpina en su camino hacia Alemania. La enorme mayoría de estos refugiados abandonaron el mismo día la capital austríaca y se encontraban de viaje hacia Salzburgo, cerca de la frontera con el estado federado alemán de Baviera.

Apenas seis personas procedentes de Afganistán decidieron pedir asilo político en Austria, mientras que el resto prefirió seguir en dirección a Alemania, explicó el lunes un portavoz de la policía austríaca a la agencia de noticias APA.

En Austria, grupos de voluntarios, entre ellos decenas de traductores de árabe, farsi y otros idiomas, organizaron un comité de bienvenida para los refugiados.  Los inmigrantes, visiblemente cansados y asustados en un primer momento, recibieron una comida caliente de Cáritas Austria, además de un lugar para descansar en las instalaciones de la estación.