Ya sea por la crisis –si es que no ha cesado– o porque la sociedad española es cada vez más heterogénea, pero el número de personas que comparten piso aumenta. La demanda de habitaciones en un piso de alquiler que se comparte ha crecido un 12% en el último año, según Idealista. Se ha pasado de las 14.664.547 búsquedas que se realizaron los 6 primeros meses de 2014, a las 16.449.121 búsquedas del mismo periodo en 2015.

En cambio, los precios de estas habitaciones apenas han subido un 0,2% hasta los 280 euros mensuales de media. En los mercados del alquiler de vivienda que tienen una mayor actividad sí se ha producido un mayor crecimiento del precio. En Madrid se han incrementado un 3% mientras que en Barcelona han aumentado un 1,5%.

La mayor subida de precio se ha registrado en Burgos (4,6%), seguido por Valencia (4%). En Oviedo, en cambio, alquilar una habitación es un 6% más barato que hace un año, seguido por Albacete (-5,9%), Córdoba (-5,6%) y A Coruña (-5,2%).

San Sebastián, Barcelona, Madrid y Bilbao son las ciudades más caras para compartir habitación en un piso de alquiler, con 346, 344, 339 y 311 euros de media, respectivamente. En el lado opuesto se han situado Albacete (170 euros); A Coruña (174 euros); Almería (178) y Murcia (179) como las ciudades más económicas de España para alquilar una habitación en un piso compartido.

El perfil medio de la persona que comparte vivienda coincide con el de alguien de 30 años, que vive en el centro de las grandes ciudades, no fuma –aunque es tolerante con los que sí lo hacen– y ni tiene ni admite mascota. Su edad media varía en función de la región.

En las ciudades del Norte de España la edad de los 'compañeros' suele superar los 30 años, como en San Sebastián (35 años), Vitoria (32 años) y (Bilbao (31 años), entre otras. En el lado contrario, las capitales de provincia con mayor tradición estudiantil registran edades medias inferiores, como Granada, Salamanca y Málaga, que marcan una edad media de 26 años.

La mayoría de estos pisos con habitaciones compartidas están habitados por inquilinos de ambos sexos (62%), mientras que en el 27% solo viven hombres y en el 11% solo lo hacen mujeres. En cuanto a las preferencias, a la mayoría le es indiferente el sexo de sus compañeros.