El Supremo confirma los 18 años de prisión al policía nacional que asesinó en Valladolid al marido de su amante

El Tribunal Supremo ha ratificado la pena de dieciocho años de prisión impuesta a José Manuel Martínez-Falero Mas, agente de la Policía Nacional destinado en Zaragoza que el 21 de noviembre de 2011 se desplazó ex profeso a la capital del Pisuerga para acabar con la vida de Rufino A.S, marido de su amante al que abatió de dos certeras cuchilladas a la altura de la calle Nicasio Pérez.

La sentencia del Alto Tribunal desestima así el recurso de casación interpuesto por el condenado contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, confirmatoria a su vez de una anterior de la Audiencia de Valladolid, que se limitó a aplicar el Código Penal conforme al fallo emitido en mayo de 2014 por el jurado popular compuesto por seis hombres y tres mujeres y que, por mayoría, declaró al procesado culpable de un delito de asesinato, con la agravante de disfraz, según informaron a Europa Press fuentes del TSCJCyL.

El agente fue condenado a dieciocho años de prisión, junto con la obligación de indemnizar a cada uno de los hijos de la víctima, A.A.R. y S.A.R, en la cantidad de 75.000 euros, y la prohibición de comunicarse con la familia de la víctima y de residir en Valladolid por un plazo de veintiocho años.

José Manuel Martínez-Falero se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Valladolid durante un juicio que se desarrolló los días 2, 5, 6 y 7 de mayo del pasado año y se enfrentaba a penas de entre 19 y 20 años de prisión que pedían las acusaciones, frente a la absolución que había solicitado la defensa, al considerar que todo se ha basado en "suposiciones, opiniones e interpretaciones".

Durante su declaración, el funcionario negó ser el autor del crimen ocurrido el día 21 de noviembre de 2011, cuando la víctima se disponía a coger el coche a primera hora de la mañana para acudir a su trabajo, y explicó que el día de autos se personó en la capital del Pisuerga con el único propósito de romper la relación sentimental que mantenía con la esposa del asesinado.

Así, justificó el viaje efectuado en la madrugada del 21 de noviembre de 2011 desde Asín (Zaragoza) a Valladolid, de 365 kilómetros, en el objetivo de poner punto y final a la relación que desde 2009 mantenía con Blanca Rosa R.C, con la que ya había tenido una relación de adolescencia a los 14 años y con la que había vuelto a contactar a través de las redes sociales, a espaldas de sus actuales respectivas parejas.

José Manuel Martínez-Falero también apuntó que ante las tensiones sufridas con el marido de su amante y a la postre víctima, Rufino A.S, y tras comprobar que la relación reiniciada era "tóxica y destructiva", optó por desplazarse un día a Valladolid para poner fin a la misma.

Fue ese 21 de noviembre de 2011, tras haber prestado servicio en Zaragoza el día anterior con motivo de las Elecciones Generales, cuando el acusado asegura que llegó a primera hora de la mañana con la intención de hablar con su amante, pero por distintas circunstancias, bien porque llegó tarde y ella ya había acudido al trabajo o porque no tenía batería en el móvil, no pudo contactar con Blanca Rosa y decidió posponer el encuentro de ruptura para la tarde.

"fuera de lugar"

En ese espacio de tiempo, el agente sostuvo que desayunó en un bar y se dio una vuelta por las inmediaciones del domicilio de ella, sito en la calle Nicasio Pérez, hasta que en un momento dado vislumbró a lo lejos un dispositivo policial apostado junto al vehículo, con la puerta del copiloto abierta, que compartían su amante y el marido de éste.

"Vi que estaba fuera de lugar, pensé que algo había ocurrido a Rufino y decidí marcharme", explicó un frío y desafiante Martínez-Falero, cuyo coche fue fotografiado por un radar a casi 16 kilómetros de la capital vallisoletana el día de los hechos a las 8.25 horas, unos 20 minutos después de la agresión.

Además, durante su declaración se mostró un tanto impreciso a la hora de explicar la lesión sufrida en su rodilla izquierda, la que las acusaciones aseguran que se produjo al apuñalar en el corazón a su oponente y la que él alega haberse producido el día anterior en un accidente doméstico en su casa de Asín. De tal lesión fue operado la madrugada del día 22 en Zaragoza, centro en el que, aún con los efectos de la anestesia, balbuceó algunas palabras referidas a Rufino, la víctima, algo que ha corroborado su exmujer, quien le acompañó tras la intervención y declaró como testigo en el juicio.

Durante la vista, el hijo de la víctima, Alberto A.R, aseguró que sospechó desde el primer momento del acusado, e incluso afirmó que el mismo día él y su hermana pidieron a su madre que diera los datos del acusado a la Policía para que pudiera investigarle y hasta discutieron por tal motivo —de hecho, actualmente no mantienen buena relación—.

También durante el juicio prestó declaración la mujer de la víctima, Blanca Rosa R.C, quien reconoció la relación con el acusado, con el que hablaba a través de un teléfono "no oficial" en repetidas ocasiones, si bien advirtió de que estaba obsesionado, le hacía "chantaje emocional" y llegó a amenazarla con contar todo a sus hijos porque "no se daba por enterado" de que eran "sólo amigos" desde diciembre de 2010.

Además, indicó que se produjo una discusión el 15 de noviembre entre su marido y su amante, lo que las acusaciones han señalado como uno de los posibles detonantes del crimen. De hecho, el acusado se presentó en Valladolid al día siguiente sin previo aviso.

Ubicado por testigos

Entre los testigos que declararon a lo largo del juicio, uno de ellos situó al acusado a las 07.20 horas en las cercanías del lugar de los hechos, otros relataron cómo vieron correr al autor, encapuchado y con la cara tapada, poco después de cometer el crimen e incluso otra persona se cruzó con él y pudo ver su rostro, aunque no ha reconocido al cien por cien que fuera José Manuel Martínez-Falero.

Otro de los testimonios que las acusaciones han valorado para mantener la autoría del procesado es la del jefe del Grupo de Homicidios de Valladolid, quien afirmó que no tenía "ni la más mínima duda" de la autoría de José Manuel Martínez-Falero y afirmó que era "imposible" cuadrar su versión con la hora a la que tomó la fotografía el radar y sí con el lugar donde le situaban los testigos.

Estas y otras cuestiones habían llevado a las acusaciones a mantener sus peticiones de penas, 19 años por parte del fiscal y 20 de las acusaciones, además como indemnizaciones para viuda e hijos del fallecido, al considerar que había un móvil "pasional" en el crimen y no estuvo motivado por el robo, como consideran que el acusado trató de simular al llevarse un bolso que llevaba colgado Rufino A.S. cuando fue atacado mortalmente.

Sin embargo, al no haberse encontrado el arma ni pruebas "directas", la defensa había pedido la absolución del acusado porque consideraba que todo se basa en "suposiciones, opiniones e interpretaciones" y puso en duda la certeza de los reconocimientos de José Manuel que hicieron los testigos, así como la concreción de las horas en la que éstos manifiestan que vieron al autor de los hechos, de manera que, en su opinión, tampoco cuadrarían con la hora a la que se captó el coche del procesado con un radar.

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