Laurie Simmons y las chicas que quieren parecer muñecas

  • La artista estadounidense presenta una reflexión sobre la comunidad de la 'Doll Girls', chicas que desean ser iguales que muñecas o personajes de anime.
  • Nunca fue más fácil que hoy, dice, fabricar 'versiones alternativas' de uno mismo gracias a la 'alimentación incesante' de las redes sociales.
  • Simmons cree que mostramos mejor quiénes somos 'a través de aproximaciones, sustitutos y suplentes' de nuestra personalidad propia.
Una de las chicas retratadas por Laurie Simmons
Una de las chicas retratadas por Laurie Simmons
© Laurie Simmons. Courtesy of the artist and Salon 94
Una de las chicas retratadas por Laurie Simmons

Después de una vida entera haciendo fotos de muñecas, entre ellas de las muy sexuales Love Dolls, fabricadas en Japón, con silicona y tanto realismo que están muy cerca de parecer de carne y hueso, la artista estadounidense Laurie Simmons (Nueva York, 1949) ha empezado a retratar a chicas reales. No obstante, parece empeñada en mantener la obsesión: sus modelos quieren ser, y lo parecen, como muñecas.

How We See (Como vemos), la última serie de trabajos de Simmons, está directamente basado en la comunidad de las Doll Girls (Niñas-muñeca), una de esas tribus que ha prosperado con las redes sociales —no hay más que buscar la etiqueta #dollgirl para darse cuenta del calado del fenómeno—. Son adolescentes y no tan adolescentes que aspiran a tener el mismo aspecto que una muñeca de juguete, tanto de una marca determinada, como Barbie, o imitando a personajes de series de dibujos animados anime de Japón o Corea, donde la práctica del animegao busca emular, en aspecto y personalidad, a un personaje dibujado.

'Culto a la propia imagen'

Las fotos de Simmons, que se exponen hasta el 9 de agosto en el Museo Judío de Nueva York, se nutren del "culto a la propia imagen en un mundo dominado por las redes sociales". La artista retrata a chicas que parecen tangibles —y lo son—, pero están dotadas de "ojos sobrenaturalmente grandes y chispeantes", justo como las muñecas orientales.

Cuando el espectador se fija un poco más en la rareza de la mirada logra percatarse de que los ojos están pintados, con gran realismo, sobre los párpados de las modelos, uno de los usos habituales entre las Doll Girls para asemejarse a los seres de plástico o dibujados que son su ideal de belleza. No es el único rito de la tribu, que tiene concesiones mucho más radicales: la cirugía estética, por ejemplo.

Aparecer, transformarse, desaparecer

Simmons desea resaltar la rapidez con que se pueden elaborar "versiones alternativas" de uno mismo mediante la rapidez de los smartphones y la publicación inmediata de la imagen deseada en plataformas que se nutren de la "alimentación incesante" como Instagram, Facebook y Twitter, donde es posible aparecer, transformarse y desaparecer a una velocidad endiablada.

Interesada desde el comienzo de su carrera por el enmascaramiento y los disfraces como extensiones fantasmales o proyecciones psicológicas del ser humano, la artista explora "la brecha cada vez mayor entre la vida real y la artificialidad" mediante la permisividad de los medios de comunicación y las plataformas sociales en línea.

La 'distorsionada' belleza idealizada

Sus chicas con mirada y aspecto de muñeca le sirven para poner en juicio las nociones contemporáneas de belleza, identidad y personalidad y también para investigar "cómo la individualidad se puede montar a través de la lente distorsionada de la belleza idealizada".

Años antes de que las tecnologías digitales fuesen comunes en la vida diaria, Simmons se dedicó a construir mundo imaginarios con pequeños seres humanos, desde casas de muñecas habitadas por familias modelo según los cánones sociales mayoritarios en Early Color Interiors (1978-1979), hasta muñecos de ventriloquia de apariencia humana en Talking Objects (1990-1992) o . Más recientemente trabajó con el cosplay japonés en Kigurumi (2014).

El hilo conductor de la obra de la artista es el examen de la autopercepción y la creencia de que esta se revela con mayor exactitud "a través de aproximaciones, sustitutos y suplentes de nosotros mismos". El trabajo de Simmons ha adquirido gran notoriedad social en Instagram, donde tiene más de 70.000 seguidores.

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