Unas 3.000 mujeres ayudan en el hogar sin un contrato

  • En la ciudad sólo 500 están dadas de alta.
  • El resto trabaja en la economía sumergida. Las inmigrantes son las que más padecen esta situación.

Trabajan como el resto de los mortales, pero no tienen derecho a vacaciones ni a enfermar ni a pedir un día libre por asuntos propios.

Son las miles de mujeres que trabajan en Córdoba en la ayuda al domicilio; es decir, ayudando a personas mayores o discapacitadas en tareas domésticas, como hacer la colada, preparar la comida o asearlos y limpiarlos si están impedidos.

Nadie sabe cuántas personas –casi la totalidad mujeres– se encuentran en esta situación.

Desde CC OO se indica que en la ciudad sólo están dadas de alta unas 500 empleadas del hogar «y sólo cuatro hombres». Afirman que la Ley de Dependencia aflorará de la economía sumergida 3.000 empleos relacionados con la ayuda al domicilio.

La gran mayoría de personas sin contrato ni garantías sociales ni laborales son inmigrantes. Las extranjeras son las que pagan los platos rotos. Fuentes de la ONG de ayuda al inmigrante Córdoba Acoge señalan que en 2006 atendieron a 2.900 personas –el 90%, mujeres–, que iban buscando un trabajo.

El 80% de las consultas y demandas era para empleadas del hogar. Tan sólo dieron de alta a 307 personas. «No podemos obligar a nadie a que hagan una oferta de trabajo», señalan.

Accidentes laborales

Un informe de CC OO constata que el 64% de las mujeres que trabaja en el sector de la ayuda al domicilio sufre trastornos en los músculos o los huesos. Las lesiones se dan cuando tratan de levantar a los mayores de la cama, bien para lavarles, bien para curarles o vestirles.

Para evitar éste y el resto de incidentes, el sindicato ha editado una guía de prevención de accidentes laborales en la ayuda a domicilio para señalar los principales riesgos, como sobreesfuerzos, quemaduras o exposición a agentes químicos.

Ayuda municipal para 600 personas

El empresa contratada por el Ayuntamiento para realizar la ayuda a domicilio , Claros, SCA, presta servicio a unas 600 personas, según su directora, María de la Paz Relaño. Es la empresa con mayor número de empleadas en la capital, un total de 106 mujeres.

Todas son empleadas españolas y sólo se contratan a inmigrantes para sustituciones y trabajos por horas y «todas con su contrato y dadas de alta en la Seguridad Social aunque trabajen sólo una hora», según matiza Relaño.

La directora de Claros señala que la economía sumergida en este sector «es incalculable» y muestra sus dudas sobre la repercusión que tendrá en el sector la Ley de Dependencia.

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