En un momento en el que el cómic se ha convertido en objeto de deseo para lectores, editores y libreros, esta edición de la Feria del Libro de Madrid se ha convertido en un perfecto escaparate donde no sólo compra el aficionado, sino personas que nunca antes se habían atrevido a vivir la viñeta.

No hay duda, el tebeo se siente cómodo y apreciado en la librería al aire libre más grande de España que hasta el próximo 14 de junio ocupa por derecho propio el parque madrileño del Retiro.

Y se siente así porque, como reconocen los propios editores, los encargados en parte de la buena marcha del sector, el cómic "enriquece la cultura de este país" con títulos como El árabe del futuro (Salamandra Graphic), La balada del norte (Astiberri) o La inmensa soledad (Errata Naturae), entre otros muchos.

Tratándose de un sector acostumbrado a presentar sus novedades en los distintos salones del cómic que se celebran en España, especialmente en el de Barcelona, en la Feria del Libro de Madrid cambian el chip porque saben que se trata de una cita donde no acuden sólo los aficionados de toda la vida, sino un perfil muy distinto.

"Aquí viene gente que sólo compra cómics estos días del año, por lo tanto le da igual que sea novedad o no, les interesa algo bueno. Por eso cuando el libro es bueno aquí se vende siempre", cuenta Ricardo Esteban, fundador y director editorial de Dibbuks, quien por otro lado opina que a la feria se "debería venir" a "rebuscar cosas" que no encuentras.

Píldoras azules (2004) es una de esas "cosas" que los más expertos de la viñeta buscan en la caseta de Astiberri, como confirma Héloïse Guerriere, editora de esta casa que cumple su tercer año en esta cita a la que ya no pueden "faltar".

"Para nosotros es totalmente imprescindible estar aquí porque Astiberri está a caballo entre el público aficionado al cómic y ese lector que empieza a leer cómics", relata Guerriere.

Por su parte, en la editorial Fulgencio Pimentel, donde se puede adquirir una de sus joyas, Vampir, creen que en esta "experiencia positiva" el "contacto con la gente" es más importante incluso que "las ventas".

"Hay días que el esfuerzo que supone estar aquí no compensa del todo el esfuerzo económico, pero sí que es muy bueno el contacto con la gente y el recibir el 'feedback' de la gente que te dice qué impresión tiene del trabajo que hacemos a lo largo del año", afirma César Sánchez, el editor de esta casa riojana.

De "cita indispensable" califica también la Feria del Libro de Madrid Manuel de Cos, editor de cómic de Ediciones B, los encargados de traer a la capital al súper ventas del cómic español, Francisco Ibáñez, que presenta su nueva entrega de Mortadelo y Filemón: El Tesorero, el álbum número 200 de esta tira que nació en 1958 en la revista Pulgarcito.

"La firma de Ibáñez siempre es tremenda. En la feria de Madrid siempre tiene la cola más larga del año, y eso es mucho decir. Aquí una firma de Ibáñez tiene una media de 200 personas, pudiendo superar las 300", cuenta De Cos.

Pero no sólo de Ibáñez vive Ediciones B; en su nómina de autores también cuenta con Jan y Pura Campos, encargados de dar vida a dos clásicos de nuestro tebeo: Superlópez y Esther, dos tiras que "siempre funcionan" en la feria porque tienen seguidores "muy fieles". Desde su perspectiva de editorial veterana en estas lides feriales, el editor de Ediciones B reconoce que cuando nacieron como editorial en 1986 eran el "bicho raro" del certamen.

Pero ahora el "panorama ha cambiado", ya no están solos, ni sólo rodeados por editoriales, sino que han entrado en escena con mucha fuerza los encargados de vender sus títulos: librerías especializadas como Generación X, El Mono Araña o The Cómic Co, que cuentan con vendedores capaces de que el lector llegue a casa con títulos en los que nunca pensó.