El hormigón, la 'piedra líquida', renace como material para la arquitectura de autor

  • Sacralizado por Le Corbusier y sus discípulos brutalistas, el concreto fue estigmatizado por su frialdad y carencia de personalidad.
  • Una guía presenta un centenar de edificios recientes que regresan al hormigón.
  • Hay obras de primeras figuras de la arquitectura mundial como Zaha Hadid, Herzog & de Meuron y Steven Holl, que adaptan el maleable material al ambiente.
'Jardín' de hormigón en el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo de Marsella (Francia), del italiano Rudy Ricciotti
'Jardín' de hormigón en el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo de Marsella (Francia), del italiano Rudy Ricciotti
All Images Courtesy of Taschen © Lisa Ricciotti
'Jardín' de hormigón en el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo de Marsella (Francia), del italiano Rudy Ricciotti

Argamasa del mundo en que vivimos, el hormigón, la piedra líquida que nos rodea y acoge, ha sido admirado, estigmatizado y odiado. Gran negocio —el cemento para producirlo alcanza la cifra de 3.000 millones de toneladas anuales en el mundo (más de la mitad, destinadas a China) y cimienta uno de los mayores emporios globales: se calculan más 100.000 millones de dólares en ganancias este año para el sector—, es un material tan imprescindible como antiguo, presente en formas bastas en las antiguas construcciones de Egipto y Grecia, que explica su éxito y necesidad con la simple etimología de la palabra, del latín formicō (o formáceo), moldeable o dar forma.

Como material básico para la arquitectura de autor, el hormigón ha corrido una suerte zigzagueante. Aunque ya había sido usado para pasmo de los contemporáneos en monumentos como la cúpula del Panteón de Agripa, construida entre los años 118 y 125 y edificada con opera latericia (hormigón con ladrillo) y la mayor del mundo durante siglos con 43 metros de diámetro, sólo a finales del siglo XIX, con la difusión del Cemento Portland —conglomerante hidráulico que, al ser mezclado con áridos, agua y fibras de acero forma una masa pétrea resistente y duradera— comenzó a ser el material de construcción más usado.

Barato y socializante

En los años sesenta, con el apoyo sin fisuras de Le Corbusier y sus postulados brutalistas a favor de la belleza agreste del hormigón visto, el producto entró en el templo de la alta arquitectura de autor. Entendido como material socializante —barato, accesible, duradero y moldeable—, los países en desarrollo apostaron por los proyectos de viviendas de hormigón y los regímenes comunistas lo adoptaron con un guiño ideológico como materia constructiva popular.

Con el paso de los años, sin embargo, fue considerado demasiado frío y carente de personalidad y, a pesar de mantenerse como material estructural en las obras de los arquitectos de prestigio, comenzó a perder la categoría nobiliaria en favor de las mezclas más ligeras y menos compactas con fibras de vidrio, metal, textiles e incluso residuos, como las cenizas volantes de la centrales térmicas. Nacieron así los hormigones ligeros, aireados o celulares, que permiten reducir el peso visual del material sin perder sus valores.

Guía de edificios

El uso del hormigón visto en arquitectura ha experimentado un renacimiento en el siglo XXI y las primeras figuras de la disciplina regresan al uso del material sin prejuicios. El libro 100 Contemporary Concrete Buildings  (Cien edificios contemporáneos de hormigón) se presenta como una guía de las más novedosas construcciones con el veterano material a la vista y sin vergüenzas.

Escrito por el especialista en arquitectura Philip Jodidio (1954), autor de monografías sobre Tadao Ando, Renzo Piano, Jean Nouvel y Zaha Hadid, la obra acaba de ser publicada por Taschen y se presenta en dos volúmenes y edición trilingüe —inglés, francés, alemán— [730 páginas y un PVP de 59,99 euros]. Los editores definen el libro como una selección de los "más excitantes proyectos tras la tendencia contemporánea de la arquitectura con hormigón".

Los proyectos destacados en el volumen van de las grandes construcciones de uso público, como el edificio Pierres Vives de Montpellier (Francia), diseñado por Hadid, a las viviendas unifamiliares, como la Casa Cher del argentino Luciano Kruk.

El MuCEM de Marsella

También figuran la aerodinámica Sunset Chapel del estudio mexicano BNKR y el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo de Marsella (Francia), del italiano Rudy Ricciotti.

Otras grandes figuras de la arquitectura contemporánea que reivindican el hormigón sin difraces son Herzog & de Meuron y Steven Holl.

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