Federico Mayor Zaragoza: "Ahora lo que puede volver es la guerra caliente"

Federico Mayor Zaragoza, ex director de la Unesco.
Federico Mayor Zaragoza, ex director de la Unesco.
JORGE PARIS
Federico Mayor Zaragoza, ex director de la Unesco.

Diplomático más que político, ensayista, poeta, vitalista. El prestigio y la talla de Federico Mayor Zaragoza quedan patentes con las distinciones y condecoraciones que ha recibido en distintos países y los nombramientos Doctor Honoris Causa de otras tantas universidades nacionales e internacionales. Actualmente, y desde el año 2000, preside la Fundación Cultura de Paz –su principal dedicación cotidiana–, pero también de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte.

¿Cuáles son las diferencias principales entre la situación política y económica de 2000 y 2015?

A principios de este siglo la diferencia fundamental era que en aquel momento todavía había posibilidad de rectificar algunos conceptos y propuestas del neoliberalismo, que en los años 80 habían dado un cambio radical a lo que hubiera podido ser una nueva era en los años 89, 90 y 91. Es el momento en el que está nada menos que Nelson Mandela, quien en unos meses acaba con el racismo más terrible que ha habido en la historia de la tierra. Todos los seres humanos iguales en dignidad, era posible. Y, hay un genio de la política que se llama Mijail Gorbachov que sin una gota de sangre, cuando Reagan hablaba de la guerra de las galaxias, desmorona todo el sistema soviético que se convierte en lo que se llama la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Y también sin derramamiento de sangre, cae el muro de Berlín como símbolo de la nueva era. Es el instante en que se firman en Chapultepec los Acuerdos de Paz para El Salvador. Es el periodo en que se reinicia el proceso de paz en Guatemala. Todo clamaba paz, y sobre todo un nuevo sistema. Se había hundido un sistema que basado en la igualdad había soterrado la libertad.

Todos esperábamos que el otro sistema también cambiaría, y se produce el efecto contrario. Es el momento en que Reagan y Margaret Thatcher imponen un sistema que se basa exactamente en lo contrario, es una ambición hegemónica, ellos llaman a eso neoliberalismo globalizador, y dicen que las Naciones Unidas se marginen y se sustituyan por unos grupos de seis, siete, ocho y después 20 estados que van a mandar sobre 193. Sustituyendo los valores por los que mucha gente había luchado, como son la justicia social y la libertad, por el mercado y sus leyes mercantiles. Teníamos este sentimiento, pero no nos dábamos cuenta de que no podíamos imponerlo, porque la fuerza de los mercados es tan grande que en el 2003 la propia Europa, no hace una unión política, ni económica ni una federación fiscal, hace una unión monetaria. Empezamos la casa por el tejado, traicionamos lo que había pensado Robert Schumann en 1949 cuando dijo: "Hay que inventar Europa".

¿Cómo cree que era el mundo en el año 2000 y cómo lo ve ahora?

El siglo XXI comienza con unos horizontes muy sombríos, pero, de momento, la diferencia entre los años 2000 y 2015 está en la esperanza, que es lo que estamos viviendo ahora. La primera circunstancia de esta esperanza es que toda la gente, no unos cuantos, pueden empezar a expresarse. La gran mayoría de las personas pueden, a través de la tecnología digital, decir aquí estoy. Hasta hace poco, todos eran invisibles, anónimos, obedientes, temerosos, y de repente uno dice: "Mira esta persona que era totalmente invisible ahora es visible, hoy en día puede decir lo que piensa y expresarse".

La segunda circunstancia de la esperanza es la conciencia global. Hace 15 años no sabíamos muchas cosas de las que pasaban en el mundo, al cien por cien, porque no llegaban a la mayoría de los ciudadanos. La gente estaba confinada territorialmente, nacían, vivían y morían en unos kilómetros cuadrados. En este momento ya sabemos de todo, solo tenemos que abrir un dispositivo digital conectado a internet para tener acceso a la información que deseamos y tenemos algo muy importante que ha ocurrido en estos últimos 15 años, y es que frente a un periodismo sesgado de la voz de su amo, también tenemos un periodismo independiente y veraz. Todo esto nos lleva a que la gente sabe, y al saber las personas ya pueden adquirir el carácter de ciudadano global. Yo encuentro o considero que esto a principios de siglo o de milenio es lo más importante que se ha producido. Y la tercera circunstancia, y muy importante de esa esperanza, es el papel que va a jugar la mujer con sus valores inherentes en la toma de decisiones en los próximos años.

A finales de los noventa hice preparar un estudio sobre cuál era el poder de la mujer en la toma de decisiones: no llegaba al 5%; es decir, el 95% de las decisiones a escala mundial eran adoptadas por hombres. Hoy, después de estos 15 años, estamos en el 18%, pero sobre todo con un cambio primordial, la mujer ya no es mimética. Cuando llegaba al poder, ¿qué es lo que hacía?, pues imitaba a los hombres. Era mimética del poder, porque no había otra soberanía que el poder masculino, y en cambio ahora ya no, la mujer va teniendo más protagonismo en la sociedad, en las grandes empresas y en los estamentos de poder político. La mujer es la piedra angular de la nueva era.

Federico Mayor Zaragoza

¿Piensa usted que habrá un cambio radical?

Hemos pasado por un sistema que por unos momentos hubiese sido una gran oportunidad de cambio al final de la guerra fría, y que no se supo aprovechar, sobre todo por esta imposición de Reagan y Thatcher. Yo calculo por eso que después de estos 15 años, hoy podemos decir que no pasarán muchos años en que habrá un cambio de era para la libertad y para la responsabilidad.

¿Volverá la guerra fría?

No. Yo pienso que ahora lo único que puede volver, si no hacemos las cosas bien, es la guerra caliente. No nos engañemos: al país demográficamente más importante del planeta, que es China, lo hemos convertido de un país comunista en el gran capitalista actual. ¡Otra insensatez del neoliberalismo! China hoy es un gravísimo problema que hay que solventar a través de fórmulas de paz, y nunca a través de fórmulas de fuerza. Otro enorme error es el que está cometiendo la Unión Europea con Rusia, en lugar de atraerla hacia los intereses comunitarios la está empujando hacia el Este. ¿Qué política exterior tiene Europa? ¡No tiene! Lo único que tiene es mercado, y una voz que es la propia Alemania. ¡No puede ser!

¿Qué cuestiones le inquietan en estos momentos en el ámbito internacional?

Estamos dejando una habitabilidad de la Tierra francamente disminuida. El cambio climático es hoy una realidad que nos sitúa en el Antropoceno, y las actividades humanas influyen en la calidad de la atmósfera, en la eficacia del suelo, en la particularidad del mar. No podemos seguir así, es una cuestión de responsabilidad y eso lo tenemos que asumir las generaciones actuales. Otro asunto que me inquieta es que 85 personas tienen una riqueza mayor que la mitad de la humanidad, y ante esto uno se rebela, no se puede admitir que en el planeta Tierra, de los 7.000 millones de seres humanos que la pueblan solo el 20% vivan en un país considerado de los del bienestar. Por tanto, lo que tenemos que hacer hoy es rápidamente incorporar al resto, es decir, al 80% de los habitantes del mundo a esa sociedad del bienestar.

¿Cómo ve usted el panorama mundial?

Soy partidario de la necesidad de un sistema multilateral y de unas Naciones Unidas reflotadas, pero se necesita también un ejercicio de responsabilidad popular. Es decir, que la gente piense y comprenda que hay que ser solidarios y ayudar a quienes lo necesitan, pero también exigir que lo sean nuestros gobiernos. Y que, en lugar de tanta corrupción y tantas cuentas ocultas en paraísos fiscales, que lo hagan ayudando a los que lo necesitan de verdad. Cómo puede ser que Europa haya disminuido su programa de cooperación en lugar de incrementarlo. Cómo puede ser que en España hayamos pasado de un razonable 0,51% de cooperación internacional de ayuda al desarrollo a menos del 0,1%. Estos no son recortes, esto es lo que se llama la eliminación de cuajo.

¿Últimamente qué le ha llamado la atención?

Lo dicho por el papa Francisco sobre el silencio cómplice. Es decir, si ustedes siguen callados cuando ven lo que está pasando en Lampedusa, o lo que hace Netanyahu, entonces pasan a ser cómplices. Esto es una admirable realidad y, a su vez, grandiosa, porque estimula a poner en práctica algo que a mi modo de ver y entender es fundamental, y es la necesidad de un cambio que permitiera que sean los pueblos los que tomen las riendas de su propio destino. Y muchas cosas que hasta ahora no se han podido llevar a cabo empezarán a ser factibles, y muchos imposibles serán posibles muy pronto.

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