Los hermanos Dardenne animan un 'alicaído' certamen de Cannes

Dos buenas películas, L'enfant, de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, y Broken Flowers de Jim Jarmusch, consiguieron vigorizar el martes un certamen que comenzó con cierto desánimo. El filme uruguayo Orlando Vargas también emocionó en Cannes.
Los directores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, en Cannes (Foto: Efe)
Los directores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, en Cannes (Foto: Efe)
Niviere/EFE
Los directores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, en Cannes (Foto: Efe)

L'enfant, un filme sutil

L'enfant es una cinta que a través de una ejemplar economía de medios, de pretensión y de retórica, nos muestra la vida de un joven bastante inocente que se gana la vida cometiendo pequeños robos y de su novia y su pequeño hijo.

Los directores, tras la proyección del filme, señalaron que la idea se les ocurrió en el 2002, cuando estaban rodando su anterior filme, El hijo. "Durante la mañana, la tarde y la noche -dijeron-, veíamos pasar a una joven mujer llevando un cochecito donde dormía un recién nacido. Ella no parecía tener un destino fijo, solamente empujaba el coche".

Muchas veces, después, pensamos en esta joven y en el bebé dormido y, sobre todo, en el que no estaba allí, el padre del niño. El ausente se fue convirtiendo en el protagonista de nuestra narración

"Muchas veces, después, pensamos en esta joven y en el bebé dormido y, sobre todo, en el que no estaba allí, el padre del niño. El ausente se fue convirtiendo en el protagonista de nuestra narración. Se trata de una historia de amor y también, la historia de un padre", manifestaron.

Los hermanos Dardenne han hecho numerosos documentales y entre sus largometrajes de ficción más conocidos figuran La promesa, Rosetta (que en 1999 obtuvo la Palma de Oro y el premio de interpretación femenina en Cannes) y El hijo (que en el 2002 ganó el premio de interpretación masculina también en este certamen de la Costa Azul).

L'enfant es un filme sutil, hecho con verdadera emoción, que destaca como un diamante en este certamen en el que abunda el oropel y la aplicación de las frías fórmulas a filmes sin sentido.

Broken Flowers, otra muestra de buen cine

Un irónico y contenido Jarmusch nos cuenta la historia de un donjuán en decadencia que recibe una misteriosa carta en la que una mujer desconocida le anuncia que ha tenido un hijo suyo hace diecinueve años.

Las presiones de un amigo y la curiosidad, impulsan al protagonista a visitar a las cuatro o cinco mujeres con las que estuvo relacionado en esas lejanas fechas.

La impasible cara de Bill Murray da vida al endurecido soltero que a lo largo de un viaje que casi parece iniciático, descubrirá el estado actual de sus ex amantes y sus variadas formas de vida. Habrá una confrontación con su pasado, pero también con su presente.

Ellas están magníficamente protagonizadas por Julie Delpi, Sharon Stone, Tilda Swinton y Jessica Lange.

Jarmusch dedicó esta cinta al realizador francés Jean Eustache. Tras el pase, explicó por qué: "Eustache y su filme La mamam et la putain fueron para mí una gran inspiración. En el pequeño cuarto donde trabajo, en la región de los montes Catskill, en pleno bosque, tengo una foto al lado de mi mesa de trabajo. Es una foto de Eustache mientras rodaba esa película. Salió publicada en el New Yok Times, con su necrológica, en 1981. El siempre vela un poco por mí. Siempre está a mi lado cuando me bloqueo o pierdo energía".

El filme de Jarmusch es una metáfora sobre la incomprensión entre hombres y mujeres y sobre el papel que la ambigüedad juega en este aspecto.

Orlando Vargas, un homenaje al padre del director

El filme "Orlando Vargas", homenaje de Juan Pittaluga a un hombre que dijo no a la dictadura uruguaya, su padre, y a quienes viven los momentos difíciles de la vida con valor y dignidad, fue recibido con emoción en Cannes.

La película es un "homenaje a un hombre que vivió con una ética individual, sin hacer discursos, de forma muy digna pero silenciosa un momento muy difícil de su existencia que le llevó a la muerte, y también un homenaje a la gente como él", dijo el realizador.

"Espero haber transmitido esa discreción. No quiero manipular ni imponer, quiero invitar al público a que venga conmigo" y descubra cómo "la emoción que se oculta tras un drama puede ser el gesto que nos salva".

Años después de su muerte "comprendí algo bastante paradójico: ese hombre todavía joven y lleno de potencia, que había desaparecido brutalmente de nuestras vidas, nos había legado unas enormes ansias de vivir". "Había tenido tiempo de infundirnos una dimensión secreta de la vida", subrayó el cineasta.

Aunque la tendencia dominante en los grandes festivales es programar filmes necesariamente con muertes macabras, sangre, abundante sexo y escenas perturbadoras, el público captó la intención del director y le dedicó aplausos emocionados.

Juan Pittaluga precisó que su filme no es autobiográfico. "La personalidad de mi padre era muy compleja, muy difícil. Era un hombre muy culto, muy inteligente, pero perdido en medio de ese trabajo, que es muy banal e inútil el 90 por ciento del tiempo". 

"La cosa mas brutal y fantástica que encontramos entonces era que se estaba perdiendo, en nuestra cultura, a través de un detalle como el vino, la transmisión de padre a hijo", subrayó.

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