La lucha vecinal acaba con la última antena de Las Musas tras más de una década

  • La lucha judicial de los vecinos de este barrio concluyó el 27 de mayo con el desmantelamiento de la última antena del conocido como 'triángulo de la muerte'.
  • Los bloques 27, 29 y 31 de la calle Butrón alquilaron sus azoteas a la operadora a finales de los 90 desconociendo los efectos para la salud que tenían las antenas. 
  • "Es como si nos hubiese tocado la lotería. Nos hemos quitado un peso de encima", se felicitan los vecinos de la zona. 
El bloque número 31 de la calle Butrón, en Las Musas (San Blas), antes (izda.) y después del desmantelamiento de las antenas.
El bloque número 31 de la calle Butrón, en Las Musas (San Blas), antes (izda.) y después del desmantelamiento de las antenas.
J.M.S.
El bloque número 31 de la calle Butrón, en Las Musas (San Blas), antes (izda.) y después del desmantelamiento de las antenas.

"Ahora estoy durmiendo como no lo he hecho en mi vida". El que habla es José Manuel Sierra, vecino del número 31 de la calle Butrón, en el barrio de Las Musas (San Blas). Durante más de una década, los vecinos de la zona han luchado para lograr el desmantelamiento de las antenas que la multinacional France Telecom (ahora Orange) había instalado en las azoteas de los bloques 27, 29 y 31 de la calle Butrón. El pasado 27 de mayo, tras una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, cayó la última de las antenas del conocido como 'triángulo de la muerte', poniendo de este modo fin a la lucha vecinal más importante contra la contaminación electromagnética en Madrid. "Es como si nos hubiese tocado la lotería", se felicitan los vecinos.

Todo comenzó a finales de los 90, en plena fiebre por la telefonía móvil. "El motivo fue puramente económico. La situación de la comunidad era precaria y entonces decidimos alquilar la azotea para instalar las antenas", recuerda José Manuel. A cambio, la operadora pagaba a la comunidad de propietarios unos 6.000 euros anuales. "Entonces parecía un buen negocio. No sabíamos nada de los posibles efectos que tenían las antenas para la salud y la empresa nos decía que eran inofensivas", añade.

Pero el caso del colegio García Quintana de Valladolid, en el que un juez obligó a retirar las antenas cercanas al centro tras detectarse cinco casos de cáncer entre sus alumnos, encendió la luz de alarma. "Luego fue un farmacéutico de la zona el que desveló que vendía numerosos medicamentos contra el cáncer y decidimos hacer algo. La gente no decía que alguno de sus familiares tenía cáncer por vergüenza", explica Pablo Morena, de la Asociación deVecinos de Las Musas. Corría el año 2003 y la maquinaria vecinal se ponía en marcha, aunque con poco éxito en principio. "No conseguimos nada. Un estudio epidemiológico solicitado a la Consejería de Sanidad confirmó los casos de cáncer, pero aseguró que no se podía establecer una relación causa-efecto", cuenta José Manuel.

De esta forma, tuvieron que esperar a la finalización del contrato de alquiler para desmantelar las primeras antenas. En 2008 y 2010 vencieron los contratos de alquiler de los bloques 27 y 29, que no se renovaron. El problema surgió con el bloque 31, cuya situación contractual se prolongaba durante 25 años prorrogable cinco años más unilateralmente por France Telecom. Fue entonces cuando la comunidad de vecinos se puso en manos del abogado Agustín Bocos, que había llevado el caso del colegio Quintana. Bocos encontró la clave para ganar el contencioso: el subarrendamiento de las instalaciones por parte de la operadora. "Es como si alquilas un piso y luego realquilas las habitaciones. Realquilaron nuestra azotea a Movistar y Vodafone. El contrato era para un solo operador y lo incumplieron", afirman los vecinos del bloque 31. El 26 de octubre de 2014, la Audiencia Provincial de Madrid ordenó en sentencia firme la retirada de las antenas, que se produjo finalmente en mayo. "Nos hemos quitado un peso de encima", concluyen aliviados los residentes de la zona.

"Han muerto de cáncer no menos de 60 personas"

Al entorno de los bloques 27, 29 y 31 de la calle Butrón se le conoce como el 'triángulo de la muerte'. "Así le llamaban los médicos del Ramón y Cajal por la cantidad de personas con cáncer de esa zona que acudían al hospital", desvela José Manuel Sierra. "En ningun lugar de la Comunidad había tantos casos de cáncer en un espacio tan pequeño", recuerda Pablo Morena, que cuantifica el número de personas fallecidas en la zona por cáncer en los últimos años "en no menos de 60 personas". "Los médicos estaban asombrados. Había incluso chavales jóvenes, de 14 y 16 años con la enfermedad. Nos decían que los casos de cáncer era por una causa sobrevenida, pero ningún facultativo se atrevía a relacionarlo directamente con las antenas porque era una acusación gravísima", opina.

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