Con mucho corazón: cómo mejorar la salud cardiovascular

  • Lo ideal: 20 minutos de ejercicio, 3 días por semana, quemando 300 kcal.
  • Comer casi sin azúcares refinados, grasas saturadas, grasas trans, sal y alcohol.
  • La dieta mediterránea cumple los requisitos de una alimentación cardiosaludable.
Fotografía de la estatua 'Crepuscule', del artista frances H. Weigèle (1906), adornada con un corazón rojo en Río de Janeiro (Brasil).
Fotografía de la estatua 'Crepuscule', del artista frances H. Weigèle (1906), adornada con un corazón rojo en Río de Janeiro (Brasil).
EFE
Fotografía de la estatua 'Crepuscule', del artista frances H. Weigèle (1906), adornada con un corazón rojo en Río de Janeiro (Brasil).

El corazón es junto al cerebro el órgano más importante del cuerpo. Pero no lo cuidamos como debiéramos. El 32% de los fallecimientos en España se producen por problemas cardiovasculares. En hombres es muy frecuente el infarto de miocardio. En mujeres, el infarto cerebral.

Podemos hacer mucho por mimar nuestro corazón. Entre las pautas que recomienda el doctor Enrique Asin Cardiel, cardiólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, está para empezar el ejercicio físico regular. Lo ideal es practicar deporte 20 minutos, tres días a la semana.  Cualquier actividad es buena siempre que esté adaptada a la edad, condiciones y situación cardiovascular de cada persona.

El objetivo es quemar 300 kcal en cada sesión. El ejercicio físico diario segrega endorfinas que causan un estado de buen humor, euforia y sensación de bienestar. Según Asín, "las personas que lo practican viven más". La realidad es que uno de cada cuatro adultos tiene una vida sedentaria. Además, el 65% de la población no realiza la mínima cantidad necesaria de ejercicio para mantener su salud y para combatir los principales factores de riesgo cardiovascular: hipertensión, estrés, sobrepeso o sedentarismo.

Una alimentación saludable

La otra medida básica para cuidar el corazón es lo que comemos. Hay que tener hábitos alimenticios saludables. Empezando por los descartes, la endocrinóloga Susana Monereo, del Hospital Universitario de Getafe, aconseja:

  • Evitar el exceso de calorías.
  • Desbancar de nuestra vida los azúcares refinados.
  • Disminuir o evitar las grasas saturadas.
  • Quitar las grasas trans.
  • Reducir la sal.
  • Reducir o evitar el alcohol sin polifenoles (casi todos salvo el vino tinto).

Sabiendo ya lo que debemos evitar, busquemos las bases de lo que sí debe estar presente en nuestra dieta diaria. La propuesta saludable de Susana Monereo es la dieta mediterránea. Es una dieta baja en grasas saturadas, azúcares e hidratos de carbono refinados y muy rica en fibra, grasa monoinsaturada, vitaminas A, B, C y D y antioxidantes. Se compone de aceite de oliva, frutas, verduras, legumbres, cereales, pescados, condimentos, especias y vino. Es pobre en carnes y lácteos.

Es que además la dieta mediterránea cumple los requisitos que podemos pedirle a una alimentación que cuide nuestro corazón:

  • Adaptada y realizable
  • Variada: debe aportar todos los nutrientes que necesitamos.
  • Equilibrada, en todos los grupos de macro y micro nutrientes.
  • Baja en calorías, requisito imprescindible para controlar la obesidad.
  • Ayuda a prevenir enfermedades
  • Terapéutica
  • Ayuda frente a la diabetes o la hipertensión.

Finalmente, una obviedad. La dieta que sigamos, como la mediterránea, no debe hacer daño. "Los expertos estamos viendo pasmados cómo la gente hace dietas perjudiciales sin control. Así se hacen un daño bestial. Hacer mucha dieta favorece la obesidad", asegura Monereo.

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