Un libro examina cómo lo digital ha convertido las cámaras de fotografía en 'metralletas'

  • El veterano fotógrafo Harvey Wang publica un ensayo sobre las consecuencias de la 'eliminación' industrial de las películas fotográficas y los procesos químicos.
  • 'Del cuarto oscuro a la luz' incluye entrevistas con grandes artistas de la imagen (Mann, Liebling, Erwitt, Goldblatt...) y con los inventores del Phostoshop.
  • "Si quieres ser un pintor, adelante, pero no lo llames fotografía", dice Liebling. "Con las cámaras digitales sólo disparas, como un francotirador".', añade Erwitt.
El gran fotógrafo Elliott Erwitt, fotografiado por Harvey Wang
El gran fotógrafo Elliott Erwitt, fotografiado por Harvey Wang
© Harvey Wang - 'From Darkroom to Daylight'
El gran fotógrafo Elliott Erwitt, fotografiado por Harvey Wang

La muerte de las películas fotográficas y los procesos químicos de revelado se está produciendo ante nuestros ojos. Más que un fallecimiento, se trata de una aniquilación, una meditada y cruel decisión de la industria para vender más smarthpones, los poderosos fabricantes de cámaras para llevar en el bolsillo: en 2008 se vendieron 122 millones de unidades en el mundo y en 2014 ascendieron a 1.244 millones y el volumen de ventas fue de casi 400.000 millones de dólares, de ahí el poder económico del sector.

No se trata solo de un cambio de paradigma, ni, por mucho que nos intenten convencer, de un avance técnico: decir que la película fotográfica está obsoleta tendría el mismo nivel de irracionalidad que aplicar el argumento a la pintura al óleo porque, después de todo, ya tenemos programas de software que permiten emular la textura de los pigmentos y el trazo de los pinceles. Sea como sea, en apenas una década, la foto digital ha anulado y borrado del mapa a los cuartos oscuros, los procesos de revelado, las fábricas de película, las tiendas de procesado...

'Una foto con un iPhone no te hace sentir así'

Tres opiniones de grandes artistas sobre el tiro en la nuca al arte de la película fotográfica. "El proceso de revelado tiene algo de contemplativo... Hay una cierta carga de profundidad y tristeza en revelar un retrato... Es como si estuvieras ahí sentado para la posteridad: no creo que una foto con un  iPhone te haga sentir así". Habla Sally Mann, la gran capturadora del silencio y una de las mejores fotógrafas de los últimos cincuenta años.

"La película es mucho más trabajosa, de manera que lo piensas dos veces antes de apretar el disparador o de hacer una copia en papel. Con lo digital no necesitas pensar, simplemente disparas como con una metralleta en las manos. Es lo que hace todo el mundo, lo veo a diario. Acabo de recibir unas fotos de la graduación como bachiller de mi nieto. Las fotos las hizo su padre: hay unas cincuenta que son idénticas y todas son malas fotos. Creo que si yo hubiese tomado dos o tres con película serían bastante mejores". Opinión de Elliott Erwitt, un testigo de sesenta años de la historia de la humanidad y los usos sociales.

Con Photoshop dices: 'No necesito al mundo, puedo construirlo'

"El gran elemento al que pongo peros en lo digital es Photoshop. Su quieres ser un pintor, adelante, tienes todo el derecho, pero lo llames fotografía. La fotografía es una respuesta a la vida y un espejo de ella. Con Photoshop lo que dices es: 'No necesito al mundo porque puedo construirlo", añade Jerome Liebling, el gran fotógrafo cívico fallecido en 2011.

Los enunciados contra la maldad intrínseca de las fotos digitales —extender el espejismo de que cualquiera puede ser un fotógrafo y hacer creer que en procesador y el sensor están todas las claves para hacer una buena foto— proceden del libro From Darkroom to Daylight (Del cuarto oscuro a la luz del día), un ensayo sobre las consecuencias de la "eliminación" de las películas fotográficas y los procesos químicos que se requieren para extraer de ellas imágenes y el "pozo de falsas promesas" de la tecnología. El autor del ensayo, el también fotógrafo Harvey Wang, ha entrevistado y retratado a cuarenta grandes artistas de la imagen.

'Profunda brecha'

Al fotógrafo y cineasta Wang, con cuatro décadas en activo, autor de seis libros y muy conocido por las fotografías de ambiente social y cultural de Nueva York en los años ochenta, siempre le interesó retratar los procesos de cambio: la desaparición de oficios, barrios y formas de vida. Su nuevo ensayo gira en torno al mismo tema, pero está narrado desde la condición de afectado. From Darkroom to Daylight explora la "profunda brecha" que ha abierto la llegada de la era digital en la fotografía, con los cuartos oscuros y las ampliadoras sustituidos, en sólo dos décadas, por ordenadores y programas de tratamiento de imágenes.

Aunque Wang dispara en digital desde 2000, confiesa que no está "del todo cómodo con estos nuevos métodos de trabajo". Se preguntó si le sensación era la misma entre otros fotógrafos, veteranos como él, que han pasado la mayor parte de su carrera profesional usando tecnología óptico-química y decidió abordar el libro, que ahora edita la editorial Daylight [180 páginas y un PVP de 45 dólares]. El resultado es una narración coral del "cambio dramático" provocado por la invasiva fotografía digital.

El inventor en 1975 de la primera cámara digital

Wang entrevistó e hizo retratos —en blanco y negro y con película fotográfica— a profesionales como Liebling, Erwitt, Mann, David Goldblatt, Jeff Jacobson, Gregory Crewdson, Susan Meiselas y Eugene Richards, así como a innovadores como Steven Sasson, constructor en 1975 de la primera cámara digital —un prototipo para Kodak que la empresa decidió no desarrollar porque le pareció que no tenía futuro—, y Thomas Knoll, quien, junto con su hermano John, creó Photoshop. La colección de relatos personales y retrato pretende ser el documento de un "momento crítico" en la historia de la fotografía.

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