El comisario jefe de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha denunciado este jueves que la Policía no comparte con el cuerpo policial catalán la "información" que envían los servicios de inteligencia extranjeros y que afecta a la seguridad de Cataluña.

"El Estado hace una lectura de que todo lo que huele a internacional es de su competencia", se ha quejado Trapero en una entrevista con Catalunya Ràdio, y ha añadido que esta decisión "dificulta" el trabajo operativo de los Mossos no sólo en la lucha antiyihadista sino también en otros ámbitos, como el crimen organizado o el balnqueo de capitales.

El comisario ha agregado que la Policía se ampara en una ley "del año 86", años previos al despliegue de competencias actual. Por eso reclama "reformas legislativas", así como la Junta de Seguridad —que no se convoca desde 2009— entre los gobiernos catalán y español para mejorar el funcionamiento de los Mossos.

Cataluña y España unificarán criterios a la hora de definir el nivel de alerta terrorista. Actualmente usan escaleras diferentes y esto genera confusión a pesar de que el nivel de alerta es el mismo. Por eso se ha optado para "unificar estos criterios".

Además, Trapero ha explicado que se ha elaborado un nuevo protocolo de seguridad contra la amenaza terrorista islamista, que detalla las medidas de autoprotección que tienen que seguir los agentes en función del nivel de alerta decretado. El nuevo protocolo llega después de que el atentado cotra Charlie Hebdo dejara patente que uno de los objetivos de los yihadistas son los policías.

Incluye diez medidas que afectan a la esfera policial y dos, a la esfera personal, y algunas son de cumplimiento voluntario y otras obligatorias. Están relacionadas, por ejemplo, con cómo se debe proteger un centro policial o cómo se debe detener a una persona en la calle o cómo hacer las comidas durante un servicio.

Precisamente, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se comprometió el miércoles a pedir personalmente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la convocatoria de la Junta de Seguridad de Cataluña para que se potencie el papel de los Mossos d'Esquadra en la lucha contra el yihadismo.

Lo hizo durante la sesión de control del Parlament, en la que explicó que tanto él como el conseller de Interior, Ramon Espadaler, han pedido esta reunión sin éxito en numerosas ocasiones, y ha achacado a las reticencias del Ejecutivo central en aumentar las capacidades de los Mossos que no se convoque.

Mas ha sostenido que para convocar este organismo mixto Estado-Generalitat es importante dotar de contenido el orden del día para que no sea una mera foto, y ha apuntado que eso pasa por que se reconozca el derecho de los Mossos a "relacionarse con normalidad con otras policías de la UE", algo que, ha dicho, al Gobierno central le da pereza abordar.

"Si en este momento Mossos es la policía mejor preparada en Cataluña desde el punto de vista de la información y la actuación por el conocimiento sobre el terreno, ¿Cómo puede ser que no tenga reconocido el derecho a relacionarse con normalidad con otras policías de la UE?", ha preguntado.

Trapero ha cifrado en "una treintena" el número de ciudadanos que han abandonado Cataluña para incorporarse a las filas del Estado Islámico. De éstas, no consta "ninguna" que haya vuelto. Por otro lado, los Mossos no tiene "detectada ninguna otra célula que tenga intencionalidad" de atentar en territorio catalán. Por eso, el comisario ha pedido tranquilidad porque si la psicosis se desata entre la sociedad, los terroristas, que quieren sembrar el terror, "habrán ganado la partida".

De los 260 centros oratorios islámicos que hay en Cataluña, una sexagésima parte son salafistas (43). "Pero una concepción salafista del islam no quiere decir que haya gente que quiera atentar", el salafismo no es "yihadismo", a pesar de que sí puede ser una "puerta de entrada". Los últimos detenidos, por ejemplo, no mantenían "ninguna relación" con ninguna oratorio.

Sobre los conversos, Trapero ha relacionado la decisión de convertirse al islam tomada por algunos ciudadanos catalanes —en esta última operación, cinco de los detenidos eran conversos— con una carencia de "proyecto de vida" que los hace acercarse a la "yihad" porque los da "una épica y un sentido".