Llegan a Londres las figuras de resina de Duane Hanson, escultor hiperrealista de la gente corriente

  • El artista estadounidense (1925-1996) dedicó cuarenta años a reproducir a tamaño real y con todo detalle a la 'sal de la tierra' de su país, los ciudadanos normales.
  • Trabajando con resina y fibras emuló a 'homeless', obreros, niños, jubilados..., a los que vestía con ropas de segunda mano y colocaba en rigurosas instalaciones.
  • Una gran retrospectiva en Londres recuerda la obra de un cronista social que decidió añadir dignidad artística a 'aquellos que no cuentan' para las élites.
'Señora en un rastrillo', uno de los montajes de Duane Hanson
'Señora en un rastrillo', uno de los montajes de Duane Hanson
Collection of Gilbert Costes; Photograph: Florian Kleinefenn; Image courtesy of Galerie Perrotin
'Señora en un rastrillo', uno de los montajes de Duane Hanson

Frente a la paródica y casi siempre ridícula abundancia de museos de cera que insisten en la representación de los notables, las celebridades, los triunfadores y otros personajes de a veces dudosa fama, el artista Duane Hanson (1925-1996) empeñó su vida en la representación a tamaño real y con detalle de, como solía decir, "aquellos que no cuentan", la gente corriente que conforma la médula de la sociedad. Durante los cuarenta años de su carrera, se dedicó a elaborar esculturas hiperrealistas de jubilados, obreros no cualificados, niños, homeless..., a los que dignificó otorgándoles categoría de obra artística frente al ninguneo del poder y las élites.

La retrospectiva Duane Hanson trae a Londres una amplia colección de las esculturas de un cronista social que eligió las fibras y resinas para entonar un canto de alabanza a la condición humana. La exposición, en la Serpentine Gallery de los emblemáticos jardines de Kensington de la capital británica, estará abierta del 2 de junio al 13 de septiembre.

'Empatía por los seres humanos'

Las "icónicas esculturas" del artista "harán que los visitantes se detengan y observen", dicen los responsables de la galería, Julia Peyton-Jones, directora, y Hans Ulrich Obrist, codirector. "Más allá del sorprendente realismo de las obras, el poder de las piezas de Hanson reside en que siempre tienen el mismo tema de fondo: el interés y la empatía por los seres humanos".

La decisión de Hanson de dedicarse a la reproducción mimética de la sal de la tierra —la metáfora usada por Jesucristo en el Sermón de la Montaña para nombrar al común de los mortales— sucedió tras la polémica que despertó una de sus obras temprana, Abortion (Aborto, 1966), la figura de una mujer tendida en una camilla y cubierta por completo con una sábana o sudario. Dadas las críticas que recibió la pieza por su descarnado realismo, el artista decidió seguir por ese camino: mostrar la realidad de los desheredados de realidad.

Influido por los pintores del realismo francés del XIX

Durante el resto de su vida amplió el estilo, que nada tiene que ver con la indiscreta y burda recreación de las figuras de cera. Interesado en la estela que deja la reproducción hiperrealista y a tamaño real de los ciudadanos sin nombre y en sugerir a los espectadores que ese tipo de gente es la que compone el cuerpo social, Hanson solía citar como influencias a artistas del realismo francés del siglo XIX, sobre todo Honoré Daumier y Jean-François Millet.

A partir de 1967 se dedicó a esculpir con todo detalle y en materiales diversos que van de la resina, la fibra de vidrio, el vinilo, el pelo humano real y, para los rellenos, bondo, a modelos que posaban para él. Ultimaba la escena con exquisito detalle, comprando ropas y accesorios adecuados en tiendas de segunda mano. Completaba la teatralización, siempre de escala uno a uno, con todo lo necesario para que la apariencia de realidad fuese rigurosa: un bebé duerme en un carrito, una anciana descansa en una silla de tijera, un desempleado homeless está sentado en un cajón sosteniendo un cartón con el lema "trabajo a cambio de comida" escrito a mano, un viejo trabajador se toma un respiro apoyado en un transportín...

Escenas de brutalidad policial

Aunque en toda la producción de este cronista de la callada desesperación de los sin nombre late una aguda crítica hacia el sistema social que desprecia o condena al ostracismo a quienes son eslabones de la cadena, en algunas obras Hanson decidió ir más allá y presentar visiones de brutalidad policial o pobres de solemnidad en situaciones límite. Varias figuras, en ocasiones, están agrupadas en un mismo tableau vivant para crear poderosas recreaciones de escenas reales.

La producción de Hanson, a quien algunos críticos colocan con excesiva alegría en el movimiento del pop art estadounidense, dicen desde la Serpentine, están inspiradas en la "miseria social y la violencia" y, pese a que contienen un porcentaje de sátira, son un retrato a tamaño real "de la gente de todos los días, una clase social o incluso una nación entera". Entre las obras que pueden verse en Londres están algunas de las más conocidas del artista: Housepainter (Pintor de brocha gorda, 1984) y Queenie II (Reinita II, 1988), reproducciones en plena labor de un operario de la pintura de interiores y una limpiadora.

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