El exetarra Iñaki Rekarte: "Todos queríamos matar, echábamos a cara o cruz quién lo hacía"

  • El exetarra, que abandonó la banda tras pedir perdón por sus atentados, ha relatado en 'Salvados' cómo mataba y cómo se arrepintió de matar.
  • Fue jefe del 'Comando Santander' que en 1992 mató a tres personas con un coche-bomba en la capital cántabra.
  • A día de hoy, vive con su esposa, a la que conoció en la cárcel, y su hijo: "Son de Cádiz y por ellos entendí que era un racista".
  • Avisa de que los presos tienen miedo a hablar: "si hablaran, ETA se iba a cagar por la pata abajo".
El exetarra Iñaki Rekarte conversa con Jordi Évole durante el programa Salvados: ETA desde dentro.
El exetarra Iñaki Rekarte conversa con Jordi Évole durante el programa Salvados: ETA desde dentro.
ATRESMEDIA
El exetarra Iñaki Rekarte conversa con Jordi Évole durante el programa Salvados: ETA desde dentro.

El exetarra Iñaki Rekarte, responsable de la colocación de un coche bomba en Santander en 1992 que acabó con la vida de tres personas, ha asegurado en una entrevista con Jordi Évole emitida este domingo en Salvados, de laSexta, que está convencido que "si los presos de ETA hablaran, la banda se iba a cagar".

Rekarte, que fue detenido tras el atentado y pasó más de 20 años en la cárcel, se mostró muy crítico con dirigentes históricos de la banda: "Pakito (Francisco Mujika Garmendia) no es más que un pobre hombre que no sabe cómo salir adelante en la vida" y está convencido que "si los presos hablaran, ETA se iba a cagar, pero mantienen al rebaño unido por el miedo", ha afirmado en el programa Salvados el exterrorista, que rompió con la disciplina de la banda estando en prisión al pedir perdón a las víctimas y condenar la violencia de la organización, lo que le valió para ser considerado un traidor.

En una dura conversación con Jordi Évole, Rekarte habla de su entrada en la banda terrorista a los 18 años, detalla con crudeza su participación en varios atentados y el funcionamiento interno de la organización, antes de contar cómo estando en la cárcel fue cambiando su postura ante el uso de la violencia y se alejó de la banda hasta abandonarla. "La violencia de ETA no ha servido para nada, solo para llenar de mierda a tres generaciones", afirma Rekarte, quien entró en la banda "dejándome arrastrar, porque eres un héroe para el entorno".

"Si se escuchara lo que se dice en los patios de la cárcel, otro gallo cantaría", dijo Rekarte, que reveló que en su comando había un hijo de un gobernador civil de Guipúzcoa. El etarra arrepentido dijo que entre ellos nunca hablaban de política. Rekarte narró cómo uno de los objetivos de la banda eran los traficantes de droga.

Su primer atentado: el etarra explicó cómo perpetraron un atentado contra un narcotraficante de Irún en 1991. "Todos queríamos matar. Elegimos a cara o cruz a quién matar cada uno", relataba sobre cómo decidió con su compañero de comando quién apretaba el gatillo. Asegura también que los etarras no sabían, hasta después de mucho tiempo, la identidad de la persona a la que asesinaban: "No lo sabes hasta muchos años después, si lo buscas".

El coche-bomba de Santander: el 19 de febrero de 1992, ETA mató a tres personas y dejó 19 heridos en Santander. El atentado lo perpetró el Comando que Rekarte dirigía: "Cuando llegó el furgón (de Policía), saqué la mano, levanté el mando y apreté. Era la primera vez en mi vida que hacía esto y que veía una explosión así, me podía haber muerto hasta yo". Rekarte recuerda qué pensó cuando conoció los efectos de su acción: "En aquel momento pienso que el atentado ha sido un fracaso (por ser los muertos civiles y no policiales) y no te paras a pensar quién ha muerto". De hecho, admitió delante de Jordi Évole que no sabía los nombres de las personas que murieron en aquel atentado.

"Siento haberles hecho eso", alcanzó a decir a preguntas de Jordi Évole, "lo siento mucho", sentenció.

Después del atentado: curiosamente, Rekarte explicó que la cúpula de la banda les criticó por cómo llevaron a cabo el atentado y confesó que iban a perpetrar otro al día siguiente, pero un mando a distancia falló. Sobre después del atentado, admite que "ni pensabas que habías matado a personas. ¿Qué te crees, que después de matar a gente no se brindaba con champán? Lo que sientes es felicidad cuando has cometido un atentado y te ha salido bien, es la frialdad de esto, es el objetivo que tienes en la guerra, eliminar al otro, estás con esa lógica". "No te importa hasta morir. El juguete de la vida lo has cogido y lo has roto. No haces proyectos, no haces nada, morirte no es nada malo, en ese momento no te importa perder la vida", confesó.

Detención y torturas policiales: Una vez detenido, Rekarte dice que sufrió torturas: "Golpes, me arrastraron por el suelo de los pelos, me reventaron el tímpano. Me pusieron electrodos, me pusieron la bolsa, que te ahogas hasta que desmayas. Todo el rato te obligan a hacer flexiones, no bebes agua... son métodos que se utilizan para anular a la persona y sacarle información". Sobre si ETA daba consignas a los detenidos, Rekarte lo niega: "Eso es una mentira. Son los métodos que se utilizan en cualquier país como éste. No hacía falta exagerar nada".

Entre rejas: En prisión, "te empapas de la historia de nuestro pueblo". Rekarte admite que en prisión, "con el tiempo te das cuenta de que eras una oveja, una oveja haciendo 'beeee', además". "Te llenas de odio, buscas gasolina en el odio, es un alimento muy fuerte que te da fuerza para andar. Estás podrido por dentro". "Te iba a decir que odiabas a España, pero qué cojones, no tenías ni idea de ese país. Odiabas todo lo que no es como tú, la Guardia Civil... el enemigo del victimismo ficticio".

Cuando se les exigía una huelga de hambre, Rekarte reaccionaba mal. "Me han llamado la atención esos que decían 'ETA, mátalos': mátalos tú, y después vienes a la cárcel y me lo cuentas". Rekarte carga contra los que nunca pusieron en riesgo su vida y sí la de los demás: "Era la fanfarria que rodeaba a ETA".

Miguel Ángel Blanco: Sobre el atentado de Miguel Ángel Blanco, Rekarte recuerda que "todo el mundo estaba en contra, fueron días muy duros. Y luego que lo mataran". "Yo pensaba que no lo matarían, porque desde mi punto de vista eso era... acababan de detener al comando que tenía secuestrado a Ortega Lara y me sonaba como una pataleta, cojo al primero que pillo, pido lo imposible y le doy dos tiros. Cualquiera inteligente no lo habría hecho. Además cómo lo mataron, tras tenerlo tres días lo matas como a un perro... A partir de ahí a mucha gente se le revolvió el estómago".

Cambio de ideas: en cinco años en la cárcel, Rekarte cambió su forma de pensar respecto a la violencia: "Te empiezas a preguntar qué pensará tu hijo de ti. No es fácil salir de ahí. Es como salir de una secta". "Son ovejas y a las ovejas no les gusta que una oveja se vaya", dice Rekarte sobre la reacción de sus compañeros acerca de su cambio de idea. "Uno de ellos, un loco, dijo que si fuera por él me hubiera metido cuatro tiros. Ha salido mucha gente de las cárceles dándoles la espalda. Y de los que salen, tras sus homenajes y sus hostias, la mayoría no quiere saber nada más, tienen que salir adelante, con sus hijos". "¿Qué estás celebrando? ¿Que haya matado a un matrimonio? ¿Esa aportación a la independencia de Euskal Herria?".

Su mujer, funcionaria de prisiones: Rekarte conoció a su mujer en la cárcel. "Un regalo de la vida". Era trabajadora social, de Cádiz, orientando a los presos de cara a su salida al exterior. Fue entonces cuando según él, salió "todo lo de dentro: vi que era racista o 'cerrao'... ignorante, sin conocer. Y al final ves que tu hijo es de Cádiz. Ahí va la hostia, tú. Para que te jodas. Pero con qué orgullo".

Dejar la banda: "Salir de ETA es muy fácil, pero muy difícil. Yo no les dije ni adiós, y me fui. Y luego dijeron que me habían expulsado. Pues vale". Redactó un comunicado sobre su marcha. "El que se va de ahí, satanizarlo. A ver quién tiene huevos de salir. Han mantenido el grupo siempre así. Si la gente dijera de verdad lo que se piensa, se iban a cagar por las patas". "No pasas de odiar a unos a odiar a otros. Pasas de dejar el odio a empezar a vivir", afirmó. Llegó a pensar en que podría haber represalias. "Como mucho pueden matarte. Y luego, ¿qué? Mi vida al fin y al cabo ha sido... no para querer vivirla".

Cara a cara con las víctimas: sobre sus encuentros con víctimas, habló de una persona "que perdió a su marido. Era demasiado buena. Los que mataron a su marido murieron después con una bomba y aún decía 'esos jóvenes...'. Compartes su sufrimiento. Tenía dos hijas y había venido sin que una lo supiera. Esta mujer, después de matarle al marido, que llevaban juntos desde los 16 años, soñando con envejecer juntos, le seguían poniendo el portal dianas. Tiene vecinos que no le hablan, que le retiraron la palabra después de que le mataran al marido. Y dices ¿yo he sido así? Me cago en diez".

Independencia: "Me da exactamente igual, todo es una mentira. Qué hostias, si estamos todos mezclados. Me da exactamente igual".

ETA, hoy: "ETA es un mal recuerdo, es un andamiaje oxidado, a ver quién se atreve a desmontarlo", dijo. "No ha servido de nada positivo. Conozco a uno que mató al que lo tuvo en brazos cuando era pequeño. Que le preguntan a ése si ha servido de algo".

El perdón: "Tú al final te consideras una muy mala persona y te tienes que decir a ti mismo que no eres mala persona. Si no te perdonas a ti mismo no puedes seguir viviendo", concluyó la entrevista.

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