Playas que preferirás no visitar: las nueve peores de este verano, según Greenpeace

  • Algarrobico, Os Praceres, Marismas del río Tinto, Langosteira y Muskiz son algunos ejemplos de lo que no debe ser una playa.
  • Greenpeace recuerda la obligación que tiene España de mantener sus 8.000 km de costas lo más limpias y sanas posibles.
Fachada del hotel El Algarrobico pintado por Greenpeace.
Fachada del hotel El Algarrobico pintado por Greenpeace.
EFE
Fachada del hotel El Algarrobico pintado por Greenpeace.

Cuando llega el verano, recomendamos muchas veces aquellas playas que merecen una visita. Las más espectaculares, recogidas, familiares, escondidas… hay muchas listas. Pero todo moneda tiene su reverso: también están las peores playas, por sucias, contaminadas o invadidas. Greenpeace ha hecho la lista de las peores playas de España.

Según la organización ecologista, estas playas merecen ser destacadas por "la urbanización masiva de su litoral, el despilfarro de dinero público, la contaminación de las aguas, el modelo insostenible, el ruido o la destrucción de sus dunas o corales”. Asegura Greenpeace que "la bonanza económica de nuestro país y su fuerte dependencia del turismo nos debe obligar a mantener nuestros más de 8.000 km de costas lo más limpias y sanas posibles". Estos son los ejemplos que no hay que seguir.

La playa del Algarrobico (Carboneras, Almería)

Este tramo del litoral de inigualable belleza, tiene a sus espaldas una mole de hormigón de 21 plantas. Y todo ello a pesar de que, por sentencia no recurrible, las primeras 14 plantas del hotel han sido declaradas ilegales por el Tribunal Supremo.

El entorno de la playa de Os Praceres (o lo que queda de ella)

Sobre este tramo de la ría de Pontevedra se construyó la papelera de ENCE. Un complejo industrial que causa graves problemas de salud a las poblaciones cercanas y que gracias a la nueva Ley de Costas, no ve caducada su concesión a pesar que tenía que abandonar la ría en 2018 por su daño ambiental.

Ibiza, especialmente sus tramos, sur y sureste

Según Greenpeace, “es un modelo insostenible de uso del litoral, donde en muchos tramos de la isla, las playas se han convertido en un centro comercial”. Un ejemplo, dicen, la macrofiesta que se ha celebrado en la playa no urbanizada de S'Estanyol.

Los macro-chiringuitos de las playas de Alicante

“Aunque –dice la organización– se podría hablar de muchos tramos del litoral similares, gracias a la nueva Ley de Costas”. En Alicante, por ejemplo, los chiringuitos pasarán de 20 a 70 metros cuadrados, mas del triple de su superficie. “Si buscas tranquilidad, poco ruído y pocas hamacas, estas no son tus playas”.

Marismas del río Tinto (Huelva)

En estas marismas, en vez de ánades y flamencos hay depositados 120 millones de toneladas de residuos tóxicos. En este tramo seleccionado hasta por la NASA por su singularidad y parecido con Marte, existe una industria: Fertiberia. Greenpeace recuerda que en Fertiberia trabajó la actual Ministra de Medio Ambiente, García Tejerina.

Punta del Cascajo, en Tazacorte (La Palma)

Un muelle fantasma que costó 90 millones de euros en un tranquilo pueblo de marineros. Un proyecto faraónico destinado a puerto de mercancías comercial y dónde solo atracan hoy barcos de recreo.

Punta de Langosteira (A Coruña)

Cerca de la ciudad de A Coruña existe un puerto que ha costado unos 750 millones de euros. Un importante caladero de pesca en una zona maravillosa de acantilado que iba a ser destinado a puerto refugio tras el Prestige y que –dice la organización verde– va a acabar de puerto de Repsol. Obra pagada además con dinero público en su mayoría.

La playa de Muskiz (Bizkaia)

En su día, este tramo de litoral fueron unas marismas; hoy –debido a la presencia de la refinería de Petronor, amnistiada por la nueva Ley de Costas– llega incluso a emitir partículas de coque (un derivado del petróleo) altamente tóxico. Greenpeace recuerda que el abogado de Petronor ha sido el exconsejero de Interior del Gobierno Vasco con el PNV.

La bahía de Algeciras (Cádiz)

Poco queda de ese puerto refugio natural donde los fenicios se asentaron y calaron sus almadrabas para la pesca del atún rojo. Hoy toda la bahía es un polo industrial, donde las gasolineras flotantesbúnkering– campan a sus anchas, dicen los ecologistas.

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