Beckham, el último galáctico

David Beckham (Leytonstone, Inglaterra; 2 de mayo de 1975) se marcha del Real Madrid para embarcarse por cinco años con rumbo a Los Ángeles Galaxy de Estados Unidos tras casi 1.500 días como miembro de lujo la casa blanca y 114 partidos jugados. Y con un peso menos, el de haber logrado una Liga con un equipo en el que ha vivido entre la crítica y el elogio, Un futbolista limitado y sobrevalorado, para unos; un pie prodigioso, para otros.
David Beckham, durante su última rueda de prensa como madridista. (Efe)
David Beckham, durante su última rueda de prensa como madridista. (Efe)
EFE/Juanjo Martín
David Beckham, durante su última rueda de prensa como madridista. (Efe)
Desde su llegada al Madrid el 2 de julio de 2003, con Florentino Pérez al frente del Madrid y tras el pago de 25 millones de euros al Manchester, el Spice boy ha sido una referencia dentro y fuera de los campos. "Hala, Madrid", sentenció en castellano macarrónico en su presentación, con
ganas de cuajar rápido en la ciudad del Manzanares.

El 28 de agosto de ese año, en su debut en el Santiago Bernabéu, el inglés lograba el 3-1 de su equipo contra el Mallorca. Un inicio prometedor (en sus primeros 16 partidos marcó cinco goles) bajo las órdenes del portugués Carlos Queiroz que, sin embargo, fue diluyéndose con el paso de los meses pese a destellos puntuales de su clase. Quizá haya sido una trayectoria paralela a la un Madrid errático.

Desde 2003 Becks, el tercer jugador británico del Madrid tras Laurie Cunningham y Steve McManaman, ha conocido seis entrenadores (Queiroz, José Antonio Camacho, Mariano García Remón, Vanderlei Luxemburgo, Juan Ramón López Caro y Fabio Capello) y ha mutado su posición en el campo casi tanto como de peinado. De explotar como hombre de banda en el Manchester, el 23 ha jugado de mediocentro, mediapunta e incluso lateral en el Real Madrid.

Apartado del equipo

Ha vivido momentos tensos; también otros históricos como la primera victoria del Madrid en el Camp Nou en 21 años (el 7 de diciembre de 2003). Con Capello no lo tuvo fácil desde el inicio de la temporada, e incluso él pagó la revolución del mercado invernal con la que el presidente Ramón Calderón pretendía finiquitar la era galáctica.

"David Beckham ha toreado al Real Madrid", llegó a señalar ante la falta de acuerdo en su renovación. El 10 de enero Pedja Mijatovic anunciaba la marcha del futbolista y, tres días después (el 13), Capello advertía que no volvería a jugar más. Se iniciaba la época de Becks en la grada del Bernabéu, testigo inquieto de los males de su equipo.

El 10 de febrero, ante la necesidad, Beckham volvió frente a la Real Sociedad y marcó. Las paces estaban selladas, aunque una lesión de ligamentos le apartó de los campos el 4 de marzo, frente al Getafe. Volvió el 21 de abril.

El chico de oro

El rendimiento deportivo puede ser discutible. El económico, no. El Real Madrid poseía la mitad de los derechos de imagen de un jugador que, frente a los 12 millones de euros brutos al año de sueldo, generaba hasta 28 millones de euros por la publicidad.

Desde su llegada, el Madrid pasó a ingresar 88 millones de euros en concepto de merchandising, un concepto creciente en el que Beckham y su proyección, especialmente en los mercados de Asia, han sido básicos. El auténtico chico de oro lo es hasta para las aseguradoras. El británico contrató una póliza de 149 millones de euros. La muestra de su proyección.

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