Un jabalí es desde hace dos meses "uno más" en un pueblo de Ourense

Pasea por las calles de Parada de Labiote todos los días, puntual a una cita matutina y otra vespertina. Los vecinos ya lo han integrado en su vida diaria y lo ven como un habitante más. Dicen que es manso y que llegó seducido por el ruido del motor de un tractor. Es agradecido y come de todo. Eso sí, salvo caramelos de limón.
El jabalí de Irixo es ya un animal mediático; la sociedad gallega lo conoce y los vecinos quieren que se convierta en icono turístico (Antena 3).
El jabalí de Irixo es ya un animal mediático; la sociedad gallega lo conoce y los vecinos quieren que se convierta en icono turístico (Antena 3).
El jabalí de Irixo es ya un animal mediático; la sociedad gallega lo conoce y los vecinos quieren que se convierta en icono turístico (Antena 3).

Primero para en el horno y después hace un recorrido que le lleva por un par de casas más. Así todos los días a la misma hora. Como si tuviese reloj.

El jabalí es uno más en Parada de Labiote, una parroquia del ayuntamiento de Irixo, en Ourense, donde los vecinos y sus animales doméstico conviven con el animal, según diversos medios gallegos.

"Criamos una pareja de jabalíes y al tener crías tuvimos que soltarlos; la hembra se marchó con los pequeños y el macho se quedó cerca", explicó a Europa Press Televisión José García.

Según cuenta El Correo Gallego, el animal estaba acostumbrado al ruido del tractor de José, y al oirlo de nuevo volvió al pueblo. Esta vez para quedarse, ya que lleva en Parada cerca de dos meses.

De todo salvo caramelos de limón

El jabalí, al que hasta ahora no habrían bautizado, es muy agradecido y come de todo, salvo caramelos de limón, que escupe, lo que le ha acarreado las críticas de una vecina: "es un finoli", afirma María José a La Voz de Galicia.

El animal come sobre todo manzanas, galletas, pan y harina triturada solo o junto a perros de caza de algún vecino.

Realiza todos los días el mismo trayecto por la mañana y por la tarde. Entre medias, se echa a dormir tras un paseo cerca del río.

Algunos vecinos aseguran que se le puede dar de comer con la mano y que no se asusta ante su presencia.

Hay hasta quien confía que lleve el turismo al pueblo. De momento se le puede ver paseando todos los días.

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