Áticos prefabricados o cómo aprovechar las azoteas de los céntricos y antiguos edificios

  • La idea consiste en vacíar la azotea e instalar un ático prefabricado.
  • La Casa por el Tejado ya ha realizado cinco instalaciones en Barcelona y tiene proyectos para Madrid, San Sebastián y Pamplona.
  • La empresa hace una oferta de compra del derecho de vuelo, dinero que se repartiría proporcionalmente entre los vecinos.
La grúa eleva parte del ático prefabricado a la azotea del edificio.
La grúa eleva parte del ático prefabricado a la azotea del edificio.
CasaporelTejado
La grúa eleva parte del ático prefabricado a la azotea del edificio.

Un ático es una de esas viviendas soñadas por casi todos. Espacio, altura, vistas privilegiadas… Sin embargo, durante años el techo de los edificios se ha infrautilizado. Pero eso puede arreglarse; aún pueden aprovecharse las azoteas de los edificios antiguos para hacerlos crecer con áticos prefabricados. Lo cuenta el blog de Anida y es una propuesta que puede beneficiar al titular de los derechos de vuelo, al hipotético inquilino y a la comunidad de vecinos.

La empresa catalana La Casa por el Tejado, es pionera en Europa de esta propuesta habitacional, que ya ha realizado cinco instalaciones en Barcelona y que tiene más de 60 proyectos en la Ciudad Condal, Madrid, San Sebastián y Pamplona. “Existe una enorme abundancia de terrados infrautilizados… inmuebles antiguos que no alcanzan la misma altura de los edificios colindantes y que generan vacíos antiestéticos entre medianeras. Nuestra propuesta es dar una nueva vida a estos edificios rehabilitándolos, mejorando su eficiencia energética y construyendo áticos nuevos en sus cubiertas”, explica Joan Artés, profesor universitario, arquitecto y fundador de la empresa. .

El proceso comienza con la localización de edificios que permitan, legal y arquitectónicamente, una ampliación vertical. Lo segundo es ponerse en contacto con los propietarios, a los que realizan una oferta de compra del derecho de vuelo (construcción vertical) que contempla dos maneras de retribución. Por un lado, el valor de la venta, que se repartiría proporcionalmente entre los vecinos. Por otro, la rehabilitación por cuenta de la empresa de las zonas comunes (ascensores, escaleras, fachadas, accesos…) para adaptar la nueva azotea cumpliendo con todos los requisitos de la Inspección Técnica de Edificios.

Si la comunidad aprueba la instalación, comienzan las obras con el vaciado de la cubierta antigua, al tiempo que en un taller se inicia la construcción del ático. El peso de la instalación no pone en riesgo la estructura del edificio. La empresa estima que las nuevas plantas, generalmente una o dos, tienen un peso aproximado de 300kg/m2, mientras que los elementos retirados oscilan entre los 900 y 1.000 kg/m2. No se necesitan, por lo tanto, obras de consolidación ya que el peso añadido es inferior al eliminado.

En un máximo de 4 meses la azotea y el ático están preparados. Un camión traslada el módulo hasta el edificio y una gran grúa lo ubica en el tejado. La operación ocupa unas 12 horas. En las semanas siguientes se realizan los últimos acabados, los pavimentos, las pinturas y las cubiertas ajardinadas.

Y todos contentos, dice Artés: “Este modelo de construcción consigue que los inversores obtengan un rápido y elevado retorno del capital; que los titulares de los derechos de vuelo rentabilicen su propiedad y los inquilinos de los áticos accedan a unas viviendas únicas a precios competitivos; que la comunidad de vecinos mejore su calidad de vida gracias a unos edificios más funcionales y eficientes; y, por último, que la ciudad preserve su patrimonio y embellezca su skyline”.

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