El juez archiva el caso del intento de secuestro a Soriano tras no ratificar los hechos el testigo protegido

El Juzgado de Instrucción número 12 de Valencia ha archivado el caso del intento de secuestro del expresidente de del Valencia CF Juan Bautista Soler al otro expresidente del club che Vicente Soriano, tras no ratificar los hechos el que fuera testigo protegido, que luego se convirtió en un imputado más, según se desprende del auto al que ha tenido acceso Europa Press.
Juan Soler
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EUROPA PRESS
Juan Soler

El Juzgado de Instrucción número 12 de Valencia ha archivado el caso del intento de secuestro del expresidente de del Valencia CF Juan Bautista Soler al otro expresidente del club che Vicente Soriano, tras no ratificar los hechos el que fuera testigo protegido, que luego se convirtió en un imputado más, según se desprende del auto al que ha tenido acceso Europa Press.

Esta causa se originó en abril de 2014, cuando la policía detuvo inicialmente a Soler y a otra persona más por el intento de secuestro a Soriano para el pago de una deuda económica. Para llegar a estos arrestos, los agentes contaron con la colaboración de un testigo protegido que realizó grabaciones y se aportaron como prueba. Esta persona, Rachid, pasó a ser imputado a lo largo del procedimiento y, una vez adquirida esta condición, se negó a ratificar los hechos y las grabaciones, única prueba que había en el proceso. Este hecho ha obligado al juez a archivar el caso.

En total, en el procedimiento había cinco imputados: Soler, Rachid, el letrado Juan Carlos Navarro y dos personas más. El juez ha decidido archivar el procedimiento para todos ellos, pese al requerimiento del ministerio fiscal de que se procesara a todos los acusados excepto a Navarro, de quien consideraba que no había cometido ningún delito.

Según expone el juez en su resolución, los hechos investigados en principio merecían la calificación de un delito de conspiración para el secuestro e, incluso, de un delito de conspiración para robo con fuerza en casa habitada.

Para seguir con el procedimiento, la única prueba que existía y que podía dar "cierta luz" sobre lo realmente acontecido era la grabación llevada a cabo por Rachid con una grabadora que le facilitó la Policía, aunque a iniciativa propia y sin seguir las indicaciones policiales. Junto a este medio probatorio —prosigue el juez—, lo "único" que podría ser utilizado para llegar a una conclusión "lógica" y "racional" a través de una prueba indiciaria sería la declaración de Rachid que, tras su nueva condición como imputado, se acogió a su derecho constitucional a no declarar.

De esta forma, no ratificó sus declaraciones anteriores en calidad de testigo, "que están plagadas de contradicciones entre sí y que desde luego no pueden ser utilizadas como prueba de cargo para mantener una imputación, ni en este momento procesal ni desde luego en un momento posterior", advierte.

El juez señala que de la grabación se desprende la existencia de un delito diferente al inicialmente investigado, y respecto al mismo, señala que no consta la existencia de un previo concierto con un imputado ni "desde luego" con Navarro. Además, no se aprecia la concurrencia de un elemento fundamental para poder apreciar la existencia de una conspiración, que es el plan concreto y determinado y la actuación dolosa que debería concurrir en cada uno de los concertados.

"¿

Cuándo lo vas a hacer?"

Al juez le "llama la atención" que en la propia grabación Soler pregunte a Rachid: "¿Cuándo lo vas a hacer?" y éste le conteste: "Ehhh no te lo voy a decir... no te lo voy a decir, ya lo escucharás en el periódico o lo verás en la televisión"...; así mismo, Rachid le comenta: "pero es que el trabajo no lo hago yo, ¿sabes? No lo hago yo, yo no soy tan tonto, lo hará la gente, los colombianos y yo... estaré donde tengo que estar, en mis cositas..."

A ello, Soler le indica: "¿Lo de la casa también lo hacen los colombianos?", y Rachid responde: "no, el trabajo lo hace el otro equipo y ya está, ¿de acuerdo?". De ello se desprende que —según mantiene el juez— ni Soler ni otro imputado sabían los pormenores del secuestro y presunto robo que se iba a cometer, "de tal manera que difícilmente podía concurrir en ellos el dolo concreto del delito consumado".

Así, teniendo en cuenta la declaración de Rachid, que la grabación no fue supervisada en todo momento por la policía y que, una vez iniciada la causa, Rachid acudió al despacho de uno de los letrados intervinientes pidiendo dinero para llegar a un acuerdo, "debe llegarse a la conclusión de que, si bien existieron conversaciones entre todos los implicados acerca de la deuda, no puede llegarse al convencimiento de que entre ellos existiese una conspiración para llevar a cabo un secuestro de Soriano, y mucho menos un robo con fuerza en su domicilio al no concurrir los elementos típicos de las figuras delictivas". Por ello, archiva la causa.

Los antecedentes

Vicente Soriano llegó a la presidencia del equipo valencianista tras llegar a un acuerdo con Juan Soler para comprarle su paquete accionarial dentro de la operación en la que estaba involucrada la empresa Inversiones Dalport, grupo que finalmente no llegó a hacerse con el Valencia.

Esta transacción ha llegado a los tribunales, en los que ambos expresidentes se han enfrentado en relación al proceso de venta del paquete accionarial. De hecho, en 2013, el Tribunal Supremo dio la razón a Soler y confirmó que Soriano y Dalport tenían que pagarle 39 millones de euros por incumplimiento del contrato de la venta de acciones. Con anterioridad, el alto tribunal había condenado también a Soriano y a la empresa a pagar 20 millones de euros a Soler por impago del primero de los cuatro pagarés por la venta de acciones del club.

Soler declaró en el juzgado que fue el confidente de la Policía el que le propuso secuestrar a Vicente Soriano porque le comentó que era la mejor forma para solucionar los problemas que mantenía con él por el dinero que le adeudaba. Al negarse, comentó que se sintió amenazado, por lo que le dijo que "sí" a todo. Pero solo para "abortar el tema" y "salir de allí".

Por su parte, Soriano declaró que el confidente se presentó en su despacho en el mes de abril y le alertó del intento de secuestro ideado por Soler y de cómo iban a torturarle. En concreto, le explicó que pensaban llevarlo a Francia y desde allí mandar a su familia "un dedo" suyo o "una oreja", según relató al juez.

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