Por los bosques de Bretaña, una ruta de cuentos y leyendas

  • Una región legendaria en el noroeste de Francia, en el Finisterre galo.
  • El bosque de Brocelianda, cerca de Rennes, es el punto de partida para profundizar en las leyendas artúricas.
  • La ruta puede concluir en la bahía de Douarnenez: la Punta del Raz es visitada todos los años por 850.000 turistas.
Broceilande es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont.
Broceilande es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont.
FLICKR/Nessy DuLoch
Broceilande es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont.

En el noroeste de Francia, muy cerca de la bellísima Punta del Raz en el Finisterre galo, surge un mundo mágico y envolvente repleto de hadas, duendes y gigantes con una leyenda eterna: la del Rey Arturo, acompañado por los caballeros de la Mesa Redonda, y su inseparable Merlín. Si hay una región europea de pasado místico y legendario esa es Bretaña.

El bosque de Brocelianda, a solo unos kilómetros de Rennes, la capital bretona, constituye el punto de partida para profundizar en las leyendas artúricas. Brocelianda es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont, un vestigio de la masa forestal que cubría el corazón de esta península en la Edad Media. Fue en este sombrío bosque donde los caballeros de la Mesa Redonda encontraron un decorado perfecto a la medida de su destino: la búsqueda del Santo Grial, escondido en los bosques de la pequeña Bretaña.

Hoy, los seguidores de los relatos del Rey Arturo y de Merlín tienen en el Centro del Mundo Imaginario Artúrico un "filón" a explotar. Situado en el castillo de Comper, está dirigido por un grupo de investigadores y artistas enamorados de este bosque del que se tiene noticia desde hace mil años. En su interior se ofrece una exposición interactiva de todos los personajes de la leyenda -descubriendo a un mago Merlín más salvaje y loco- y de la rica mitología celta.

Luego hay que adentrarse en este bosque de 7.000 hectáreas para admirar algunos de sus árboles milenarios. Uno de esos ejemplares destaca por encima de todo: el roble de Guillotin, llamado así porque en su interior se refugió un sacerdote con ese nombre durante la Revolución Francesa.

Después de la impresión que nos deja este ejemplar, con sus 20 metros de altura y sus 9,65 metros de circunferencia, el itinerario del bosque conduce al Valle sin Retorno. La leyenda cuenta que fue aquí donde Morgana, hermanastra del rey Arturo y alumna de Merlín, se vengó del Caballero Goyomard al sentirse traicionada por él y abandonada por Lancelot, aprisionando para siempre a los amantes infieles en este valle. Dos grandes rocas unidas-los amantes transformados en piedra- recuerdan la historia, mientras se divisa una bonita vista del "lago de las hadas".

La "Costa Salvaje" y la Punta del Raz

Tras abandonar Brocelianda y poniendo rumbo sur en la ruta, hay que hacer una parada en Josselin, calificada como "ciudad de arte" en Bretaña e imponente con su castillo de los Rohan y su coqueto casco viejo, antes de llegar a Carnac. Es en esta franja muy próxima a la costa donde los alineamientos de megalitos siguen constituyendo una incógnita para los estudiosos de la arquitectura sagrada y funeraria. Hay más de 3.000 megalitos, que se esparcen de este a oeste. Desde Carnac vale la pena darse una vuelta por la "Costa Salvaje" de Quiberon.

Al norte, en los Monts d'Arrée, "el reino del Ankou y la tierra de los "korrigans", donde todas las leyendas giran alrededor de la muerte con las marismas de Yeun Ellez, anegadas por un lago artificial, donde se dice que se encuentran las "puertas del infierno". Muy cerca, ya en el departamento de Finisterre, Huelgoat ofrece un espectacular paisaje geológico y prehistórico de piedras gigantes (una de ellas, la más famosa, "la piedra que tiembla" pesa 137 toneladas y los turistas intentan moverla con poco éxito). Entre las rocas, la gruta del Diablo, otra fuente inagotable de cuentos, a la que se puede acceder por unas escaleras que parecen llevarnos al mismo infierno.

La ruta en torno a las leyendas bretonas puede concluir en la bahía de Douarnenez. Aquí, junto al "fin del mundo" francés junto a la Punta del Raz, se sitúa la leyenda de una poderosa ciudad llamada Ys, hoy sumergida, que dominaba toda la Galia siendo gobernada por Gradlon, el Rey de Cornualles. Protegida del mar por un dique con compuertas, cuyas llaves sólo tenía el rey, quedó inundada cuando su hija Dahut, convertida en amante del diablo, robó las llaves causando el desastre y su desaparición. Los románticos de hoy todavía piensan en esta "ciudad fantasma" que para ellos fue la más espectacular del norte de Francia.

En la actualidad, la Punta del Raz es visitada todos los años por 850.000 turistas. Viendo alguno de sus atardeceres frente a la isla de Sein, poblada por 120 habitantes,  y el faro de La Vieille que emerge del mar, no resulta nada extraño que Flaubert y Victor Hugo loaran en sus escritos a esta bella esquina de la costa atlántica francesa.

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