La luz en el gran maestro de la iluminación: Joaquín Sorolla

  • El Museo Sorolla alberga una muestra dedicada a la luz en la obra de este artista.
  • A través de 54 piezas la exhibición propone un recorrido por las diversas etapas del artista valenciano.
  • La obra 'El puente de Alcántara' es la única procedente de colección privada.
'La bata rosa'
'La bata rosa'
MUSEO SOROLLA
'La bata rosa'

Es del grupo de privilegiados que se ha librado de las bajadas que ha traído la crisis: el maestro de la luz Joaquín Sorolla (Valencia-1863, Madrid, 1923), que se ha mantenido con sus potentes precios en todas las subastas (mientras otros caían). Un pintor que no ha decaído nunca, pero que es uno de los más valorados y presentes de un tiempo a esta parte. Desde que en 2009 se le dedicara una intensa retrospectiva en el Prado no se había dejado ver mucho por España, pero hace unos meses volvió, y no como única incursión.

La exposición Sorolla y Estados Unidos, en la Fundación Mapfre, mostró la importancia del artista y cómo lo quisieron en aquellas tierras. Ahora el motivo es otro, aunque también presente en aquella otra y en todas las dedicadas a él, ya que la luz es la reina de su producción. De hecho el título de la exhibición que acoge el museo que lleva su nombre es ése: Sorolla, Arte de la luz.

A través de 54 obras, todas del museo, salvo una procedente de una colección privada: El puente de Alcántara, se muestra la importancia de la luz en este pintor del XIX, y se articula en en cinco partes: Hacia la luz, Sombra y reflejo, Luz filtrada, Resplandor y Arte de la luz.

La ciencia en la luz y la luz en Sorolla

Fue en la época del valenciano en la que se llevaron a cabo importantes descubrimientos y avances en la luz. A finales del XIX los progresos técnicos fueron de tal alcance que la luz, tanto la natural como la accesible, empezaron a ser algo accesible. Y no sólo se hacía cada vez más habitual el uso de luz artificial sino que los edificios se planteaban para provechar la luz natural como antes nunca se había hecho. Todo ello influye directamente en la pintura y por supuesto de un modo muy especial en Sorolla.

En la muestra se busca que el espectador aprecie ese uso de la iluminación que hizo único a Sorolla y que le valió el nombre de "pintor de la luz". Así, en el primer apartado de la exposición, Hacia la luz, se acerca al visitante cómo desde sus comienzos el pintor sabía que la luz era el elemento clave en sus cuadros.

En su evolución hacia el manejo de la luz, el valenciano fue probando diferentes vías, y muchas de ellas las abandonaría por no servirle para sus fines. Otras, en cambio, se impondrán con fuerza hasta ser su 'marca'.

Parte de su 'marca' son también los bancos al sol, a los que se dedica una parte de la muestra llamada Resplandor, y en la que se aprecian dos etapas de un Sorolla maduro: el verano de 1906 en Biarritz y el verano de 1909 en Valencia. Los blancos y los azules inindan todo en esta etapa en la que Biarritz, con sus elegantes playas del norte y Valencia, ese Mediterráneo que tanto le inspiro, pueblan sus obras.

Sombra y reflejo es el apartado de la exposición en el que se presta especial atención a las sombras que hacen que un objeto aparezca duplicado o un reflejo sobre el agua o sobre un espejo. Y es la luz la que lo genera, y una de las propiedades que aprovecharon muchos pintores y Sorolla muy especialmente. También hay espacio para una sección denominada Luz filtrada, en la que se exhiben algunas de las obras en las que mejor reflejó el maestro la luz en la naturaleza, como La campaña del verano de 1907 en La Granja de San Ildefonso.

La obra que más gustaba al valenciano, La bata rosa, se encuentra en la parte bautizada Arte de la luz. Esta pieza es de todas la más illustrativa de todas las búsquedas y caminos que recorrió Sorolla en su busca de la luz. Es el resumen, si es que es posible hacer tal cosa en este caso, de la maestría que conquistó el maestro de la luz.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento