Fugas de prisión que parecen de película: de la de Alcatraz a la del narco 'el Chapo' Guzmán

Detalle del retrato del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, que se fugó de una prisión mexicana de alta seguridad, donde llevaba más de un año recluido.
Detalle del retrato del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, que se fugó de una prisión mexicana de alta seguridad, donde llevaba más de un año recluido.
EFE
Detalle del retrato del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, que se fugó de una prisión mexicana de alta seguridad, donde llevaba más de un año recluido.

Imaginen un túnel de 1,5 kilómetros de longitud que conecte, a través de un estrecho conducto vertical, la celda de un preso con el exterior de la cárcel. Añadan a ese túnel alumbrado, conductos de ventilación, tanques de oxígeno y una motocicleta adaptada sobre rieles como mecanismo de extracción que desemboca en una vivienda en construcción próxima al penal. Puede parecer una fuga digna de una película, pero ocurrió este pasado sábado en la prisión federal de máxima seguridad Altiplano I, en México. El fugado tampoco era un reo cualquiera: se trataba de 'el Chapo' Guzmán, el narcotraficante mexicano más buscado en su país y Estados Unidos.

Esta huida no ha traído más que quebraderos de cabeza a las autoridades mexicanas: ¿qué hacía una casa en obras tan cerca de la cárcel? ¿Cuánto se tardó en construir el túnel? ¿Quién le facilitó los planos de la prisión y permitió su huida? El espectacular despliegue policial tras la fuga de 'el Chapo' no ha conseguido que las autoridades sean capaces de responder, por el momento, a ninguna de estas cuestiones.

Los hechos evocan a la famosa huida de Alcatraz en el año 1962, que este caso sí se llevó al cine en 1979 de la mano de Don Siegel y protagonizada, entre otros, por Clint Eastwood. La fuga de la prisión conocida como 'La Roca', y que llevaron a cabo tres reclusos (Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin) continúa siendo un misterio medio siglo después.

Con ayuda de unas cucharas y meses de trabajo, los reos lograron agrandar los conductos de ventilación lo suficiente como para arrastrarse por ellos y llegar hasta una zona de tuberías que les dio acceso al tejado desde donde se las arreglaron para alcanzar la orilla del mar. Allí montaron una balsa con medio centenar de impermeables y se aventuraron al mar en plena noche del 11 de junio de 1962. Su paradero es desconocido y el FBI todavía se pregunta si lograron sobrevivir.

Fuga, búsqueda y captura en un mes

La huida de 'el Chapo' no sería la única fuga que directores como Martin Scorsese estarían encantados de plasmar en la gran pantalla. A principios de junio, dos presos llamados David Sweat y Richard Matt escaparon del penal de Clinton, en el estado de Nueva York (EE UU), perforando las paredes de sus celdas, accediendo a pasadizos y tuberías hasta alcanzar una alcantarilla que daba al exterior.

Lo hicieron con la complicidad y la ayuda de varios funcionarios, y hasta la mañana siguiente las autoridades no se percataron de su ausencia al fabricar con sus almohadas muñecos falsos que colocaron en sus camas. Semanas después de su fuga, Matt fue abatido en una zona boscosa cerca de la frontera con Canadá, mientras que Sweat fue capturado y hospitalizado por las heridas de bala que recibió al ser tiroteado durante su captura.

Tintes literarios basados en hechos reales

El autor de la novela El expreso de medianochellevada al cine en 1978, es también el protagonista real de la fuga que narra el libro. Ocurrió en 1970, cuando el entonces estudiante estadounidense Billy Hayes fue detenido en el aeropuerto de Turquía por contrabando de hachís. Por estos hechos fue condenado en un primer momento a cuatro años y dos meses de cárcel, hasta que en 1975, cuando le faltaba poco tiempo para ser liberado, las autoridades turcas decidieron sentenciarlo a cadena perpetua.

Fue entonces cuando le rondó por la cabeza la idea de la fuga. Tras ser trasladado a la prisión de Imrali, ubicada en una isla, Hayes consiguió escaparse una noche de tormenta, y con ayuda de un pequeño bote alcanzó a remo la costa turca. Se tiñó el pelo para no ser reconocido y atravesó el país con el objetivo de llegar a Grecia, lo que finalmente logró al cruzar a nado el río Maritsa, según describió Hayes en más de una entrevista.

Un plan trazado en tinta invisible

El sacerdote jesuita John Gerard fue encarcelado en la Torre de Londres en abril de 1587 durante la persecución contra la Iglesia Católica que entonces encabezaba la reina Isabel I de Inglaterra. Durante su cautiverio mantuvo correspondencia con varias personas, a las que enviaba cartas con información secreta escrita con tinta invisible de zumo de naranja.

Uno de los destinatarios de esas misivas era un compañero suyo de prisión, John Arden, confinado en otro extremo de la Torre. Tras convencer a los vigilantes para que les dejaran reunirse con el fin de celebrar la Eucaristía, Gerard consiguió trazar un plan para escapar. En octubre de 1587, ayudados también desde el exterior por otras personas, Gerard y Arden lograron sortear la vigilancia y descender una de las torres, pasar el foso y tomar un bote que les estaba esperando, según se relata en un documento publicado en la web oficial sobre los palacios reales históricos del Reino Unido.

Pascal Payet: tres fugas en helicóptero

El francés Pascal Payet escapó de la cárcel hasta en dos ocasiones a bordo de un helicóptero y organizó una tercera fuga por la misma vía. Sentenciado inicialmente en 1999 a 30 años de prisión por el asesinato del conductor de un furgón blindado, Payet no llegó a cumplir esa condena al fugarse en 2001 de la prisión de Luynes de la manera más espectacular posible: con un helicóptero. El mismo modus operandi empleó para sacar de la misma cárcel a varios compañeros suyos en 2003.

En 2005, Payet es condenado a 30 años de prisión por homicidio involuntario, una pena a la que en 2007 se añadieron otros siete años tras admitir haber organizado la fuga de cuatro presos de 2003. Sus antecedentes lo convierten en uno de los presos más vigilados, colocado en régimen de aislamiento y trasladado a una nueva instalación cada seis meses.

No obstante, la extrema vigilancia no fue impedimento para que el 14 de julio de 2007 huyera en helicóptero de la prisión de Grasse. En esta ocasión, su libertad duró poco: fue detenido en Mataró (Barcelona) en septiembre de ese mismo año. Desde entonces ha cumplido condena en prisiones de máxima seguridad de Francia.

Agarrado a los bajos de una furgoneta

Julien Chautard, condenado en 2009 a siete años de cárcel, estuvo apenas horas en la prisión de Pentonville (norte de Londres), al conseguir escapar al aferrarse a los bajos de la furgoneta en la que había llegado. Su huida duró días, ya que él mismo contactó con la Policía y fue arrestado en el centro de Londres.

Una huida "absurda"

En 2013, un preso de 20 años protagonizó una insólita fuga al escaparse de la prisión de la localidad argentina de Viedma (provincia de Río Negro), con una pierna escayolada y teniendo que usar muletas para caminar. Walter Leandro Castro aprovechó para escapar cuando se recuperaba en la enfermería de las lesiones que había sufrido en una pelea dentro de la misma cárcel, según informaron posteriormente las autoridades, que calificaron la huida de "absurda".

Otras fugas insólitas

El ingenio de los presos a la hora de escapar de la reclusión ha alcanzado límites insospechados. En 2008, un preso marroquí logró salir del centro penitenciario de El Acebuche (Almería) al día siguiente de ingresar escalando por los muros del patio. En 2013, el ruso Oleg Topalov se sirvió de una cuchara para raspar el cemento de las paredes de su celda, salir por un tragaluz y saltar al tejado del edificio adyacente, del que descendió con la ayuda de una cuerda y varias sábanas, consumando su escapada de la prisión preventiva de Matrosskaya Rishina de Moscú.

La cárcel de Sevilla-I vivió dos fugas en menos de una semana en diciembre de 2013. En la primera huida, el interno aprovechó una salida programada junto con otros reos y funcionarios para huir después de pedir permiso para ir al cuarto de baño. El segundo preso logró escapar con la ayuda de unos familiares, que lo recogieron en un coche particular mientras ejercía las tareas de limpieza en un párking de la cárcel y lo sacaron de las instalaciones sin que los funcionarios se dieran cuenta.

El parecido físico sirvió a otro interno de la cárcel Modelo de Barcelona, encarcelado de forma preventiva por un caso de violencia doméstica, para intercambiarse con su hermano que le había ido a visitar y de este modo huir de la prisión en mayo de 2013.

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