«Los niños son bastante intolerantes a la frustración y eso les provoca agresividad», afirma Juan Pablo Sobrino, doctor en psicología.
¡Ojo con los cambios!
Benjumea advierte que la tristeza no es el síntoma principal para detectar la depresión en la infancia. Los niños afectados tienden a sintomatizar los dolores, ya sea de cabeza o de vientre. Pero, los casos más numerosos se dan entre los 8 y los 10 años, y los más delicados, en la pubertad. A partir de los 13, la palabra clave es «cambio». Se nota en el rendimiento escolar, el ritmo de sueño y la alimentación. «A partir de la pubertad, ellas tienen el doble de riesgo de padecer depresión que los varones», afirma el profesor.
Las otras patologías más comunes son la hiperactividad, problemas de aprendizaje y de conducta alimentaria.
Ellos también sufren el divorcio
Los niños son las víctimas colaterales en las rupturas de pareja, crisis matrimoniales y divorcios. El psicólogo Gregorio Sánchez Lara, especializado en la terapia con niños, indica que «cada vez se dan más casos de ansiedad en niños por estas causas». Para evitar problemas, el psicólogo Sobrino Toro recomienda tener claro que «lo que se ha roto es la pareja y no su función de padres». Hay que evitar utilizar a los niños como mensajeros y aclararles que ellos no tienen la culpa de la separación.
5 consejos sobre...
Detectar la depresión
1. Dormir mucho. Muchos padres, simplemente, creen que sus hijos son perezosos. Cuando el niño duerme mucho o, al contrario, lo hace muy poco, se está ante un síntoma depresivo.
2. Rechazar el juego. Si el niño no quiere jugar y mantiene un comportamiento apático ante sus hermanos o amigos a la hora de jugar, hay que averiguar la causa. No tiene por qué ser un síntoma de un principio de depresión, pero es uno de los indicios más frecuentes.
3. Irritabilidad y autolesiones. Los padres deben sopesar que su hijo puede estar pasando por una depresión cuando se irrite con demasiada frecuencia, mantenga un comportamiento irascible u observen síntomas de autolesión, como arañazos o arrancarse el cabello.
4. Conductas regresivas. A veces, los niños vuelven a orinarse en la cama cuando ya habían superado esa fase. Tampoco controlan sus esfínteres y tienen que volver a usar pañales por las noches. Si además pierden las ganas de comer y hay que volver a darles la comida, los padres están ante conductas regresivas que pueden ser motivadas por una depresión.
5. Síntomas duraderos. Los síntomas propios de la depresión infantil deben prolongarse al menos durante diez días. Hay que dar tiempo a los niños para que superen sus altibajos. No se debe abusar del paternalismo y alarmarse a la más mínima.
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